Capítulo cinco:

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5. Un pequeño paseo.
SAMANTHA POV.

*Love me again- John Newman

Cuando abrí los ojos, la luz anaranjada del sol de medio día se colaba por mis cortinas, provocándome un escozor en los ojos. Estirando mi cuerpo, miré el reloj de pieza entera que descansaba sobre mi cómoda: Estaba apunto de sonar las doce campanadas de medio día.

Mierda.

Esto era lo que resultaba luego de dormirse pasado las cuatro de la mañana por quedarse ordenando el baúl con todo lo que había comprado ayer. Me di un largo baño, dejando que el agua caliente golpeara contra mi espalda.

Estaba bastante nerviosa. Creo que la única cita que había tenido en mi vida había sido con Draco, y había sido hace casi dos años atrás.

Bajé a desayunar-almorzar, encontrandome con mi padre, quién trabajaba en la mesa de la cocina.

-Iba a ir a despertarte, ya creía yo que estabas durmiendo demasiado. ¿Tienes hambre?- pregunta mientras apunta lo que quedó de desayuno.

Cerca de la hora acordada con Fred, me encontraba en el límite de seguridad de la casa de mi padre, observando en grisáceo cielo que había sobre mi.

Me gustaba el frío. Me agradaba que no hiciese calor. Odiaba el calor con mi vida, me encantan las cosas frías y apagadas. Cómo Draco. Susurró mi conciencia, logrando que me ruborizara.

Un fuerte Clap interrumpió mi paz, haciendo que me sobresaltara.

-Señorita- mencionó Fred mientras besaba mi mejilla- Te ves de maravilla, como siempre.

-Gracias Fred- respondí con una sonrisa- ¿dónde iremos?

-Tu sólo espera.

Me guiñó un ojo al tiempo en que me tendía su brazo, invitandome a que me sujetarse de él. Aparecerse seguía siendo incómodo, especialmente cuando era una aparición conjunta. Era como que tu cuerpo tuviese que pasar por un tubo elástico muy pequeño e incómodo.

Cuando estuve segura de que mi estómago no devolvería mi comida, miré por dónde estábamos, sorprendida por el olor a salmuera. Y no evite soltar una risa de sorpresa. Estábamos en la punta de un acantilado, que tenía sus buenos ometros de caída. Mire a Fred con los ojos un tanto desorbitados. ¿Qué se traía entre manos? Cómo si pudiese leer mis pensamientos, Fred apuntó tras nuestro, mostrándome una escoba descansando sobre el pasto.

Miré la escoba y el precipicio. El precipicio y la escoba. Diablos Fred, ni muerta lo haría

-No, no. No no no no no no no no. No, no no no. No, no.- dije con rapidez.

-Vaya, dieciséis "no". Deben darte mucho miedo las alturas.

-No me dan miedo las alturas. Sólo que no pienso matarme el día antes de entrar a clases.

-Estás conmigo.

Increíblemente esas palabras me dieron aliento, sumada a La Paz que sus ojos emanaban. Miré nuevamente a la escoba, al acantilado y a Fred, antes de dejar salir todo el aire que tenía en mis pulmones.

Weasley, al notar que había aceptado, dio un pequeño salto de victoria, y sacando su varita, convocó a la escoba que de por si, era más larga de lo normal.

Se sentó el primero, y palmeo el espacio ente él y la punta delantera.

-Ni muerta- comenté, no estaba dispuesta a caerme de cara.

-Esto me huele a gallina- hizo como si oliese el aire mientras imitaba a una gallina. Bien Fred, has dado con mi punto débil. Nadie juega con mi orgullo.

Can't Hold Us (2T-DM)Where stories live. Discover now