Maratón 1/3
El día siguiente, cuando me despierto, voy hasta la ducha. Mi madre hoy tiene reunión pero yo he quedado con él para pasar el día juntos. Me va a enseñar Estocolmo y su casa.
Cuando me he duchado, me visto con un jean ajustado, un jersey de lana fina de un color entre el rosa y el beige, una chaqueta de cuero y mis converse blancas en los pies. Me maquillo un poco, me seco el pelo bien con mi secador y me perfumo. Cojo mi bolso con todo y cuando Erik me avisa que ya está en recepción, salgo de la habitación.
Bajo hasta recepción y allí lo veo. Con un jean gris que se ajusta un poco a sus piernas, un jersey negro y una chaqueta negra también. Sonrío mientras me acerco a él, pero está empanado mirando la decoración del hotel que ni siquiera se entera de que estoy aquí. Lo abrazo por la espalda y acaricio su abdomen con mis manos.
-Estas uñas rojo sangre sólo pueden ser de Dede. -canturrea. Yo me río un poco y me separo de él. Se da la vuelta y sonríe.
-Buenos días, guapo. -sonrío.
-Buenos días, preciosa. -murmura. Acerca su rostro al mío y me besa suavemente los labios. -Vamos, tenemos mucho que ver.
Coge mi mano y me saca del hotel.
-Te va a encantar Estocolmo. -me dice contento, entrelazando nuestros dedos.
-¿Dónde me vas a llevar? -pregunto sonriendo.
-Primero desayunamos y luego te llevaré al corazón de Estocolmo, a Gamla Stan.
-¿Eso es el casco antiguo? -pregunto. Él asiente con la cabeza.
-Te encantará.
Pasa su brazo por mi hombro y me atrae a él. Yo paso mi brazo por su espalda y él besa mi cabeza. Caminamos por las calles de Estocolmo y entramos en una cafetería pequeña muy bonita. Nos sentamos en una mesa y pedimos nuestro desayuno. Yo pido un sándwich vegetal y un zumo de naranja natural, y Erik, pide waffles con sirope de chocolate y fresa, un café y una tostada con mortadela.
-Santo cielo, Erik. -murmuro cuando nos traen la comida. -¿Cómo comes esto y estás tan bien?
-Buenos genes. -dice guiñándome un ojo.
Me río un poco y empezamos a comer. Cuando Erik termina, a los dos o tres minutos yo termino. No lo entiendo, no entiendo como puede comer tanto y tan rápido.
-Ni se te ocurra sacar la cartera. -me dice Erik, cuando ve que estoy sacando mi cartera del bolso.
-Erik. -me quejo.
-Mi país, yo invito. -me apunta con el dedo y deja un billete verde de 200 coronas y otro de 100 en la mesa.
-Si paramos a tomarnos algo, déjame pagar a mí. -le digo, ahora yo apuntándole con el dedo.
-Si, si, claro, claro. -murmura divertido, mientras se levanta de la silla. Yo lo miro con los ojos entrecerrados y él se ríe.
Me levanto, me pongo la chaqueta, cojo el bolso y salimos de la cafetería. Me toma la mano de nuevo y yo sonrío un poco. Es más tierno...
-¿Cuántos euros son 300 coronas? Ya no lo recuerdo... -le digo, mientras caminamos por las calles de Estocolmo.
-Pues 100 coronas vienen siendo 9 euros y pico, pongámosle 10 euros. Así que 300 equivalen a unos 30 euros.
-¿Todo esto ha costado el desayuno? -pregunto sorprendida.
-No, no. El desayuno a costado 200 kr pero he dejado propina.
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LLÁMAME DEDE ©
RomanceAl finalizar su carrera universitaria, Diana decide irse con sus amigas de viaje a Menorca. Sus objetivos eran pasar unas vacaciones tranquilas, para relajarse después de los exámenes y todo el lío universitarios, pero no será así cuando se encuentr...