El Eclipse. «valentino rossi y tú»

01.

Tendría que ponerme a armar mis maletas, este fin de semana era la carrera y estábamos a jueves, por lo tanto, mañana en la mañana tendríamos que tomar el vuelo desde Castelletto, mí ciudad, hacia Mugello donde sería carrera que iríamos a ver.

Tomé una maleta de tamaño grande y comencé a guardar algunos vestidos por si saldríamos a algún sitio formal, ropa deportiva para andar durante el día y algunas que otras prendas por las dudas, como trajes de baños, algún que otro abrigo, mí ropa interior claramente y los calzados.
Luego guarde elementos de higiene que me harían falta, y listo, por suerte, el espacio estaba justo y no necesité ayuda para cerrarla.

Luego de dejar la valija a un lado de la puerta, tomé mí celular y me tumbé en la cama. Entre a Whatsapp y me comunique con mí amiga Francesca, era una de mis mejores amigas, de esas que le cuento absolutamente todo.
Le conté lo que me había ocurrido respecto al viaje y se emocionó bastante, ella también se había interesado en el MotoGp como yo, más que nada, luego de que le mostré una foto de Luca Marini, el hermanastro de mi Vale, Valentino Rossi, así bromeabamos nosotras. Nos juntabamos en nuestras casas cada fin de semana de MotoGp y mirábamos las clasificaciones y carreras. Luego nos quedabamos imaginandonos estupideces como ser las novias de ellos, Francesca de Luca y yo de Vale. Luego reíamos y comíamos dulces, siempre la pasaba muy bien con ella, por eso es la primera que se entera de algo que me ha pasado o alguna situación que me tiene mal o alegre, todo.

Volví a dejar el celular en la mesa de noche luego de terminar de hablar con Fran y me levanté de la cama, salí de mí cuarto y baje las escaleras, solo estaban mis dos hermanos juntando videojuegos, Gian, de 15 años y Marco, de 17 años.

- Ustedes no pretenden ir a armar sus maletas, ¿cierto? - reí y le quite el mando a Gian para ponerme a jugar en contra a Marco.

- No - Respondieron al unísono, ambos mirando la pantalla cuando ya casi estaba por terminar la partida del juego.

- Eres un bebé, siempre te ganó en este juego - Sonreí victoriosa hacia Marco y me pare del sofá riendo levemente.

- Solo tengo un año menos que tú, de que te burlas, mujer sabia de la vida - dijo serio y comenzando otra partida con Gian.

Solo reí negando con mí cabeza levemente y miré el reloj de la pared que indicaba las 7 horas y 37 minutos de la tarde.

- ¿dónde fueron papá y mamá? - Volví a dirigirme a mis hermanos, los cuales solo alzaron sus hombros sin mirarme siquiera debido a su concentración en el juego. Rodeé mis ojos y fui hacia la cocina y abrí la nevera, había dos tostados de jamón y queso en un plato, tomé uno de ellos y regrese a mí cuarto.

Siempre me dormía en la madrugada, pero mañana tendríamos que tomar el viaje demasiado temprano para mí gusto, a las 6 de la mañana.
Así que cerré las cortinas de mí ventana que daba al balcón de la habitación, encendí la luz de la mesa de noche y me metí entre mis mantas para luego cenar mí sandwich y luego tomar mí celular y dar una última revisada a todas mis redes sociales.

Luego de dejar el móvil, no me costó demasiado conciliar el sueño, de hecho, caí rendida durmiendome enseguida, se nota que todavía me seguía pasando factura la semana anterior, la cual había estado rindiendo exámenes finales para mí último año en el instituto, y que claramente me habían mantenido agotada y desvelada por las noches debido a los nervios de que me vaya mal.

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El avión estaba algo vacío a comparación de otras veces que me he subido a ellos, me había tocado el asiento de compañía solo, al menos por ahora, lo que hacía el viaje más aburrido aún, pero a la vez me sentía aliviada de que mí familia no esté cerca, a veces se vuelven molestos y yo me canso de ello muy fácil a veces.

Casi estaban por cerrar las puertas, cuando una chica de pelo castaño pasa corriendo por el pasillo de acceso al avión, la llegue a ver rápidamente por la ventana del avión. Agradeció cuando entro, y luego busco en su papel el número de asiento que le tocaba.
Era el que estaba adelante del mío, pero ella estaba totalmente sola en esos asientos.

- ¿Te molesta si me siento contigo? - Sonrió muy simpática, su voz era agradable.

- Claro que no me molesta, toma asiento - Le sonreí de igual forma y ella tomó asiento a mí lado.

Su respiración iba regularizandose poco a poco, seguro habría llegado tarde o se habría atrasado en el papeleo de los pasajes, quien sabe.

- Casi pierdo el vuelo, mierda - Reí suavemente al oírla decir la palabra "mierda", su apariencia me daba la impresión de que era una "chica  buena", de esas que todo lo hacen correctamente.

- ¿Enserio? Qué suerte que llegaste a tiempo - La mire sonriente.

- ¿Cuál es tu nombre? - Pregunto ella.

- ________, ¿ Y el tuyo? - Interrogue yo ahora. Ella me caía bien.

- Francesca, un gusto - Me acordé de mí Fran al instante, que casualidad.

- Tengo una amiga que se llama de la misma forma - Solté.

- Genial - Reímos y luego volvió a hablar. - ¿A que viajas a Mugello?

- Voy al MotoGp, con mí familia. Mí padre es conocido de uno de los pilotos que adoro muchísimo y al fin podré ir a verlo, ojalá pueda conocerlo personalmente - Francesca abrió su boca y ojos exageradamente y yo la miré confundida. - ¿Dije algo malo?

- ¡También voy a allí! - Sonrió y dió varias palmaditas, al parecer yo le había caido bien y que vayamos al mismo sitio le había agradado. - Soy promotora y amiga de un piloto, y me ha tocado ir para esta carrera, podemos intercambiar números y tratar de encontrarnos, ¿Te parece? -

Y así nos pasamos el viaje, charlas de cualquier cosa, no se cómo, pero Francesca me había transmitido cierta confianza, quizá porque era muy carismática y hablaba de todo tipo de conversación.

Me paso su número y yo le pase el mío, habíamos quedado de vernos mañana en la clasificación, quizá ella no tendría que trabajar pero iría de todas formas a ver los resultados de las clasificaciones.

Al finalizar el vuelo, me reencontré con mis padres y hermanos y tomamos un taxi hacia el hotel, que era algo lujoso por su apariencia, nos quedaba a una cuadra de la pista y se oían algunas motos andar, pero se traspapelaban entre el lío de la ciudad.
Por suerte, mí madre nos había escogido habitaciones por separado, mis padres en una, mis hermanos a dos habitaciones más lejos en el pasillo, y la mía, para mí sola claramente, al lado de la de mis hermanos.

Al entrar, deje mi maleta en la cama y comencé a desempacar, distribuí mis cosas en el baño y el cuarto, donde había una terraza con vista a la ciudad y media pista, alucinante.
La cama era dos plazas y había una televisión enorme.
Terminé de ordenar todo a eso de las 6 de la tarde, y me dormí unas horas, días, semanas, no se, pero así lo sentí.
Desperté a las 10 y 30 de la noche y mí estómago me demandaba comida, así que baje por el ascensor hacia el sector de comidas esperando que aún siga abierto, aunque sea necesitaba una pizza.
Para mí suerte, había pocas personas pero estaba abierto, así que busque entre los platillos que había y no encontré pizza, pero tomé una hamburguesa con una Coca Cola y regresé por en ascensor nuevamente a mí cuarto.

Encendí la televisión y me senté en la cama a comer la hamburguesa mientras miraba algunos canales y a la vez le contaba a Fran que había conocido a Francesca en el avión, a lo que ella me respondió bromeando como si la hubiese reemplazado por ella. Luego me contó lo que había hecho en el día y terminamos de hablar.
Yo terminé mí comida y bebida y me volví a acostar.

Mala idea haberme dormido en la tarde, ahora me costaría dormir en la noche. Di varias vueltas en la cama, tratando de dormir, hasta que al fin pude a eso de las 11 y media aproximadamente.
Mañana quería ir a ver la clasificación con energía, no como si fuese un zombie.

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