Capítulo veintitrés

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-Si, señor.

-Espléndido- Dumbledore junto sus dos manos sobre la mesa y esperó un par de segundos antes de hablar- Juntas todos los requisitos para integrarte a ella, pero por desgracia, me temo que al seguir en el colegio, no podrás asistir a las reuniones de esta, o por lo menos mientras mis hechizos de protección se encuentren levantados, pues como bien debes saber, nadie puede...

-Aparecer o desaparecer dentro a de los límites del colegio- terminé

-Me parece que alguien ha puesto atención a sus clases de Aparición- sonreí de forma inmediata, el sábado pasado había logrado aparecerme por primera vez- Como te iba diciendo, en el caso de que yo siga dirigiendo Hogwarts y que siga presidiendo la Orden, no podrás asistir a las reuniones, pero, recibirás, al igual que el resto de los profesores que se encuentran en la misma situación, un informe luego de cada misión. Tu actividad, sería bastante interesante entre los alumnos, aquello, por desgracia, te lo informaré en otro momento. Pero antes, he recibido un par de quejas y observaciones por parte del cuerpo de docentes y del alumnado, sobre la conducta del joven Draco; por consiguiente, esperaba que tu, siendo pareja de el, me pudieses confirmar ciertas... Teorías conspiraciones.

La respiración se paró de golpe, ¿Qué iba a hacer? Decirle a Dumbledore que Draco era un mortifago significaba mi entrada a la orden, pero, posiblemente significaba todas las consecuencias de las que Malfoy me había mencionado más de una vez. Mi cerebro se encontraba dividido en dos: La parte que decía que debía delatarlo, y la parte que decía que debía llevarme su secreto a la tumba. Mis labios pronunciaron un respuesta sin consentimiento de mi cerebro, bajo la penetrante mirada del director.

-El y yo terminamos hace unas semanas, profesor- dictaminé.

El rostro del director paso de ser sereno a estar sorprendido.

-El profesor Snape no me había comentado eso.

-¿El profesor Snape?

-Severus, como bien sabrás, trabaja para la orden, y esta a cargo, en es momento, de informarme todo acerca de Draco, también me ha dicho lo que ha pasado este verano, sin embargo no le ha visto la Marca. Necesito oír de tus labios lo que Severus dice que pasa. Espero que no lo estés tomando como un acto de traición hacia Malfoy de tu parte, ______, sólo es la prueba de que estas dispuesta a colaborar completamente con la Orden.

Mi respuesta tardo otro par de minutos en ser procesada. Dumbledore lo sabía, pero ¿por qué no había hecho nada en contra de Draco?

-Lo supe en vacaciones de Navidad- dije por lo bajo, mientras se me hacia un nudo en la garganta, no había hablado con esto y revivirlo me estaba dejando sensible- estuvimos juntos por un tiempo, y un día... Sólo olvidó taparla. El se asusto mucho, creo que jamás espere verlo así, tenía miedo, mucho miedo. Me dijo que no tenía opción, de que sí no aceptaba ser un mortifago le iban a matar, a el, a su familia y... a mi- Dumbledore se me quedo mirando fijamente, midiendo mis palabras- no se qué es lo que se trae entre manos, pero debe llevarlo a cabo, creo... creo que Voldemort fue muy explícito con eso.

El silencio que se produjo en la habitación duró un par de minutos, los que se hicieron eternos, sentía que una parte de mi se iba a lanzar a llorar ahora mismo, pero mi parte coherente me hizo reaccionar y detener el llanto ogro rato. Dumbledore suspiró y me tendió la mano izquierda.

—Creo que ésto es todo por hoy, nos veremos en un par de semanas, _________. Espero que no le cuentes a nadie lo que emos hablado esta noche, porque es exactamente lo que voy a hacer— le estreché la mano— El secreto del joven Malfoy está a salvo conmigo.

**

Caminé lentamente hacia la torre de Gryffindor, una parte de mi no quería llegar nunca, pero no tenía otra opción.

Fuera había una persona sentada, con las manos sobre las rodillas, y la mirada perdida, no me hizo falta acercarme más para saber que era Draco, su pálida piel hacia contraste con la oscuridad del pasillo, y su cabello era casi una señal neón diciendo que ahí estaba el. Intenté pasar a su lado sin que me viera, pero me fue imposible. El levantó su mirada y la juntó con la mía.

No hizo nada más.

Sólo mirarme.

—Tu secreto está a salvo, si es eso el porqué de que estés aquí- murmuré citando las palabras del director, Malfoy se levantó y se me acercó. Odiaba que fuera casi una cabeza más alto que yo.

—No estoy aquí por eso- dijo con la voz ronca, erizandome la piel- Te necesito a ti, ________.

Vale, me ha agarrado por sorpresa. Con una velocidad digna de una serpiente saltando a atacar a su presa, Draco me hizo chocar con la pared de la escalinata, sacándome un jadeo de dolor, lo que él interpretó como un "sigue". Besaba mis labios con desesperación, como nunca jamás lo había hecho. Se separó unos milímetros para coger aire y volvió al ataque, mordiendo mi labio inferior suavemente, pidiendo permiso para ingresar su lengua a mi boca.

Esto se me estaba saliendo de las manos.

Me separé de él, empujandolo un poco, pasé un dedo sobre mis labios mientras pronunciaba la contraseña y la Dama Gorda me dejaba entrar a la sala común.

Can't Hold Us (2T-DM)Where stories live. Discover now