Capítulo 9

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Se despertó sintiendo que alguien la estaba tocando, cuando abrió los ojos, vió que Anthony tenía metido un pezón en su boca y lo chupaba.

–¿Qué haces?

–Estaba queriendo despertarte, pero ya abuse de ti un montón y seguías durmiendo o te hacías la dormida, no sé qué pensar.

–¿A... abu... abusando... de... mi? Deja eso por favor se siente muy rico.

–Ya te dije antes que si dices que te gusta... ¡Nunca lo dejaré! –soltando el pezón y agarrando el otro. –Son tan hermosos, gorditos, rosaditos y están duritos, hasta dormida reaccionas a mí. ¡Estas re mojadita! –dijo tocando su botoncito. –¡Mira cómo estás! ¿Me quieres mi cielo? ¿Eh? ¿Serás siempre mía? ¿Cada vez que te busque? ¿No te negaras a mí? Lo prometiste –pellizco su botoncito y gritó.

–Anthony por favor no me hagas sufrir...

–¿Me quieres dentro tuyo otra vez mi cielo? Use mucho de nuevo tu cuerpo esta noche, todo por culpa de esa agua. ¿O debería estar feliz por eso?

–¡Anthony!

–Dime lo que quieres y te lo daré...

Lo miro totalmente ruborizada. –¡Por favor entra en mí! ¡Ya no aguanto más!

–Tus palabras son ordenes mi florecita.

Y entro en ella dedicándose a amarla apasionadamente otra vez, como lo hizo toda la noche.

***

Luego de terminar Anthony se levantó, la atrajo hacia él y se la llevó para el baño. La baño, lavando su cabello y cuerpo. La envolvió en unas toallas y se la llevó para el dormitorio.

–Debes desayunar mi cielo, desayunemos juntos porque luego debo salir al ensayo y tú a tus compras. Nos reuniremos al medio día para almorzar. Trata de tener cuidado hoy... ¡No sea que pase algo otra vez!

Se ruborizó mucho. –No seas así. ¡No siempre me pasa algo! ¡Esto fue una excepción!

–No es lo que nos contó adrián.

Puso los ojos en blanco. –Son unos pesados, no es como si fuera un imán para los problemas.

Se vistieron, se puso el vestido que Anthony había elegido antes y uso las mismas sandalias que le compró Laila. Como siempre no se maquillo casi nada y solo puso unas hebillas a su cabello.

Él se puso unos jean y remera, como siempre estaba hermoso. Se puso una pulsera de él.

–¡Tienes más bijouterie que yo! ¡Metrosexual!

Le dió un cachete en su trasero.

–¡Ay so bruto! ¡Vas a dejarme moretones si sigues pegando así! ¡Sigue así y te acuso de maltrato de género!

–Hazlo nadie te va a creer. Todos me conocen.

Lo miró malévolamente. –Entonces le contare a Maricel y sabes que le contara a Adrián ¿No? –se lo dijo cruzando los brazos y sonriéndole muy orgullosa de su idea.

–¡No te atreverías!

–¡Pruébame!! –le saco la lengua y corrió hacia afuera.

–¡Ven aquí florecita! ¡Tengo que enseñarte a obedecer! –la persiguió y se encontró que en el comedor estaban todos otra vez. Laila, Maricel, Adrián y los guardias de ella.

Rápidamente se escondió detrás de Adrián.

–¡Sálvame Adrián! ¡Me quiere pegar! ¡Gustavo, Juan a él!

El sueño de una RomeistaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz