Capítulo cuatro:

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4. Callejón Diagon. Parte dos.

Canciones:

*Enough for now- The Fray.

Luego de pasar por la tienda de ingredientes para pociones y adquirir lo que iba a necesitar, pasó al Emporio de la Lechuza para comprar grandes cantidades de frutos secos y chucherías para su lechuza.

Mientras buscaba otro lugar donde comprar su túnica, dio con el local de Fred y George. Comprada con las sosas y deprimentes vidrieras de las tiendas de los alrededores que estaban cubiertas de carteles, las del local de los gemelos parecían un espectáculo de fuegos artificiales. La vidriera de la izquierda era deslumbrante; estaba llena de artículos que giraban, reventaban, destellaban, saltaban y chillaban; Samantha sonrió ampliamente al verla.

La de la derecha se hallaba tapada por un gran cartel morado, como los del Ministerio, pero con centellantes letras amarillas que decían:

"¿Por qué lo inquieta el Innombrable? ¡Debería preocuparle LORD KAKADURA, la epidemia de estreñimiento que arrasa el país!"

La muchacha rompió a reír a todo pulmón, contagiando a Remus. Ambos se adentraron en la tienda, tan abarrotada de clientes que resultaba muy difícil acercarse a los estantes. Se apreciaban las amontonadas cajas hasta el techo de surgidos salta-clases, que los gemelos habían perfeccionado en su último año en el colegio. Habían cajones llenos de varitas trucadas, donde las más baratas se convertían en pollos de goma o en calzoncillos cuando las agitabas, las más caras golpeaban al desprevenido usuario en la cabeza. Cajas de plumas: autorecargables, con corrector ortográfico incorporado y la sabelotodo.

Conociendo su carencia de plumas, ya que las últimas habían desaparecio misteriosamente en Grecia, se acercó a ellas, proponiendose a sacar una de cada una.

-Te puedo hacer un precio por las tres, si es que aceptas salir conmigo- susurró una voz sobre su oído.

Sam algo sobresaltada se dio vuelta para encontrarse con Fred un tanto cerca para su gusto. Por acto instintivo enrolló sus pequeños brazos en el cuello del pelirrojo, siendo correspondida por él.

-Te he extrañado montones, Fred- comentó la muchacha al son en que se separaban. Él llevaba una túnica de color magenta que desentonaba con su cabello.

-Yo también- la miró- Así que, ¿Qué dices de la cita?

-Mientras sea amistosa no hay drama.

-¿A... amistosa? ¿No me dirás que sigues acaso con ese patán?

-Fred...

-Por Merlín, preciosa. Su padre pudo matarte. ¡En su familia hay un largo listado de Mortífagos que te matarán sin dudarlo

Los ojos de la cobriza comenzaron a aguarse, ¿acaso se iba a poner a llorar? ¡Vamos, muchacha! Ten un poco más de autocontrol. Se dijo a si misma.

-Yo...

-No, lo siento Sam. No se qué me ocurre- ella le dedicó una sonrisa- ¿mañana a las seis te parece bien?

- Claro- respondío ella.

-Pasaré por ti a esa hora.

-¿Sabes siquiera mi dirección?- preguntó ella con una ceja encarnada.

-Normalmente esperaría que me la dieras en un papel lleno de corazones, pero... me tendré que conformar con la red Flu- ella se mordió el interior de su boca para no reír.

Ya que está semana de vacaciones la estaba pasando con su padre, le indicio en qué parte debería aparecerse y hacia dónde debía caminar.

*Bedroom Hymns- Florence and the machine*

Le había costado liberarse de su madre, pero nada era imposible, por lo menos para él. Se encaminó a grandes zancadas al callejón Knockturn, la callecita contigua a el callejón Diagon dedicada a las artes oscuras, dónde afortunadamente no había nadie.
O eso pensó él.

No había gente ni siquiera dentro de las tiendas, lo que Draco atribuyó a qué en estos tiempos peligrosos y sospechosos, unos pocos se arriesgaban a delatarse comprando artilugios tenebroso.

"Deberías seguir su ejemplo"

Detuvo su andar frente a 'Borgin y Burkes' dónde vendían una amplia variedad de objetos siniestros. Allí, rodeado de cráneos y botellas polvorientas, se encontraba Draco Malfoy, de espaldas a la calle, semioculto por un armario negro, el que le provocaba bastante interés.

Se encontró con el señor Borgin, el dueño de la tienda, quién algo sorprendido por la visita, le preguntó rápidamente que se le ofrecía.

-¿Sabe usted cómo arreglar éste tipo de armario?- inició el rubio, arrastrando las palabras con frialdad y arrogancia mientras una de sus blanquecinas manos recorría el armario negro.

-Es posible- contestó Borgin con tono evasivo- Pero necesito verlo. ¿Por qué no lo traes a la tienda?

-No puedo- repuso algo irritado- Tiene que quedarse donde está. Lo que necesito es que me indique cómo hacerlo.

Borgin se pasaba la lengua por los labios, nervioso.

-Es que así, sin haberlo visto, va a ser un trabajo muy difícil, quizá imposible. No puedo garantizarle nada.

-¿Ah no?- Draco miró a su interlocutor con desdén- Quizá esto lo haga decidirse.

Avanzando hacia Borgin, Draco Malfoy le rebeló su secreto, logrando asustar al dueño.

-Si se lo cuenta a alguien- amenazó Malfoy- habrá represalias. ¿Conoces a Fenrir Greyback? Es amigo de mi familia; pasará por aquí de vez en cuando para comprobar que usted le dedica toda su atención a éste problema.

-No será necesario que...

-Eso lo decidiré yo. Bueno, me marcho. Y no se olvide de guardar eso, ya sabe que lo necesitaré.

-¿No quiere llevárselo ahora?

-No, claro que no, estúpido. ¿Como voy a andar por ahí por la calle con eso? Pero no lo venda.

-Naturalmente que no... señor.

Borgin hizo una reverencia tan pronunciada como la que en un pasado, le hizo a su padre.

-Ni una sola palabra a nadie, Borgin, y eso incluye a mi madre, ¿entendido?

-Por supuesto, por supuesto- Borgin hizo otra reverencia.

La campanilla colgada encima de la puerta tintineo con brío y Malfoy salió de la tienda muy ufano, dejando a Borgin inmóvil, preocupado y sin la empalagosa sonrisa que siempre había tenido.

[A: @Odiondomundis - @MicaDuarte1D - @DanielaMartínez825]

Can't Hold Us (2T-DM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora