Capítulo 1

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¡No lo podía creer, ahí estaba cumpliendo mí sueño, viéndolo cara a cara a mí ídolo, a mí amor!

Mi hermana Maricel ya me lo había dicho un montón de veces, que deje de soñar con él y que sueñe con alguien real, pero... ¿Qué se hace cuando no se puede? ¿Olvidar? No podía hacerlo, para mí era verdadero, así que lo tenía mal.

Trataba siempre de ir a sus conciertos cuando venía a la Argentina pero a veces no podía juntar el dinero y me conformaba con verlo de lejos en su hotel o aeropuerto o firmas. Aunque Maricel me decía que dejara de soñar con él siempre me ayudaba y me acompañaba para que no estuviera sola, así que mucho no le hacía caso.

Mi nombre es Florencia y esta es mi historia.

Había escuchado que vendría a mí país para dar algunos conciertos, el más grande, el mejor, el rey de la bachata, Romeo Santos, estaba feliz por su venida.

Ahora lo complicado era verlo y estaba cansada de verlo de lejos así que debería hacer algo para que eso cambiara y la ayuda vino de Maricel, me comento que daría un concierto privado en un boliche de Buenos Aires y al ser este más pequeño a lo que acostumbra podría verlo mucho más fácil y de cerca.

Adrián, el novio de Maricel era el jefe de seguridad de dicho boliche así que solo me dejaría entrar y sus amigos me llevarían a la fila 1, estaba que reventaba de felicidad. Esto tendría que pagarle a mí hermana y a él no sé cómo.

Dicha sea la verdad no soy una persona llamativa más bien soy una persona olvidable, a no ser que ser gordita cuente para algo. ¿Pero con mí metro cincuenta y dos y mis kilitos de más quien me miraría dos veces? Y menos él que es súper famoso y está acostumbrado a "comer" lo mejor, me daba gracia pensar en que podría llamar su atención, pero por lo menos lo miraría de cerca y escucharía sus canciones por varias horas. Yo si lo devoraría aunque sea solo con la mirada, estaba feliz porque sé que es lo más cerca que llegare de él nunca.

Pensar en eso me ponía triste y me hacía querer llorar, pero lo borre de mí mente y solo pensé en lo bueno que me estaba sucediendo. Estaba segura que nunca encontraría alguien para mí simplemente porque ya lo había hecho y era imposible olvidarlo o sacarlo de mí mente.

Sera porque soy gordita pero no me interesa mucho la ropa ni esas cosas de la moda, pero sabía que tenía que comprarme algo especial para la ocasión. En general nunca uso vestidos pero esta era una buena ocasión y le pedí a Maricel que me acompañara a comprarlo, es súper fanática de la moda, obvio que con su cabello rubio, metro setenta y cinco y sus 90 60 90 ¿Quién no estaría a la última moda?

Fuimos al shopping y gaste bastante en un vestido azul con florecitas blancas que me llegaba hasta arriba de la rodilla con los hombros al descubierto, bastante osado para mí, ya que el escote era provocativo. ¡Bah! ¿Una vez en la vida no? No uso tacos así que debía comprarme algo alto porque sino me quedaría sin ver nada, así que me compre unos suecos negros con plataformas de 5 cm. ¡Más y me mato!

Lo bueno de ser gordita, mis pechos son amplios y gracias a dios todavía no se están cayendo, así que algo hay que sacar de lo malo ¿No? Así que me pondría mí vestido pechugón y bailaría como loca toda la noche con Maricel que me acompañaría también.

Acá entre nos, a Adrián no le hacia ninguna gracia ver a su mujercita conmigo bailando por Romeo, pero a esta altura estaba curado de los líos que causaba a mí hermana por él.

El día en cuestión no pude ir a verlo al aeropuerto porque tenía que cumplir con algunas tareas de mí hermana para que me pudiera acompañar, así que no quedaba de otra y más con todo lo que Maricel me había ayudado.

Trabajo freelance como editora de libros así que mí tiempo es mío para manejarlo como más me guste así que no tenía problemas por ese lado. Al estar sola en la vida ya que mis padres murieron cuando era joven en un accidente y a su vez ellos no tenían familia viva, pues me quede sola a mis 12 años, la madre de Maricel me adopto y fui a vivir con ellas. Su mamá y mi mamá eran las mejores amigas asi que no dudo en adoptarme. Hemos sido hermanas desde el jardín y nunca nos hemos separado, cuando se fue a vivir sola, pues la seguí como siempre lo hacía.

El sueño de una RomeistaWhere stories live. Discover now