Llegado el fin de semana, las chicas me llaman para salir. Hemos unido a Alice al grupo pero hace dos días volvió a Suecia aunque prometió volver pronto. Ahora estoy en casa delante de mi armario como una idiota, desde hace media hora, mirándolo fijamente a ver si escupe la ropa que me voy a poner.
Cansada de esperar por algo que no ocurrirá, decido ponerme yo a buscar algo. Decido ponerme un top rojo de hombros descubiertos, corto por encima del ombligo y con las mangas acampanadas, una falda de polipiel negra hasta un poco más abajo de mitad de muslos y unos tacones del mismo color de la falda.
Me maquillo un poco con base, rubor, un delineado sutil y fino, y los labios los dejo sin pintar, los tengo rosados de por sí.
Cuando estoy lista, guardo dinero en mi funda del móvil y lo meto en el bolsillo de la falda. Guardo la llave en mi sujetador y salgo de casa para ir directamente a la discoteca en la que me esperan las chicas desde hace diez minutos.
Al llegar, mis dos amigas están al lado del portero, mirando la hora impacientes.
-Sólo me he retrasado diez minutos. -les digo cuando llego. Ellas me miran mal.
-Ya nos puedes dejar pasar, Marcus. -le dice Alba al portero, dándole un toquecito en el pecho.
-No me llamo Marcus. -dice él, abriendo la puerta para que entremos.
-Discúlpala, creo que se pincha. -murmuro bajito.
Él se ríe y me deja pasar. Le sonrío agradecida y entramos las tres a la discoteca que está abarrotada de gente. Se nota que es sábado. Vamos a la barra y pedimos nuestras bebidas. Cuando nos las han dado, vamos hasta los sofás y nos sentamos.
-Esa noche que me desperté con Erik en la cama... -les digo, ellas asienten como para que continúe. -Os dije que no había pasado nada, y así creí que era. Pero Erik, por la noche, vino a casa y me contó que nos habíamos besado. Luego vino todo a mi cabeza y... si. Nos besamos.
Alba suelta un chillido y aplaude haciéndome reír.
-En el sofá, en la pared, en la cocina, en el dormitorio, en todos lados. -bufo.
-Qué perra. -murmura Carol mirándome pícara.
-Esperad que la cosa no termina. Después de ese momento de lucidez, lo esquivé un poco durante dos días, me daba vergüenza mirarlo a la cara después de provocarlo y besarme con él por toda la casa. Y hace tres días, me lo encontré en mi despacho y me dijo que siempre le provocaba inconscientemente y sin más me besó. -murmuro dándole un gran trago a mi bebida.
-¿Y qué tal? -preguntan las dos emocionadas.
-Besa como un puto Dios. -susurro. Ellas sueltan una carcajada. -Pero estoy algo enfadada con él. Después de besarme, se fue sin más.
-Oh, por eso me ha preguntado que si salíamos esta noche. -murmura Alba pensativa.
-¡¿Se lo has dicho?! -exclamo mirándola con los ojos abiertos.
-Claro, de hecho, puede que esté entrando con su hermano ahora mismo. -murmura ella mirando el techo disimuladamente.
Yo me giro y efectivamente allí están.
-Te mato. -gruño.
-¡Erik, Chris! -grita ella, levantando la mano.
Bufo y doy otro trago a mi bebida hasta vaciar mi vaso. Carol me mira divertida y yo le saco el dedo del medio.
-Hola. -saludan los dos a la vez, entrando en mi campo de visión.
Christian y Erik les dan dos besos a mis amigas, luego Christian me los da a mí y Erik duda un poco pero al final me los da. Pobre, debía pensar que le iba a patear las pelotillas o algo. Se sientan en los dos asientos libres y cuando pasa el barman, le piden las bebidas, yo le pido otra para mí.
ESTÁS LEYENDO
LLÁMAME DEDE ©
RomanceAl finalizar su carrera universitaria, Diana decide irse con sus amigas de viaje a Menorca. Sus objetivos eran pasar unas vacaciones tranquilas, para relajarse después de los exámenes y todo el lío universitarios, pero no será así cuando se encuentr...