Capítulo 13

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Anthony miraba a su florecita sobre su regazo, abrazada a él, durmiendo profundamente. La iba dejar descansar aunque eso lo mate. Anoche había perdido la razón, respondía a él de una manera especial, entregada, ser el único en conocer su piel tampoco ayudaba, ya que ser tan posesivo era su pecado.

Nunca reaccionaba como esperaba, en vez de enojarse lo besaba y amaba como era. Sus celos le gustaban, la excitaban. ¡Dios era perfecta para él! Si supiera el efecto que tenía en él, no lo podría creer.

Estaban llegando a Chile y seguía dormida. En general iban algunos guardias con él pero ahora solo estaban los de ella.

Gustavo se acercó.

‒Jefe quiero hacerle una consulta, ahora que estamos llegando ‒estaba muy serio e incómodo. Trabajaban hace mucho con él y tenían su confianza.

‒Habla.

‒Siempre nos hemos movido de una manera con sus... mujeres, pero es evidente que con ella no es así. ¿O me equivoco?

‒No te equivocas, es su jefa tanto como yo, si ordena algo se lo cumplen, lo único que no deberán cumplirle es que se vaya de mi lado, dije muy en serio eso. ¡Se queda a mi lado siempre! La única forma de que se vaya es si reciben mi orden.

‒¿La va a sacar al mundo? ¿Debemos seguir ocultándola como a las otras?

Anthony se puso serio.

‒No como las otras, ya no me importa mucho pero lo seguiré haciendo, más que nada por su seguridad, ya saben cómo son las fanáticas.

‒Si seguimos cuidándola un poco creo que debe bajar solo, ya cuando lo sigan, nosotros vamos en otra camioneta. Solo lo digo porque no creo que se despierte y que baje con una mujer en brazos llamara mucho la atención. Distinto seria si baja normalmente. ¿La quiere despertar? Si es así hay que hacerlo ahora.

Estaba tentado de despertarla, no quería separarse de ella. La miró, estaba tan hermosa dormida en su pecho, acurrucada contra él. A veces lo acariciaba dormida, era cariñosa y pegota hasta en sueños. ¿Cómo no quererla?

­‒No, dejémosla dormir. Esta demasiada cansada. Hagan eso. Llévenla directamente a mi suite. Va a estar a su cuidado Gustavo, muchas veces se quedara sola así que me la cuidan bien, ya sabes que es muy confiada, ya le dije que no hablara con nadie. Pero tampoco puede vivir encerrada así que cuando salga sola la cuidan mucho, no me importa si somos igual que el gigante y su hermana, la sobreprotegen igual que él. Más vale prevenir que curar. Tampoco es como las demás, ya que no es de salir mucho, hacer compras y esas cosas. Así que no tendrán mucho problema sobre eso. Trabaja en su computadora así que muchas veces solo estará trabajando.

El acariciaba su espalda y trasero mientras hablaba y ni siquiera se daba cuenta. Veían como su jefe no podía quitar sus manos de su gordita bella. Cuando le había dicho que se separarían, se había envarado todo y la había acercado a él, era tan posesivo como nunca lo habían visto.

Su jefe tendría problemas en Nueva York, sus amigos siempre miraban a sus mujeres, en especial a Mirian por ser tan bella, si supieran lo malvada que era. Habían visto muchas veces como era mala con él y como quedaba dolido luego de eso.

Y también estaba la señorita Sofía, esa era otra clase de arpía. Esta era muy distinta de Mirian, ya que era solapada, delante del jefe era una cosa y por detrás, se creía la reina. Por supuesto que el jefe la escondía era su mayor problema y aunque se habían separado, frecuentaba la casa cuando estaba en ella, con la excusa de que era amiga de la hermana del jefe. Siempre estaba al acecho. Era también la otra persona de la que tendrían que cuidar a Flor. La diferencia era que el jefe parecía haber pasado de ella ya que solo andaba con Mirian y nunca lo habían visto con otra mujer. Tenía fama de mujeriego pero nada más lejos de la realidad.

El sueño de una RomeistaWhere stories live. Discover now