Capítulo once:

5.3K 355 18
                                    

11. El Armario.

*Stars- The XX*

Tenía un tiempo libre después del castigo con McGonagall, así que se dirigió a la Sala de Menesteres, había pasado un mes y medio desde que había comenzado a trabajar en el, pero el armario evanescente seguía sin funcionar.

Muchas veces llegó a tal extremo de nerviosismo y frustración que no podía aguantar el llanto. Se sentía mal, nervioso, destruido, perdido, sentía que nunca iba a lograr reparar el armario, y sabía muy bien a qué lo llevaría aquello:

Su muerte.

Voldemort le había ordenado de manera muy directa que su misión era un y solo una: debía matar a Dumbledore y encontrar una forma de que los Mortífagos entrasen al castillo. Y todo esto tenía un precio: si lograba el cometido su padre sería redimido y su familia volvería a ser la misma, si es que fallaba, él y todos a quienes amaba iban a ser asesinados de la manera más lenta y cruel posible. 

Era un intercambio completamente morboso, pero que él en un principio había encontrado heroico. Vamos, te han criado 16 años de tu vida para ser un mortífago, sólo en el caso de que el Señor de Las Tinieblas se levantase de nuevo, y hasta había recibido el más alto entrenamiento para serlo en un solo verano.

¿Cómo no aceptar la misión?

Pero todo cambió la noche después de aceptar la Marca, cuando soñó con ella.

¿Había tomado la mejor decisión?

"No tenía otra opción, no tuve otra opción" se repetía una y otra vez.

Al recordar la Marca, se rascó involuntariamente, no era esta muy agradable, ni a la vista ni a nada. Cada vez que el Señor Tenebroso se enfadaba dolía, y ya ni quería pensar en cuando los invocaba.

¿Cómo podía haber pensado que ese tipo de vida era la mejor? Vivir con miedo, pensando en que la Maldición Cruciatus le caería a sus seres queridos, temiendo que la maldición asesina cayera sobre el al más mínimo error.

Y luego estaba ella, siempre aparecía en sus peores momentos, siempre intentando saber qué estaba mal con él, pero claro ¿qué le iba a decir? "Tengo que matar a Dumbledore, y moriré yo si es que no lo hago"

Pero cada vez era más difícil, la estaba ignorando, era por su bien. Pero no lo soportaba, la necesitaba cerca, necesitaba su pequeño cuerpo a su lado, sus sarcasmos y sus risas, sus labios y sus manías.

La necesitaba cerca.

Sin embargo no podía tenerle,  si es que él fallaba (por Salazar pedía que no fuese así) la ira de Voldemort caería sobre ella, su madre, y sobre él.

—No sé que es lo que está pasando contigo, pero debes parar, los estas dañando a ambos ¿qué no lo ves? Ella está empeorando, tan rápido como tú- le había dicho Zabini una tarde.

Era verdad, Samantha se veía triste y ausente. Era como ver a un fantasma de carne y hueso vagando por los pasillos del colegio, un fantasma que estaba condenado a evitar.

El profesor Slughorn le había hecho un favor sin darse cuenta. Con esa estupidez de el "Club de las Eminencias" había logrado que Blaise y su novia no estuviesen a su alrededor todo el rato. El viejo barrigón les citaba un par de veces a la semana durante los almuerzos y otras veces al mes en pequeñas y patéticas fiestas. No iba a negar que sentía un poco de envidia. Zabini estaba ahí sólo por su madre, una bruja de belleza singular y una gran cantidad de oro almacenado en Gringotts. ¿Y él? Bueno, su padre había sido un gran amigo del exMinistro de la Magia por un par de años (porque es el padre de tu novia), su familia donaba generosas cantidades de oro a San Mungo y otras de esas inútiles instituciones, también conocía gente influyente (mucha más que el patán de McLaggen) su abuelo, Abraxas Malfoy había sido muy influyente en sus tiempos y su madre pertenecía a la legendaria estirpe de los Black. ¿Necesitaba algo más? ¡Debería él haber sido invitado a ese patético club y luego rechazar la invitación porque debía destinar su tiempo en otras cosas!

Pero a diferencia de otros, sus padres no se están pudriendo en Azkaban.

Retiró esos pensamientos de su cabeza con rápidez y se concentró en el negro armario que yacía ahí. Sabía que Peeves, el polgesteir lo había roto el año pasado.

Los gemelos Weasley habían metido a Montage en esa misma fecha.

El armario comenzaba a funcionar poco a poco. Podía mandar objetos inanimados, que se demoraban un par de días en regresar, pero algo era algo.

Las doce campanadas le indicaron que debía marcharse de ahí. Odiaba aquella estúpida sala, perdía toda la noción del tiempo, ya había llegado dos veces tarde a Transformaciones y muy bien sabía que McGonagall le estaba agarrando bronca.

Tenía que salir del séptimo piso para llegar hasta las mazmorras, por fortuna siempre tenía la excusa perfecta para cuando se pillaba a Filch o a algún profesor:

"Mis rondas como perfecto".

Sin embargo, al llegar a su sala común, todos hablaban de una alumna de Gryffindor, Katie Bell, quién había estado bajo el maleficio Imperius, los detalles eran vagos, pero la muchacha había sido trasladada a San Mungo.

Un nudo se le hizo en la garganta, ella había sido la desafortunada en un plan maquinando por él. Tan sólo creyó que haciendo entrar un collar maldito, con destino el viejo director, lo mataría sin ingresar a los estúpidos mortífagos, para protegerla a ella.

Pero había fallado.

Y una inocente estaba en San Mungo.

Su intención jamás fue dañar a gente inocente.

La mañana siguente se dirigió, luego de desayunar a la Sala Multipropositos, o bueno, lo intentó. Samantha le bloqueó el paso apenas pudo, en el rostro tenía una mirada nerviosa. Su mano pasó debajo de sus ojeras, logrando que él se sobresaltara, aún no estaba muy acostumbrado a que la gente lo tocase. Ella le miró un par de segundos más antes de suspirar.

—Slughorn nos avisó que hará un baile de Navidad, y nos permitió llevar a un acompañante, estaba pensando en que quizás...

—No tengo tiempo para estúpidos bailes de Navidad.

Sin siquiera replicar, la perdió entre la masa de gente que salía de el Gran Comedor.

La estaba perdiendo.

*White Teeth Teens- Lorde*

"Estaban sentados solos. En silencio. No se podría definir dónde estaban con exactitud. Habían muchos árboles rodeandolos, y la visión era borrosa. Pero sabía que él estaba ahí, lo veía sentado frente a ella. Cuando levantó la vista, los moratones bajo sus ojos eran evidentes, pero lo que fue más  evidente fue la marca de color verde oscuro sobre su brazo. Una serpiente, saliendo de un cráneo.
La Marca Oscura"

Abrió los ojos de golpe. Una que otra gota de sudor caía de su frente. Aquello sólo había sido un mal sueño. Pero se había sentido tan real.

Se prometió que no volvería a pensar en él de esa forma. Ese sueño le hizo tener miedo, pero Draco no sería tan estúpido como para unirse al Señor Oscuro.

No, por supuesto que no.

Draco era un imbécil la mayoría del tiempo, pero no un estúpido. Estos pensamientos se debían únicamente a las insistencias de Harry. 

Abrió el cajón de su pequeño velador y usando su varita iluminó el sobre que su madre le había enviado. No lo había leído porque no tenía ni el interés ni el tiempo. Pero ahora sentía la necesitad dé.

"Hija:

Espero que te encuentres bien, nosotros lo estamos. Tu padre y Remus te mandan saludos. Los padres de Charlotte se han contactado conmigo y quieren que pasen una semana juntas en las vacaciones de navidad en una cabaña privada que ellos tienen en Bournemouth. Le he dicho que cuente con ello y he pesando que te gustaría ir con Draco (ya que Charlotte irá con su novio), esperaré tu confirmación para invitarlo.

Te quiere,

Addisson."

{A: @Sofiicantinschneider- Patosparamore- DanielaAltamirano}

Can't Hold Us (2T-DM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora