Capitulo veintiuno:

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21.

Al llegar febrero la nieve se fundió en los alrededores del colegio, siendo destituida por un tiempo frío y lluvioso muy desalentador. Había unas nueves bajas de color entre grises y moradas suspendidas sobre el castillo, y una constante y gélida lluvia convertía los jardines en un lugar fangoso y resbaladizo. A consecuencia de las condiciones climáticas, la primera clase de Aparición para los alumnos de sexto, programada para un sábado en la mañana a fin de que nadie se perdiera ninguna clase común, no se celebró en los jardines, como se hacía constantemente, si no en el Gran Salón.

La lluvia repicaba en las altas ventanas y las nubes formaban amenazadores remolinos en el techo, mientras los alumnos se apiñaban al rededor de los jefes de casa y el instructor de aparición, enviado por el Ministerio.

"Las Tres D" había dicho el instructor, "para poder aparecer se deben confiar en Las Tres D" "Destino, Desenvoltura y Decisión". Pamplinas, nadie pudo lograr hacer una aparición completa: como era el caso de Susane Bones, de Hufflepuff, quién se tambaleaba en el aro, con la pierna izquierda medio metro más atrás. "La despartición, o separación involuntaria de el cuerpo, se produce cuando la mente no tiene la suficiente Decisión y parte de tu cuerpo queda atrás"

Las siguientes semanas fueron una completa pérdida de tiempo, si de clases de Aparición hablábamos, nadie aún lograba aparecerse en el aro, sin dejar parte de su cuerpo a un metro y medio de distancia ó sin caerse al piso porque "no te has movido con suficiente desenvoltura". Sin embargo, el Instructor no parecía perder ni los ánimos ni las esperanzas, porque todos los sábados parecía llegar con más alegría que la semana anterior.

**

Ya había pasado el cumpleaños de Seamus, a eso de la segunda quincena de Febrero, y el castaño no dejaba de presumirme de qué él era mayor de edad y yo no. Así qué, antes de salir de la sala común, le he lanzado un maleficio silenciador, música para mis odios. Harry había estado insoportable: normalmente me paraba en todos lados para preguntarme si sabía donde estaba Draco, y la verdad es que de el noventa y nueve por ciento de las veces que me preguntaba, yo no tenía idea. Seamus me había dicho que normalmente en las habitaciones de chicos, Harry tomaba un viejo pedazo de pergamino y se quedaba mirándolo un largo rato, para después gruñir cosas que no lograba entender.

Pero yo si.

Harry buscaba a Malfoy en el Mapa del Merodeador, y habían tres lindas opciones:

A) Encontraba a Draco en su sala común, en su dormitorio ó en clases, es decir, no haciendo nada sospechoso.

B) Cuando lo encontraba estaba conmigo.

C) simplemente no lo encontraba por ninguna parte.

Al parecer Harry era imbécil, pero yo no.

Había sólo un lugar en todo el colegio en el cual te podías esconder del Mapa del Merodeador, (si es que no querías ser encontrado) y ese lugar era la Sala De los Menesteres.

Lugar, que habíamos usado nosotros por más de medio año para tener prácticas secretas de Defensa Contra Las Artes Oscuras, debido a la ineficacia de una estúpida profesora: Dolores Umbridge.

¿Por qué Harry no se daba cuenta de que Malfoy estaba ahí?

Una linda mañana, antes de que Febrero se acabase, estaba entrando en la Sala Común cuando Harry y Hermione me detuvieron. Potter estaba con el Mapa y me miraba inquieto como sí algo me quisiese decir. ¿Tenía una novedad sobre Draco que contarme? Me sente frente a el y le sonreí, invitándolo a hablar.

-¿Qué hacías en la pieza de Malfoy anoche?- dijo por lo bajó, para que nadie más nos escuchase

La pregunta me ha agarrado por sorpresa, y mis mejillas me han delatado en el intento de permanecer serena. Ni Hermione ni Harry me miraban al rostro, ambos al parecer estaban incómodos. Vale, me han pillado.

-¿Duermen juntos?- prosiguió Granger, haciendo que casi soltase una risa, hacíamos más que sólo dormir juntos.

Asentí.

-A veces quedamos para hacer los deberes juntos y me quedo de largo- respondí mirando mis manos, Hermione miro a Harry de forma acusatoria.

-¿Ves Harry? Malfoy no trama nada.

Otra vez mi nerviosismo se hizo presente, logrando que todo el color de mi rostro se esfumase de golpe, si supiesen...

Ambos me sonrieron en forma de disculpa y se fueron de la sala común. ¿Debía decirle a alguien?

El primer día de marzo había llegado, y con eso la supuesta salida a Hogesmeade. Pero no, debido al incidente de Katie Bell (quién aún seguía en San Mungo) las excursiones al pueblo de magos habían quedado suspendidas hasta nuevo aviso, así que me di tiempo de seguir flojeando en la cama. Sabía que hoy era el cumpleaños de Ron y ya le había mandado su regalo, bueno, el y yo no éramos grandes amigos, ni siquiera cercanos, pero uno no cumplía su mayoría de edad todos los días.

Aquella tarde, después de almuerzo esperé en la mesa de el Gran Salón, hasta que Draco se levantó de la mesa de Slytherin y se marchó del lugar.

Esperé a que pasasen unos minutos y salí del lugar con destino al séptimo piso donde estaba la torre de Gryffindor, la torre de Ravenclaw y La sala de los Menesteres.

En un pasillo antes de llegar, había una niña que jamás había visto en mi vida, era de Slytherin y cuando he llegado a su lado, dejó caer su caldero, haciendo un ruido que estaba segura, se había escuchado hasta mi sala común. Me saqué la varita de el interior de la túnica y de un golpe seco, arreglé el artilugio. La muchacha me miro con los ojos saltones y yo seguí mi camino.

Sabía que tenía tres veces afuera de la Sala para que está se me revelara, pero, no tenía intenciones de entrar. Me senté frente al tapiz de mounstruos bailando ballet y saqué un libro, mientras esperaba a Draco saliera de ahí, si es que estaba ahí.

Me había leído el capítulo entero de Aritmetancia cuando caí en la cuenta de que la noche ya había caído sobre esta parte del planeta. Cerré el libro y me levanté, acercándome a la pared.

—¡Homos revelius!- susurré, era un hechizo que saque de uno de los libros que Remus y Sirius me había regalado para la Navidad pasada, y según su descripción, debería mostrar la sombra de una persona (si es que la había).

Y efectivamente, una sombra se proyectaba hacia donde yo estaba, haciéndome sentir nerviosa.

La puerta de la Sala de los Menesteres se hizo presente y de ahí salió un Draco que frenó de golpe al verme.

Un Draco al cual se le fue todo el color del rostro, para luego ser de un fuerte color rojo.

Y no de vergüenza, si no de impotencia.

No pienso detenerme aquí para contar detalles de la pelea. Comenzó a gritarme y yo le grité de vuelta. No sabía porqué nadie vino a ver el porqué de tanto grito, pero a la vez, me sentía agradecida de ello. En cuento corto, descargó su maldita frustración en mi, y yo también lo hice. ¿Resultado? Mi preciada mano izquierda marcada en rojo en su mejilla, lágrimas saliendo por montones de mis ojos, y nuestra relación, dada por terminada.

No me siguió, como una pequeña parte de mi lo hubiese querido, ni tampoco me fue a buscar, ni me envío algún mensaje.

Cuando llegue a mi habitación me encontré con Hermione con la mirada perdida y sin color en el rostro. Rápidamente me contó lo sucedido: Ron y Harry habían ido al despacho de Slughorn ya que el primero se encontraba bajo los efectos de una poción de amor (cortesía de Romilda Vane), luego el profesor propuso un brindis en favor a Ron por su mayoría de edad, pero por desgracia, la bebida estaba envenenada. Harry había salvado a Ron poniéndole un bezoar en la boca, sin embargo, el pelirrojo estaría en la enfermería a lo menos, una semana.

-******-

Holap, noté que por aquí hay muchas directioners *denme los cinco* y hace un tiempo he pensado colgar una novela de Niall. La subiría el 13 de Septiembre, pero la sinopsis, estará disponible en mi perfil desde hoy. Por si quieren pasar.

El jueves subo otro capítulo, y según el libro, quedan no más de noventa páginas para "Sectumsempra" así que 3c3c.

Can't Hold Us (2T-DM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora