Con una musculosa gris, metida dentro de una pollera corta de diversos colores, y zapatos de plataforma abiertos color marrón, con el cabello recojido en una cola de caballo de costado, Charlotte apareció caminando por los pasillos de la escuela, cargando un bolso con sus útiles. Se dirigió al casillero, sacó su libro de introducción a los sistemas jurídicos, y fue hasta el salón.
— ¿Baile? ¿De qué? —preguntó contenta, la castaña.
—De Rock and Roll. La década de los cincuenta. El viernes va a ser el baile, y, se necesita pareja.
— ¿Se lo preguntarás a alguna chica de la clase?
—No lo sé, no soy muy bueno con esas cosas.
— ¡Pero es un baile! ¡Adoro los bailes! —comentó haciendo reír al chico.
—Charlie, Charlie, Charlie. —musitó Niall, besando la mejilla de esta, mientras el rubio se sentaba frente a ella. — ¿Qué te pasó allí? —preguntó, señalando su cuello.
— ¿Qué? ¿Qué tengo?
—Tienes algo un poco morado. —se metió Liam, el cual, era en casi todas las clases su compañero de banco. —Y en el hombro también. —comentó este, señalando el hombro de la interpelada.
—Y allí tienes lo mismo. —dijo Zayn, sentado al lado de Niall. — ¿Eso es lo que yo estoy pensando que es, pequeña Charlie?
— ¿De qué hablas?
—Esas, mi pequeña, son moridas. —comentó riendo, haciendo reír a Niall y Liam. — ¿Con quién anduviste jugando a los perros que te dió tremendas mordidas? —indagó, levantando y bajando pícaramente las cejas.
— ¡No he hecho nada de eso!
—Si, claro, tienes tres... No, cuatro mordiscos allí.—dijo el moreno, señalando donde la chica. — ¿Fue el francesito?
— ¿Louis? ¡Claro que no solo somos amigos! —contestó Charlotte, y como si de una ola se tratase, esta, cayó de bruces sobre ella, mientras recordaba el sábado a la noche, luego de salir de Fabric con Harry, y de ver sus pasatiempos, fueron a la habitación y casi pasa algo. ¡Harry! ¡Pedazo de idiota!
— ¿Entonces? —indagó Niall, que no la iba a dejar pasar. Mientras el castaño, se sentaba detrás de ella y Liam. — ¡Harry! ¡Vas a querer saber que tu manzanita le han dado tremendos mordiscos! —comentó el rubio, riéndo junto con Zayn, y Liam. Mientras la castaña, se ponía roja como una misma manzana.
— ¿Qué? ¿De que demonios hablas, Niall?
— ¿Yo? Nada. —contestó, haciéndose el tonto, ante la mirada fulminante de la parisina.
—Habla, tarado.
—Charlie te lo puede explicar. —dijo el muchacho, girándose para darle la vista a la pizarra.
— ¿Charlotte? —preguntó, pero esta, no contestó, y cuando el Sr. Kennedy entró al aula, Charlotte jamás se sintió tan agradecida para con un docente. La clase trancurrió normal, normal para el Sr. Keneddy, que hablaba hasta por los codos y no había manos diestras que pudieran anotar todo lo que aquel hombre decía. Al salir de la clase, se apuró a caminar, ya que lo que menos quería hacer, era ver a Harry, debido a que además de sangre, por sus venas recorría una verguenza terrible. No solo por el hecho de besarlo (y un poco más) si no, por el hecho de después rechazarlo y quedar dada espaldas a él, sin hacer mención de lo acontecido al día después. Llegó a su casillero, dejó el libro de la clase pasada, y metió el de derecho constitucional, mientras caminaba hacia el edificio de ciencias económicas, con la esperanza de encontrar a Louis, y pasar el recreo con él, para ignorar a los cuatro chicos con los que usualmente estaba.
