16 Suegro

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Gabriel Agreste siempre se había considerado a sí mismo un hombre protector y cuidadoso con lo que amaba, tal vez algo posesivo también. Y lo que más amaba y cuidaba desde la ausencia de su querida esposa Emilie era a su único y amado hijo Adrien.

Por lo que, cuando esté se presentó un día acompañado de una jovencita que lucia como su pareja, Gabriel no pudo evitar sacar a flote su vena defensiva y quizá algo paranoica.

¿Quién era esa chica? ¿Qué intenciones traía para con su hijo? ¿Hace cuánto y de dónde se conocían? ¿Cuándo se habían vuelto tan cercanos? ¿De qué familia provenía? ¿Qué era lo que buscaba de la suya?

Una vez en su juventud antes de casarse con Emilie, en una conversación sobre su futuro habían bromeado con que si Gabriel tenía una hija mataría a cualquiera que se le acercase y sería demasiado sobreprotector. Ahora empezaba a creer que esa broma tenía algo de verdad sin necesidad de ser padre de una niña.

Adrien era todo lo que tenía desde que Emilie no estaba, era natural que se preocupase por él y le inquietase cualquier persona que pudiese alejarlo o hacer sufrir a su hijo más adelante.

Si hacía memoria podía reconocer vagamente a esa muchachita.

Si no se equivocaba, ella había ganado un pequeño concurso de diseño de sombreros en su escuela presentando un bombín con temática de paloma. Pero también era la misma admiradora de Adrien que había tomado el libro aquella vez que se akumatizó a sí mismo por primera vez.

¿Y si esa chica solo estaba interesada en la fortuna de Adrien? Tendría sentido después de todo, si no están mal que él mismo lo dijese, Adrien era hijo único del mejor diseñador de modas de todo Paris, incluso del mundo. Si esa jovencita era aspirante al diseño de modas no sería extraño que buscase aprovechar las influencias que la familia Agreste tenía dentro de ese ámbito.

Gabriel sabía muy bien que los falsos amigos y parejas interesadas abundaban alrededor de las personas con mucho dinero e influencias, él mismo había sufrido un par de amistades así en alguna ocasión y siempre había procurado evitarle esa amargura del desencanto a Adrien vigilando a sus supuestos amigos y advirtiéndole de cómo podían llegar a ser las personas cuando solo buscaban satisfacer su avaricia.

Si Emilie lo viese probablemente lo llamaría obsesivo o algo similar, pero él no era tan bueno para confiar a primeras en la gente, esta primero debía ganarse su confianza. Y para colmo Adrien era demasiado inocente, las pruebas podrían estar frente a sus ojos y nunca sospecharía que estaban tratando de hacerle daño o que solo buscaban algún interés en él.

Volviendo al asunto de la chica, le parecía también conocerla de aquel video musical de Clara sobre los héroes de Paris. Si bien recordaba, la cantante le había ofrecido el papel de Ladybug y la jovencita se negó a la primera pero más tarde cambió de opinión.

¿Y si lo que quería era fama pero era sumamente talentosa para disimular sus intenciones?

Gruñó frustrado revolviendo sus cabellos, ya estaba empezando a darle jaqueca solo con pensar en el tema.

Si tan solo tuviese alguna forma de leer los verdaderos sentimientos e intenciones de esa chica a travez de cualquier actuación que esta pudiese hacer para engañarlo...

Se detuvo abruptamente al sentir como la solución aparecía en su mente, al momento en que una sonrisa retorcida surgía en su normalmente inexpresivo rostro.

— ¡Nooroo sígueme! Tenemos algo importante que hacer. — llamó a su Kwami al momento en que ingresaba a la oscura habitación repleta de mariposas. HawkMoth tenía una importante misión ese día y por primera vez en mucho tiempo no tenía nada que ver con buscar un nuevo campeón para luchar contra los héroes.

GabrielKde žijí příběhy. Začni objevovat