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Maratón 3/3💙

Me despierto por el sonido de una llamada entrante en mi móvil. Lo cojo y miro la pantalla. Alba. Rechazo la llamada y me siento en la cama de mi antigua habitación.

Vaya mierda. Hoy que se suponía que debería estar de tranquis en la playa con mis amigas, estoy aquí. En Madrid, a punto de ir a la editorial de mis padres para ir a ver a mi tío y a mi madre que se fue temprano.

He estado toda la noche pensando en todo lo que me dijo Pablo. Cuanto más lo pienso, más sé que me ha utilizado para su propio beneficio. Acostarse conmigo, tontear un poco y luego ale, de vuelta a la rutina con su prometida y su trabajito de mierda. Luego están los chicos a los que les había cogido confianza y van, y me traicionan así. Y de las chicas ya ni hablemos. Soy su mejor amiga desde que tenemos uso de razón, ¿qué cojones les costaba decirme: "tía, el chico al que quieres está prometido, no te ilusiones"?

En fin.

Me levanto de la cama y voy hacia mi maleta de viaje. Me pongo lo primero que encuentro y la cierro. La cojo y me cuelgo el bolso, lo bajo todo al salón y salgo de casa de mi madre.

Ando por las calles de Madrid con mi maleta como si fuera una turista más. Cuando llego a mi piso, subo hasta mi departamento que está en el primer piso. Abro con mi llave, y cierro a mi espalda. Reviso que todo esté en orden y voy hasta mi dormitorio.

Guardo mi toda mi ropa limpia en el armario y la sucia la meto en el cesto para luego lavarla. Del armario, saco un vestido y unos zapatos para ponerme ahora. El vestido es color azul marino, de tirantes de un grosor de tres dedos y escote recto. Me llega un palmo por encima de la rodilla. El vestido es ajustado al cuerpo, pero la falda es un poco más suelta, no mucho más y en la cintura, tiene un cinturón blanco. En los pies, he elegido unas sandalias blancas de tacón.

Cuando estoy lista, me maquillo un poco el rostro, en especial los ojos que están rojos, cojo mi bolso y salgo de casa peinando mi pelo con los dedos. Menos mal que es fácil de domar. Voy hasta el parking y me subo en mi coche, un mini cooper negro que compré con mis ahorros.

Conduzco hasta la editorial de mis padres y cuando llego, enseño mi tarjeta de la empresa para poder pasar al parking subterráneo privado. Aparco en mi sitio de siempre, cojo mi bolso y salgo del coche. A los dos minutos, he llegado a las oficinas de la directiva.

Ando a paso tranquilo hasta el despacho del fondo que es el de mi madre y el de el hermano de mi padre, mi tío Guillermo, Guille para la familia y amigos. Llamo a la puerta y sin esperar que contesten, entro.

-Dede. -saluda contento mi tío desde su mesa. Se levanta de la silla y viene hasta mí.

-Hola, tío Guille. -murmuro abrazándome a él.

Tío Guille tiene sólo 10 años más que yo, pues mi padre era el mayor de los hermanos pero, aparte, mis padres me tuvieron con 20 años cada uno. Mamá ahora tiene 43, es muy joven.

-¿Y mamá?

-Está en una reunión de socios. -me dice. Me indica que tome asiento con la mano y eso hago. -¿Cómo han ido las vacaciones? ¿Qué has hecho?

-Oh, ¿que cómo han ido? Déjame que te cuente. -le digo. Le cuento todo lo que ha pasado con pelos y señales.

Cuando termino de hablar, Guille abre la boca sorprendido.

-¿Pablo? -pregunta sorprendido.

-Pablo. -afirmo. -Me dijo que planeaba dejarla desde hacía tiempo, por eso hizo este viaje, para pensar. A mi me la suda que quiera pensar. ¡Eso se dice antes de que me acueste con él, mierda!

LLÁMAME DEDE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora