Capítulo treinta y cinco: Duda

1.2K 153 30
                                    

Lo peor del mundo para Rin Okumura, el hijo bastardo de Satán, no era tener que volverse un exorcista. Tampoco fingir ignorancia en temas que ya dominaba ni mantener la boca cerrada durante el juicio ¡Ni siquiera haber pasado dos veces por ese sitio infernal que era el Vaticano!

El hecho de saber que estaría separado de su hermano lo carcomía vivo. Sobre todo, conocer quién se lo había llevado simplemente jodía más las cosas. No quería reparar en que Amaimon estaría en Gehena, a merced de morir a manos de Satán o Lucifer.

— Hemos intercambiado nuestras opiniones, las ventajas que nos traerían y las posibles repercusiones de nuestra decisión.

— Rin Okumura será ascendido a Caballero Honorario de manera temporal, dependiendo de su desempeño en esta misión, podríamos considerar promoverlo de forma oficial a dicho cargo.

— En caso de que esa situación se dé, Okumura Rin será uno de los dos asistentes de nuestro actual Paladín, Shiro Fujimoto, junto con Johann Faust V.

Aquel comentario de Melchor provocó que Arthur prestara total atención. Con indignación, formó una mueca e interrumpió a los consejeros de la Orden.

— ¿Pasa algo, Arthur?

La única que le contestó, decidiendo pasar de largo su insolencia por esa ocasión, fue Gaspar.

— Yo soy el segundo asistente del Paladín, un archicaballero ¡Ese mocoso apenas va a convertirse en Caballero Honorario! ¡Ni siquiera está seguro que alcance esa cargo!

La Grigori rosa le miró con reproche, en una advertencia silenciosa de que parara. Suponía que esa noticia no le sería de su agrado, conocía los esfuerzos y sacrificios del rubio para alcanzar su actual estatus. 

Que un adolescente, con menos experiencia en el exorcismo y aquella sangre maldita corriendo por sus venas, le desplazara de esa forma era humillante.

— Eso es cierto, sin embargo, los méritos de Okumura Rin no pueden negarse. Cualquiera de nuestros Archicaballeros, o nuestro Paladín, pudieron haber derrotado al Rey Impuro.

— No obstante, tres de los Reyes demonio se vieron involucrados. Entre ellos estaba el demonio más peligroso, después de Satán, Lucifer.

— Además de lograr exterminar al Sexto Rey y al Octavo Rey, es necesario recalcar el hecho de que las víctimas del Castillo pudieron ser rescatadas. Ninguno de nuestros Doctor hubiese podido eliminar tal grado de ponzoña del cuerpo de los infectados.

Fue en ese momento cuando Shiro miró de reojo al mayor de los gemelos. Verle tan tenso, y la manera ruda en la que empuñaba sus manos hasta dejar blancos sus nudillos, se volvió un motivo suficiente para soltar un disimulado suspiro y colocar una mano en su hombro.

— ¿Viejo...?

— Todo va a estar bien... No te preocupes.

Decirlo era tan fácil, pero estar seguro de ello era un cuento totalmente distinto. Aquel 14 de Octubre, se decidió. Rin Okumura encabezaría el exterminio de las 3 mascotas restantes del Rey de la Putrefacción, bajo el mando y vigilancia de Shiro Fujimoto.

Dado la tambaleante confianza que podían depositar en Samael, Caballero Honorario de la Orden, los Archicaballeros Arthur y Lewin se encargarían de respaldarlos y mantener un ojo avizor sobre aquellos tres exorcistas. 

.

.

— Moriyama-san, deberías tratar de calmarte. Tú también, Bon.

Entre demonios... [Amaimon X Rin] #PGP2018 #PR2018Where stories live. Discover now