CAPÍTULO DOS

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(Jennelle)

Miranda y Agnes soltaron una ruidosa carcajada cuando la torre de la Jenga, la cual se había mantenido en precario equilibrio sobre la mesita de centro de la sala, finalmente cayó de manera estrepitosa, desparramando piezas por doquier.

- ¡eso es trampa! - se quejo Miranda, mirando a mi hija de manera airada-no se pueden usar las dos manos para sacar la pieza.

Agnes sonrió con bastante cinismo y se puso de pie para comenzar a recoger las piezas que habían caído lejos de la mesa. Me miró y me lanzó un beso.

- ¿necesitas algo de la cocina, mamá?-quizo saber y yo negué con la cabeza, medio sonriéndole- ¿segura?

Asentí con la cabeza, desde que había regresado del hospital una semana atrás, me había convertido en el foco de las atenciones de todos a mi alrededor. Tom no dejaba de llevarme detalles, de preguntarme de manera casi obsesiva como me encontraba... Yo decía que bien siempre, pero en realidad me sentía hecha polvo, me sentía rota, fragmentada.

Miranda me miró también con disimulo, mientras acomodaba las piezas del juego de mesa de nuevo, parecía que todos pensaban que me iba a dar un ataque de un momento a otro.

- creo que sí quiero algo de la cocina -mencione y mi hija me prestó toda su atención- un enorme vaso de jugo de naranja con hielos.

Agnes asintió y salió pitando a la cocina. Mis ojos regresaron a Miranda, la pille mirándome con preocupación.

- si me preguntas si estoy bien te voy a lanzar una pantufla -masculle entre dientes, mi prima alzó ambas manos en señal de derrota- hablo muy enserio Miranda.

Mi prima se puso de pie con dificultad del piso, para a acercarse a mi y dejarse caer a mi lado en el sillón.

- no te enfades -pidio, con un tono suplicante- quiero que estés lo mejor posible.

Asentí, mirando como ella subía los pies al sillon y se rodeaba las rodillas con los brazos, recostado la mejilla encima, sin dejar de mirarme.

- lo entiendo y lo aprecio pero... -dude, sintiendo un nudo en la garganta- estoy sobrellevando la situación lo mejor que puedo y... -mi Voz se quebró y Miranda me abrazo de manera torpe.

-oh, no llores Jennelle-mi prima me acunó contra su cuerpo y yo la dejé hacer- te queremos mucho y solo queremos tu bienestar y el del bebé.

Miranda me besó la cabeza, sobre mi cabello despeinado.

- eran dos bebés...-logre balbucear, sin poder contener el sollozo más tiempo- dos y... Ay Miranda, me duele tanto.

Me abrace a ella y escondí el rostro en la curva de su cuello, sin dejar de llorar, me faltaba el aire. Yo tenía conocimientos en medicina, sabía perfectamente que ese bebé no era viable pero eso no significaba que doliera menos el haber tenido que sacarlo de mi. Siempre que pensaba en el bebé que esperaba no podía dejar de preguntarme cómo hubiese sido estar embarazada de los dos.

- lo se, lo se -murmuro Miranda- y aquí estoy para ti.

Sentí un segundo par de brazos abarcando mis hombros, me sorbi la nariz y acerqué a Agnes a mi costado.

- te traje tu jugo -murmuro mi hija, besándome la sien- lo deje en la mesita, ¿Te lo acerco más?

Me senté correctamente en el sillón y me limpie las lágrimas con el dorso de la mano, regalándole una media sonrisa a Agnes.

- mejor dame muchos abrazos -le pedí a mi hija

I still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora