S u n and m o o n. (CAMREN)

Capítulo 2

Los Jauregui no eran millonarios pero por suerte si podían darse ciertos lujos, es decir, no eran realmente la familia MULTIMILLONARIA pero mantenían un rango económico muy alto, su padre trabajaba de supervisor en un hospital. Y su padre de su padre (su abuelo) ya fallecido de Michael había continuado los mismos pasos dándole una cuenta bancaria bien repartida en los cinco integrantes de la familia, una parte para cada uno pero la mayor beneficiaria había sido Lauren, por suerte la conoció antes de que él falleciera y por los mismos problemas que había tenido decidió darle una buena parte a ella en específico, claro que nadie lo sabía más que Michael.

Como de costumbre en las mañanas Lauren se levantaba y miraba si todo estaba en orden. Supervisando cada rincón y admirándolo por estar limpio y en su lugar, era una persona muy cautelosa con sus cosas, le encantaba usar el desinfectante para después de usar algo más, era fan de la limpieza y el orden.
Tenía un librero lleno de miles de libros (valga la redundancia) la mayoría era de tema científico e interesante, algunos libros de historia y unos pocos  de romance y clasificación para adolescente que su amiga le obsequiaba para que disfrutara un poco más su edad pero para Lauren era algo Bobo, pues leer esto le parecía aburrido y sentía que desaprovechaba el tiempo un 80%, pues pensaba que el Amor realmente no era para ella, es decir, ella no encajaba en los estereotipos de los que siempre se hablaba en esas novelas y ¡quién demonios se podría fijar en alguien como Lauren Jauregui!, con miles de problemas y siendo tan antisocial, ella no era como Taylor o como Christopher que los denominaba como normales o como su mejor amiga. Ella sentía que mientras su vida iba en orden y estándar mientras se lo permitieran las medicinas todo marcharía bien.

Se metió a dar una ducha a la misma hora de siempre y se cambió. Lauren amaba la música, la que se reproducía y la que ella podía crear, había aprendido varios instrumentos pero sin duda su favorito era el piano, tenía uno en la sala y dos teclados en su cuarto y con rutina los tocaba para matar el tiempo y que él hambre comenzara a surgir. Amaba con todo su corazón Lana del Rey y Billie Eilish, le gustaba variar de vez en cuando con Jake Bugg o Cigarettes After  Sex, a pesar de que Lauren era muy difícil de permitirse demostrar los sentimientos, algunas canciones de estas artistas habían llegado directo al corazón, pero cuando digo "algunas" realmente son contadas las veces.

Clara: Hija, ya traje tu desayuno.- dijo tocando la puerta. Lauren siempre se tomaba su tiempo para ir y abrir la puerta.
Lauren: Gracias Clara.- tomo la charola que su madre había traído con ella y la puso sobre su escritorio, mientras comenzaba a escoger una revista para leer y entretenerse.
Clara: Hija, ya sabes qué día es hoy.- intentó continuar pero Lauren la había interrumpido.
Lauren: 16 de Septiembre, día de la independencia en México, claro que lo sé, quito la nota del calendario a diario.
Clara: Si pero no me dejaste terminar, es decir, ya sabes, cómo de costumbre los Cabello van a celebrar y somos sus invitados favoritos para ir, entonces... Me gustaría que por primera vez estuvieras con nosotros ahí.
Lauren: No lo creo, me aburre y no me gusta estar con tanto ruido y muchas personas, su comida es rica pero no vale la pena el sacrificio.
Clara:Promete  que por lo menos vas a pensarlo, ahí estará Camila y sabes que es casi de tu edad, así que no te vendría mal hacer una amistad más ¿no crees?.- dijo ya retirándose de la puerta cerrándola con delicadeza.

Si bien Lauren quería pensar y meditar si de verdad valdría la pena, se dio cuenta de que no tendría tiempo ni siquiera de pensar porque su madre le había robado 1 minuto y medio de su desayuno y lectura y ella tendría que realizar sus actividades como siempre: alistarse para sus clases de matemáticas y ciencias, cambiarse luego para ir a su partido de Softball y por último regresar a casa por su traje de artes marciales.
Lauren siempre le gustaba estar bien ocupada, creía que sus ratos libres eran tortura o algún cambio de rutina le hacía perder el desequilibrio de su día y prefería no hacerlo para sufrir un ataque de ansiedad.