02 Pasatiempo

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A Gabriel desde pequeño le gustaba dibujar.

Era algo que lo distraía y relajaba dentro de la exigente monotonía en la que vivía.

Dibujaba de todo un poco, desde coches y edificios hasta animales y personas. Estas últimas siendo sus favoritas al momento de poner a prueba su memoria y capacidad de observación al hacer los dibujos sin un modelo presente.

– Eres muy bueno dibujando Gabriel ¿Has pensado en dedicarte a eso? – le preguntó ella curiosa.

– Solo es un pasatiempo, Emilie. – respondió el joven con simpleza sin quitar la vista del boceto en el que trabajaba.

Desde que la conoció, Emilie había sido su modelo favorito y el cual podía recordar con mayor exactitud cada detalle: su cabello cayendo graciosamente por su hombro, esa sonrisa dulce y el pequeño hoyuelo que surgía junto con esta, esos brillantes ojos verdes, y cada pequeño detalle que para muchos pasaría desapercibido.

Lo que más disfrutaba de dibujar a Emilie después de detallar su rostro, era imaginarla con distintas ropas que resaltasen aún más su belleza natural, eso del diseño no se le daba tan mal...

– ¿Otra vez dibujando Gabriel? ¿Ahora dejarás el diseño por la pintura? – le preguntó ella sonriente al verlo tan concentrado en ese enorme lienzo.

– Solo es un pasatiempo, Emilie. – respondió él sin dejar de trabajar en cada detalle del rostro de su amada esposa, su dama dorada – Si fuese trabajo estaría concentrado en el vestuario en lugar que tu rostro. – explicó brevemente.

– ¿Una versión de la "Dama Dorada"? ¿No crees que es demasiado Gabriel? – dijo divertida de ver la terquedad de su marido para hacer perfecto cada detalle  de sus ojos.

– Claro que no, no te hace justicia pero valdrá la pena. – contestó él dejando su pintura para ver a su mujer sonriente.

Emilie se acercó a su esposo y vio mejor el dibujo que cada vez iba tomando más vida.

– Has mejorado mucho en el dibujo, sigo pensando que podrías haberte dedicado a eso si no tuvieras ese talento para el diseño. – comentó mirando la pintura.

– Y yo sigo diciéndote que es solo un pasatiempo Emilie. – respondió el hombre sonriendo ligeramente.

Ambos sin saber que en un futuro, cuando una pesadilla se hiciese realidad, el pasatiempo de Gabriel cambiaría a buscar consuelo en el rostro de su esposa plasmado en la pintura.

GabrielWhere stories live. Discover now