CAPITULO DIEZ

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(TOM)

Agnes nos llevaba de la mano a Bill y a mi hacia el interior de la casa, habían comprado pastel según palabras de mi rubiecita. Intercambie una mirada con mi gemelo y nos sonreímos, era nuestro cumpleaños, mi hermano había venido desde Berlín a pasar el día conmigo, trayendo consigo a un chico con el que estaba saliendo, para sorpresa de nadie.

-cierren los ojos-nos indicó Agnes, relantizando el paso- no quiero que vean el pastel antes de tiempo.

-claro mi amor-respondio Bill, sonriendole aún más ampliamente a mi hija- ¿Ya?

Amaba esa faceta de Bill, la de ser tío complaciente.

-primero voy a llevar a papá, ¿Si?-quiso saber y yo asentí- papá va a esperar con los ojos cerrados dentro y yo voy a volver por ti.

Bill asintió mientras aplaudía suavemente con las palmas de las manos.

Apreté los párpados y me dejé guiar por mi hija, llevando una mano por delante para palpar los posibles obstáculos. Nos detuvimos dentro de la sala de estar de la casa de mi madre, mantuve los ojos cerrados, esperando indicaciones de Agnes.

-bueno papá, iré por tío Bill.

Me quedé de pie en medio de una sospechosamente silenciosa sala de estar... Fruncí el ceño, con ganas de abrir los ojos y ver el pastel y a mi familia. El sonido de algo al caerse, seguido de una maldición por parte de mi gemelo me dibujo una sonrisa en los labios.

-a la cuenta de 3 abren los ojos- mencionó mi hija- 1... 2... 3....

Abrí los ojos, al tiempo que un ¡SORPRESA! me llenó los oídos. Mi sonrisa se amplio todavía más, ahí estaban toda mi familia, Gordon y mi madre, Jennelle, Gustav y Emerald, Georg y Miranda, Andreas y la cita de mi hermano, Günter. No podía recordar la última vez que habíamos festejado así, todos juntos, los últimos años habia pasado esa fecha con Leah y su familia.

Agnes aplaudió sin dejar de sonreir, un gesto que lucía tan parecido a mi hermano que daba miedo.

-¡Feliz cumpleaños papá! -gritó mi hija y yo la alcé del piso, recibiendo un abrazo casi asfixiante de su parte- ¡Te amo!

Un nudo fuerte se afianzó en mi garganta, mis ojos se humedecieron. Jennelle se acercó y me besó los labios de manera breve, con su prominente vientre en medio de los dos.

-¿Estás llorando ? -quiso saber y yo negué con la cabeza- amor, no pasa nada, ¿No te gustó la sorpresa ?

Había verdadera preocupación en su voz y yo solo negué con la cabeza, limpiandome una jodida lágrima que rodó unos centímetros por mejilla.

-estoy feliz -mencioné y ella me sonrió- no me falta nada.

...

-y aquí tenían 4 años...-mencionó mamá, poniéndole pausa a la presentación que habían hecho ella y Gordon- eran como dos gotas de agua.

Georg soltó un ruidito de ternura que me provocó enderezarle la jodida cara de un puñetazo.

-eran tan preciosos -dijo Andy y todos se rieron, incluso Bill- lástima que crecieron y todo se fue al carajo.

Nuestros amigos y familia se rieron con ganas, no me quedo de otra más que reírme yo también.

Mi teléfono celular comenzó a vibrar en el bolsillo de mis jeans, fruncí el ceño y lo extraje, mirando la pantalla, no era un número que tuviese registrado... Habían quedado en pasar por un auto al taller, quizás era el dueño, reportándose.

Me puse de pie del sofá, recibiendo una mirada interrogante por parte de mi enana.

-quedaron en pasar por un auto-explique y Jenelle asintió con la cabeza- ahora vuelvo.

Salí del bullicio de la sala de estar, deteniendome en la cocina, respondiendo la llamada.

-¿Si?

-feliz cumpleaños Tom- tragué saliva- no podía dejar pasar la fecha sin desearte un bonito día.

-¿Por qué me llamas Leah ?-quise saber, sintiéndome incómodo de inmediato- pensé que te había pedido que ya no me llamaras ni buscaras.

-lo se pero es tu cumpleaños-dijo, como si eso explicará todo- compré tu tarta favorita.

Me froté la mejilla, sin saber que decir, ¿Que esperaba ella ? ¿Que fuese a comer pastel a su casa ?

-uh, gracias por recordar que es mi cumpleaños Leah, pero...-dude, escuchando pasos detrás de mi- no quiero que me llames de nuevo, ¿Esta bien ?

Dicho lo último, termine la llamada y miré por encima de mi hombro, Jennelle me miraba con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados sobre su pecho.

-nunca nos va a dejar tranquilos -mencionó mi enana.

No era pregunta, era afirmación.

I still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora