Capítulo 25

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— ¡Ya va! —gritó Charlotte por tercera vez, luego de que el timbre sonara como por quinta vez, y la irritación crecía en la castaña. Corrió como pudo hasta la puerta, vestida con un vestido de strapless y corte de sirena de color amarillo y zapatos de tacón con destellos dorados. Su cabello estaba con ondas grandes y marcadas, mientra que su maquillaje era más pronunciado que todos los días, pero nada extravagante.

— ¿Qué haces aquí?

—Hola, Charlie. Tu... ¿Qué haces así vestida?

—Me estoy por ir, Louis. —dijo la castaña, cuando el timbre de la casa volvió a sonar, se asomó hasta el balcón de su pieza, y pudo ver el auto de Harry estacionado allí, y el castaño, recostado sobre la parte lateral.

—Me tengo que ir, Lou. Nos vemos después. —dijo la castaña, tomando su sobre con la mano izquierda, mientras que frente al espejo se corría el cabello y le daba el último toque.

— ¿Dónde estás llendo? —preguntó el chico, mientras bajaban por el asensor al primer piso, y antes de que ella le contestara la respuesta llegó ante sus ojos. Vestido con un esmoquin negro perlado, brillando a la luz de la noche, con un ímpetu elegante tan clásico de Hollywood, pero a la vez, fino y sofisticado, como su apellido lo avalaba. Su rostro, y todo él, era algo perfecto. Sus ojos, su nariz, su boca, su cabello. Todo en ese momento a Charlotte le pareció perfecto, como un dios griego o algo misterioso y divino como aquello. Louis lo fulminó con la mirada, y Harry, que traía una sonrisa pintada en su rostro, la transformó en una mueca para el francés.

—Hola. —dijo tímidamente Charlotte, ya que sabía por descontado que el encuentro entre ambos europeos no iba a ser el más apreciado de todos.

—Estás perfecta. Más si se puede. —comentó Harry, tomando su mano y besando esta, en un gesto antiguo y caballeroso, que Charlotte anotó en su lista imaginaria de: las cosas buenas de Harry.

—Gracias. —contestó ella, un poco avergonzada.

— ¿Vas a ir con él? ¿A dónde? —preguntó enojado, Louis.

—Vamos a... —empezó Charlotte, pero el castaño la detuvo.

—Problema nuestro. No te interesa, Louis. —contestó Harry, frío, pero sin perder la educación en sus palabras. El muchacho, tomó la delicada mano de ella, mientras la acompañaba hasta la puerta del vehículo y le abría la del lado del copiloto. Este, se dio vuelta, y se dirigió a la parte del conductor, no sin antes, mirar al muchacho y decír con malicia.

—El juego recién comienza, franchute. —y luego, meterse a dentro del auto, dejando al chico, con los humores por el suelo.

— ¿Qué hacía el idiota ese en tu departamento?

— ¿Te importa?

—Deja de preguntarme eso, cada vez que te pregunto algo. Es obvio que me importa, si no, no te lo preguntaría. —contestó el muchacho resoplando, y esperando una respuesta agresiva de Charlotte, pero como siempre, ella disparaba para el lado contrario al que él suponía, y lanzó una risita tonta.

—Sinceramente no lo sé. Cuando él llegó, tu llegaste un miuto después. Así que, no le di tiempo a que me diga que hacía en mi casa.

— ¿Segura? —preguntó desconfiado el británico, mientras ella soltaba otra risita y asentía.

—Y dime.. ¿Qué vamos a hacer allí? ¿Te van a dar un premio o algo así?

—No, solo soy finalista. Si es que gano esta noche, con la votación de todos los presentes, puede ser que gane.

— ¿Y yo que gano? Digo, yo soy la bella cara de las fotos. —dijo ella, con burla.

—Bueno, nada. Es para fotógrafos el concurso, no para modelos. Pero... Si quieres yo te doy el primio mayor. —soltó con voz seductora el castaño, mientras ella lo golpeaba con su cartera en el brazo izquierdo.

TROUBLEMAKER - Harry StylesWhere stories live. Discover now