CAPITULO VEINTE

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Hola! Espero que les guste el capítulo! Confiezo qué me sentía oxidada en la escritura de éste FF pero si logre escribir jaja

(TOM)

Habia pasado una semana desde nuestra visita al ginecólogo. Jennelle tenía una laparoscopia programada para esa mañana, en palabras del médico, si no se realizaba el procedimiento tanto la vida de mi enana como la del bebé que estaba implantado en el útero corrían peligro.

Estábamos en la clínica, en una de las habitaciones, a la espera que fueran por Jenelle para meterla al quirofano.

Habíamos hablado mucho al respecto ella y yo, a conciencia y entre lagrimas por momentos. A ambos nos dolía en el alma perder a uno de los bebés.

Tomé la mano de mi enana y le besé los nudillos, intercambiando una mirada con ella, sus ojos estaban enrojecidos e hinchados de lo mucho que había llorado en los últimos días.

-te amo-le dije y me incliné para besarle la frente-te amo con toda mi alma mi amor.

Ella medio sonrió, un gesto qué no le llego a los ojos.

-yo también te amo-respondió

La puerta de la habitación se abrió y una enfermera entró, me concedió una sonrisa educada, poniendo su atención en Jennelle.

-voy a robarte a Jennelle unos momentos.

Asentí y le planté un suave beso en los labios a mi enana. La enfermera se acercó y acomodo unas barras laterales de la cama donde estaba mi chica recostada, para comenzar a empujarla por la habitación, hacia la puerta.

Sentí como si algo se desinflara en mi interior, un peso incómodo se alojó en mi estómago, necesitaba un cigarrillo.

Salí de la habitación, sintiendo como si mis jodidos pies fuesen de plomo, anduve hasta la sala de espera y me dejé caer en un sofá.

- ¿ya entró Jennelle al quirofano? - cuestionó una voz masculina.

Alcé la mirada de mis pies, topandome con el doctor Hörbiger, quien sostenía un par de vasos de lo que supuse era café.

- acaba de entrar-murmure, sin ánimos de hablar y menos de hacerlo precisamente con él.

- ¿café? - me ofreció un vaso y yo lo tomé, más por inercia qué porque realmente deseara beberlo- todo saldrá bien Tom

Me pasé la mano por la cabeza, soltando un sonoro suspiro.

- ¿es ético por parte de un médico decir eso? - lo cuestioné, alzando una ceja - ¿uh?

No toleraba al tipo y menos sus malditos intentos de ser comprensivo.

-no lo digo como médico... - pareció dudar y buscar las palabras con cuidado dentro de su jodida cabeza-lo digo como un amigo.

Solté un bufido y me reí.

-tu no eres un amigo - lo contradije, dejando con descuido el vaso de café sobre la mesita qué estaba a mi derecha-ni creo que lo vayas a ser nunca.

El individuo se encogió de hombros, bebiendo un sorbo de su vaso.

-tuyo no, pero de Jannelle si-me tense y él sonrio- nos conocemos muy bien el uno al otro.

(BILL)

Pero, ¿qué mierda? No sabía que estaba pasando en la sala de espera, solo pude ver como mi hermano se ponía de pie del sofá donde había estado sentado, con el ceño fruncido.

Apuré mi paso y me interpuse entre Tom y un médico.

- woooow tranquilo - apoyé una mano en el pecho de Tom.

Tom bufó pero logró contenerse, comenzando a andar, pasandonos de largo tanto al doctor como a mi. Lo observe por encima de mi hombro, mientras él abandonaba la sala de espera.

Miré de soslayo al doctor, quien medio sonreía. Se encogió de hombros, restándole importancia al acontecimiento.

- creo que es demasiado temperamental para su propio bien-mencionó el hombre.

Alcé una ceja, sin responderle, para comenzar a andar por donde había salido mi hermano. ¿Por que se había alterado tanto? Cavile, saliendo del hospital, buscando a mi hermano con la mirada. Lo encontré al otro lado de la calle, fumando un cigarrillo, con la mirada clavada en sus pies.

I still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora