Capítulo trece:

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13. El primer partido de la temporada.

Las cosas iban de viento en popa con ella, tan bien como se pudiese pedir. Cada vez que le veía actuaba lo más empalagoso que mi personalidad me permitía, así calmandola a ella, calmandome a mí y calmando a los estúpidos que comenzaban a desconfiar de mi.

Tenerla cerca nuevamente me hacía sentir mejor, me recordaba al Draco que solía ser hasta este verano, un enclenque que jamás admitiría que estaba enamorado como un perdedor, pero sin embargo, se dormía todas las noches mirando la foto de nosotros dos en nuestra primera navidad.

Mañana iniciaba la temporada de quidditch, pero no podía jugar. Aquel momento era el perfecto para poder seguir con mi trabajo con el armario: todo el colegio se encontraría en el campo y nadie intentaría entrar a la sala o se preguntaría dónde rayos había estado.

Me haría el enfermo, y claro que me iban a creer, tengo la pinta de desquiciado estampada en el rostro desde hace unas semanas.

Alguien intentaba entrar a la sala de los Menesteres continuamente, a veces, cuando yo estaba dentro, otras cuando iba llegando y en una ocación cuando iba saliendo (nota: practicar el hechizo desmorizante, creo que me excedí con la profesora de Adivinación el otro día.

Así que hablé con Crabbe y Goyle para que me vigilasen el perímetro, obviamente camuflados bajo la poción multijugos (colados como unas muchachas de tercer año de Slytherin). Cada vez que alguien pasaba por fuera de la sala, dejaban caer algo que metiese mucho ruido, y así saber yo, que aún no era tiempo de salir.

Cerca del ocaso, envíe una carta a Sam diciéndole que me sentía horriblemente mal y que me gustaría que se diese una vuelta por mi cuarto para cuidarme, y ser ella quién confirmase mi teoría.

A las diez de la noche, mientras estaba recostado en mi cama, puliendo una tarea de Historia de la Magia que le había sacado a Pansy, una amarillenta lechuza se posó en la ventana. Una gran sonrisa se me hizo en el rostro y con un movimiento de varita, el pequeño tragaluz se abrió.

Apenas tocó suelo, el ave desapareció para dar paso a Sam quién con una mueca, media sonrisa, media preocupación, avanzó a mi cama y me besó la mejilla. Dándome la espalda apuntó al tragaluz y con un seco movimiento de su artilugio de magia una mochila café hizo su ingreso en la habitación.

Se sentó en la orilla de mi cama, sacando diferentes artilugios de su mochila, diciendome que me mejoraría pronto.

Nos despertamos cerca de las seis de la mañana, mi brazo descansaba sobre su cintura y ella sonreía con emoción. Llevábamos un largo tiempo sin dormir juntos.

Se marchó para ir a su sala común y cambiarse de ropa cerca de las siete, yo también salí de mi cuarto apenas ella se marchó, pero hacia la sala de los Menesteres

*

SAM POV

Primer partido de la temporada de quidditch, como siempre lo abría Gryffindor y Slytherin. Como era habitual en estas ocasiones, a la hora del desayuno reinaba un ambiente de gran agitación:

Los de Slytherin abucheaban ruidosamente cada vez que un jugador de los leones entraba al Gran Salón.

La calurosa mesa de Gryffindor, que se veía como una mesa compacta roja y dorada, estallaba en aplausos cuando sus jugadores llegaban.

Draco ya había dicho que no iba a jugar, asegurándome que estaba enfermo, pero la última vez que esto había pasado, él se había asegurado de que cambiasen la fecha del partido para que él pudiese jugar. ¿Por qué no le importaba que lo sustituyeran esta vez? ¿Qué había tras su resfriado?

Bueno, había pasado la noche con él, y se veía un tanto enfermo, le costaba prestar atención y se dormía constantemente, así que me convencí de creerle.

Apoteósicos gritos de ánimo y abucheos llenaban las gradas, sacándome de mis pensamientos.

Uno de los extremos del estadio era una gran masa escarlata y dorada, y la otra, un mar verde y plateado.

Muchos alumnos de Hufflepuff y Ravenclaw habían tomado partido, sentandose en el lugar correspondiente de su apoyo. A lo lejos podía oír el león-sombrero de Luna Lovegood rugiendo con fervor.

Seamus se veía distante, aún molesto con Harry, envidioso de qué él no pudiese estar jugando.

Tan pronto como Madame Hooch hizo sonar el silbato, ambos equipos de quidditch se elevaron por los aires. Zacharias Smith hacia de comentarista, despreciando notablemente al comienzo a Gryffindor, pero Ron estaba jugando de maravilla, haciendo que Smith se tragase las palabras e hiciera un buen trabajo.

Íbamos ganando cien a cero, Delmeza, Dean y Ginny hacían un buen trabajo marcando tantos, los nuevos bateadores ya habían golpeado a un Slytherin y Ron estaba atajando todo, como si la suerte estuviese de su lado, tanto era su debut que los partidarios de Gryffindor comenzaron a corear: "A Weasley vamos a coronar".

Perp cuando Harper (quién estaba reemplazando. a Draco) divisó a la snitch antes que Harry, el equipo de las serpientes aún podía ganar... pero Harry fue mejor y la atrapó.

Cuando el público se dio cuenta de lo que había pasado, se alzó una ovación que casi ahogó el sonido del silbato que anunciaba el fin del partido.

Seamus y yo, gritabamos enérgicamente, saltando y metiendo tanta bulla como pudiésemos, los premios anuales se nos acercaron diciendo que habría fiesta en la Sala Común.

La atención de todos se dirigió a Ginny, quién pasó como una flecha y fue a estrellarse estrepitosamente contra el estrado del comentarista. En medio de los gritos y las risas del público, el equipo de Gryffindor aterrizó sobre los restos de madera bajo los que Zacharias había quedado sepultado. Ginny le decía risueña y despreocupada a la profesora McGonagall:

—Lo siento profesora, me olvidé de frenar.

Prometido fue deuda, Seamus corrió a contarle al equipo de la fiesta, y en menos de media hora, la mayoría de la Casa de Gryffindor se encontraba celebrando a lo grande la gran victoria, hasta habiendo una pequeña reserva de whisky de fuego, que los alumnos de la generación de sexto y séptimo se dignó de saborear, hasta Seamus y yo.

Mi atención, sin embargo se dirigió a el rojo cabello de Ron, quién no tenía piedad de la boca de Lavander, y viceversa. Luego a una Hermione llorosa que abandonaba la habitación.

O-oh.

Can't Hold Us (2T-DM)Where stories live. Discover now