Fixing Your Heart ➳KookV

➳Capítulo 27 PT.2

Me sorprendí cuando di el primer paso al interior de la casa, quite mis zapatos tomando uno de los tantos bellos pétalos de rosas que estaban en el pasillo me brillaron los ojos ante aquel detalle tan lindo, me quitó el abrigo con cuidado y me paso unas pantuflas, pero me negué a ponérmelas queriendo disfrutar de esa sensación incluso si tenía una idea en sueños de como se sentía caminar entre petalos era errada, sentía que flotaba a cada paso que daba y sonreí cuando me dio su mano haciéndome seguirlo.

-Kookie tú... es enserio- él me sonrió dulcemente arrastrándome al salón reluciente entre las luces de las velas, un olor dulce y cálido que hizo temblar mi corazón, el recuerdo de aquella película se vino a mi mente de inmediato cuando vi por fin la mesa y pase mis dedos por ella incapaz de asumir que él realmente hizo mi sueño realidad -Jungkook esto es precioso... es el mejor regalo que me han dado, es... -termine por llorar antes de poder decirle algo más y no tenía idea de cómo podría agradecérselo, me estiré hasta poder rosar sus labios, muchas emociones por un día iban a hacer mi corazón explotar.

-No llores más pequeño, se supone que esto debe alegrarte- rió en mis labios y sus manos me acariciaron el pelo con tanta suavidad que me hicieron preguntarme si él existe, ¿cómo alguien tan dulce puede siquiera existir?

-Esto no termina aquí amor, pero ve a darte un baño, debe estar cansado señorito sobretodo por el maratón- puso una cara graciosa y camino de nuevo con gracia, me ofreció su brazo y yo reí terminando de secar mis lágrimas.

¿Seguro que no estás soñando?

Toque la rosa que estaba en el florero bellamente decorado clavándome con las pocas espinas que tenía, definitivamente no estoy en un sueño, se veía estúpido, pero jamás podría creer que alguien hiciera esto por mi.

-Bueno a menos que quiera que le de un baño...- subí y baje mis cejas mientras tocaba el botón de mi camisa molestándole como él suele hacerlo -voy a prepararle la cena- dijo con rapidez.

Me reí mientras lo veía casi correr a cerrar la puerta escapando del baño, su cola quedo atrapada en la puerta y fui a ayudarle entre risas, dios este hombre si que luce bien en traje, le di una nalgada cuando por fin lo libere y lo vi ir a la cocina. Se me escapó un suspiro admirando cada uno de los detalles del baño, las velas, la tina ya preparada, ropa de cambio incluso mi ropa interior favorita estaba ahí y la loción de baño con olor a durazno, Jeon Jungkook me conoces demasiado bien.

Mi corazón tomó un pequeño respiro en ese momento, pero no podía ocultar lo eufórico que estaba, me tomé mi tiempo y reuní todo el valor para tentar al demonio, porque sí yo iba a romper nuevamente una regla por él. Nunca antes me había atrevido a mostrar esa clase de interés por alguien, cuando las malas experiencias te marchitan te terminan volviendo inseguro, de ti, de tu cuerpo, de algo tan propio como lo es la sexualidad, además Hoseok nunca buscó esa clase de amor conmigo la palabra virgen cada vez que era escuchada era un sinónimo de algo malo, las cosas se limitaban a solo él y su propio disfrute, terminando en comentarios sobre mí; hay una diferencia en lo que la gente llama hacer el amor, este abarca todo las conversaciones interminables, donde no existen secretos ni máscaras ni inseguridades, hacer el amor podía ser incluso tomarnos de las manos y disfrutar de ese simple hecho, pero nunca lo llegué a entender hasta ahora estaba en el momento perfecto, la persona indicada.

Todo gracias a él, que muchos juzgarían por haber estado con una cantidad incontable de chicas por aquello sonaba como un patán, cuando en realidad la gran mayoría lo trataba como un rey y él lo terminaba odiando la confianza que le tenía el resto porque sí él era parte de los caprichos de las universitarias, él más popular, respetado, añorado entre los estudiantes, un objeto de colección limitada, todos contados a sus pies y yo había sido la única persona que no lo había visto como un simple buen cuerpo, la única persona que le llevo la contraria, el único que pudo sacar su opinión y crítica personal a su antiguo yo.