Penúltimo capítulo 56

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- ¿Puedo comer las galletas de avena? -preguntó Alaric, mientras miraba por la ventanilla.

-Toma. -dijo ella, extendiéndole el paquete.

- ¿Cuánta falta para que lleguemos?

-Quince minutos más o menos. -contestó ella, por tercera vez, en su hora de viaje.

- ¿A qué escuela voy a ir?

-Eso lo tenemos que ver cuando lleguemos. Vamos a buscar la mejor, y a la que tu nueva doctora diga que es la mejor.

-No quiero ir a esas escuelas de niños especiales.

-No vas a ir en esa, tu eres igual que todos los otros niños. -contestó Charlotte, acurrucando al pequeño contra su pecho, mientras ella también veía por la ventana.

Luego de quince minutos, el tren se detuvo en la estación de Cambridge, donde el clima era menos caluroso que en Londres. El sol estaba oculto detrás de unas pocas nubes, más calmo que en la gran metropolí. Salieron del tren, Alaric tomando la mano de Charlotte, la cual, afianzaba al pequeño, y con la otra, afianzaba su equipaje.

Los dos, se dirigieron a un taxi, que los llevaría a su nueva morada. Luego de darle la dirección al chofer, este los dejó en frente del edificio. Se econtraba a unas quince cuadras de la universidad, y era de un alto de ocho pisos. En el quinto A, era donde vivirían los próximos cinco años los dos hermanos, o tal vez más tiempo.

El lugar era un departamento de tres ambientes, con dos recámaras, uno para cada uno, mientras que el de ella, tenía un baño y un vestidor, una cocina amplia de pisos de marmol al igual que el baño central, el living y el comedor con pisos de madera al igual que todo en la casa, con las paredes blancas y de otras tonalidades claras.

-Es muy lindo. -comentó Alaric, dejando su maleta, la lado del sofá.

-Tienes razón, es bonito. -dijo ella, mientras tomaba ambas maletas, y ponía una en cada cuarto. Luego, comenzó a desempacar la ropa de Alaric y la fue acomodando en el ropero, mientras el niño se quedaba allí sentado, hablándole de quien sabe qué. Después de aquello, hizo lo mismo con su ropa.

-Estoy aburrido. -soltó Alaric, tirándose sobre la cama de Charlotte.

- ¿Vamos a dar una vuelta? Y de mientras podemos ir a hacer las compras para comer hoy en la noche.

- ¡Si! -exclamó contento el pequeño, mientras se levantaba de la cama, y salía pitando a la puerta. Charlotte, riéndo por lo bajo, tomó su cartera, y fue hasta donde el niño estaba, cerró la puerta, y juntos, bajaron por el ascensor.

Caminaron unas cinco cuadras, y descubrieron un super mercado, pequeño, pero con las suficientes cosas para aguantar hasta hacer una compra más grande en la plena ciudad. Compraron un poco de carne, verduras, leche y las cosas necesarias para la semana, mientras, luego de dos horas más o menos, volvían al departamento.

Alaric se quedó mirando la tele, mientras ella estaba en el teléfono, discutiendo con la gente de la mudanza.

-Le estoy diciendo que no, la dirección no es esa. -dijo molesta, con uno de los encargados.

-Señorita, me han dicho hoy a la mañana que las cosas debían ser entregadas allí, y así fue. La entrega de sus pertenencias fue hecha a esa dirección.

-Está mal, yo no vivo de ese lado de la ciudad. -comentó esta, con furia. - ¡Me han robado mis pertenencias! ¡Quiero que alguien se haga cargo de esto!

-Nadie le robó nada, Srta. -contestó con amabilidad. -Su hermano llamó, diciendo que hubo un cambio de dirección.

- ¿Mi hermano? Mi hermano tiene seis años, no creo que él le haya dado otra dirección.

TROUBLEMAKER - Harry StylesWhere stories live. Discover now