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Los pasos que se escuchan por la sala de la habitación me hacen darme cuenta de que la ojiverde se dignó en aparecer.

Observo la hora en el reloj; las 3 de la madrugada.

Suspiro y me hago la dormida en cuanto enciende la luz del dormitorio—. ¿Camz? —no respondo, pero supongo que se está cambiando por los ruidos que llenan el lugar—. Despierta, tenemos que hablar… —susurra tocando mi pie por encima de la sábana—. Estoy jodidamente ebria.

Ruedo los ojos mentalmente y continúo en mi posición, no pienso moverme. Me abandonó todo el vuelo y apenas se aparece, cuando se supone debo estar dormida, y todo por irse con Dinah.

Siento el otro lado del colchón hundirse, una sensación de calidez repentina y luego su brazo en mi cintura acercándome a ella con determinación. Finalmente apaga la luz.

Gruño ante su cómodo tacto y aparto su brazo con mi mano, ella parece confundida y enciende de nuevo la luz—. Apaga eso.

—¿Te desperte? —pregunta y una sonrisa amenaza con salir de sus labios.

—Cállate. —tomo mi almohada y una sábana, y me levanto de la cama.

—¿Por qué te vas?

Estoy por la puerta cuando me detengo y la observo; tiene una cara de dolor que es digna de una fotografía, pero no me interesa en lo más mínimo dejarla dormir sola. El sofá-cama es muy cómodo también—. Odio el olor del alcohol.

—Oh, —continuo mi camino, y escucho como se levanta de la cama también—, no, ¡espera! —volteo a verla—. Me iré yo.

Está cerca de mí cuando tropieza y cae hacia la pared, no me sorprendo mucho porque sé que está muy pasada de alcohol, pero aún así me acerco a ayudarla a levantarse—. Rayos, ten más cuidado.

—Camila —llama. Su respiración está agitada y no puedo evitar sentirme un poco intimidada por la mirada que tiene en los ojos, además de su aroma, que siempre logra confundirme—. ¿Estás molesta por algo?

Su rostro se torna serio y concentrado, y me toma por el antebrazo para asegurar que responda—. Sí, lo siento, no debería estarlo pero lo estoy.

—¿Algo que hice?

Muerdo mi labio con ligereza mientras asiento—. Es que no lo entiendo, Lauren.

Me suelta leve—. ¿Qué?

—Como puedes seguir enamorada de Dinah cuando viste quien era. —aparto la mirada—. No estoy tirándole odio, porque fue mi amiga, pero ha cambiado demasiado, y no sé. No es la misma. —observo mis pies—. Además de que creí que… habías cambiado tu perspectiva sobre mí, pero parece que sólo usas a la gente que está cerca para pasar un buen rato. —suspiro—. Lo siento, no sé lo que digo, en verdad no te conozco muy bien como para decir algo así. Sólo estoy molesta.

—Creí que Dinah y tú se habían reconciliado —menciona logrando que eleve la mirada—. Eso me dijo ella, por eso pensé que podíamos recuperar nuestra amistad.

—No hemos vuelto a ser amigas, además… ¿recuperar su amistad?

Asiente al tiempo que eleva una de sus manos a mi cadera, el olor del alcohol se hace un poco más intenso por la cercanía—. Siento cariño por ella, pero ya no de la misma forma. Ella cambió demasiado. —parpadea levemente y frunce el ceño—. Entonces, ¿no funcionó el plan?

Niego con la cabeza—. De cualquier modo, tengo que irme a dormir —susurro alejándome de ella.

—¿Sigues molesta? —cuestiona haciendo un puchero—. Camz, por favor. —su agarre en mi cintura se vuelve un poco más fuerte y coloca una mano en mi mentón—. Duerme conmigo.

—Estás muy perdida justo ahora, Lauren —advierto. Ella me sonríe.

—¿En verdad no te quieres divertir, Camz? —su mano se dirige rápidamente a mi trasero y me hace reaccionar y alejarme de ella tan pronto me es posible.

Tomo mis cosas de nuevo—. No, lo siento. —salgo del lugar y cierro la puerta. Lauren me gusta, pero no me siento bien con ella hoy, ya que de alguna forma sigo molesta, además, está tomada y así no podríamos hablar ni mucho menos hacer otras cosas.

¿Qué acabo de pensar?

Fake Love | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora