123. Lenguaje corporal

1.5K 125 15
                                    

Siento los labios de Yerik rozando los míos y me quedo tildada. Yo debo estar soñando o algo así ¿Más pesimista no puedo ser? ¿Qué tiene de malo que un hombre guapo me mire? Pues para empezar, es mi paciente y además, puedo hacer miles de comparaciones para aclarar que hay mujeres mejores que yo ¡Hay de sobra!

Con estos pensamientos mejor me suicido, en vez de estar pensando en lo estúpida que soy, debería notar esos labios deliciosos ¡Oh que bien besa!

Oportunidades así, no hay ninguna ¡Concéntrate!

En mi distracción abro la boca y mete su lengua. Oh no puedo excitarme solo por unos labios. Me siento pervertida.

—Lexie.

¡Mis mejillas están que queman!

—S... ¿Sí?

—Es la primera vez que disfruto tanto un beso —confiesa.

Ay me desmayo. Tú eres el que besa bien, yo no.

—No digas mentiras, hace mucho que no besaba a alguien —declaro confundida.

No debí haber dicho eso ¡Hasta el imbécil se ríe! Que horror, que vergüenza.

—La verdad nunca lo había hecho por gusto propio, así que un poco estamos igualados.

—¿Te comparas conmigo? Eso no tiene sentido —Frunzo el ceño.

—Ese pesimismo Lexie ¿No debería ser yo quién lo tenga? Digo, soy el que no tiene una vida real y casi muere varias veces —Se acerca nuevamente a mi boca y me sobresalto —. Me causa incertidumbre doctora, ¿Por qué esa actitud?

—Olvídalo —Miro para a un costado pero lo vuelvo a observar cuando me besa otra vez. Su mano desciende hasta mi falda y comienza a levantarla —. Es... espera —vuelvo a pedir cuando su boca se separa de la mía a pocos centímetros.

—Estoy esperando —Me regala otra sonrisa.

—No es correcto —respondo sin titubear.

—¿Y quién se va a enterar? Que yo sepa no hay nadie en el pasillo, ni el los siguientes consultorios ¿Quién sabe a dónde habrán ido? ¿A almorzar?

—¡No importa! —grito —Y no es hora de almorzar, es el cambio de turno, eso es todo —explico —. Ahora salte de encima, no es correcto —dictamino y repito para que le quede en la cabeza.

—En realidad, usted es la que está en mi cama —Se ríe —. Además —Se acerca a mi oído —¿Qué hay de malo en que dos personas se transmitan el deseo a través del placer físico? Explíqueme doctora, que no entiendo.

Ay se me eriza la piel.

—¿Deseo? ¿Qué dices? Yo no te deseo —. Que mentirosa.

—Fui entrenado para entender las reacciones de las personas, incluso en la cama —Observa un segundo mi mano y luego vuelve a mirarme el rostro —. Es a lo que llaman, lenguaje corporal. Por ejemplo, en estos momentos presionas el puño porque estás nerviosa, quieres ocultar lo que sientes, pero a la vez tus pupilas se dilatan porque te concentras en lo que deseas ver.

Quedo perpleja.

—¿Cómo lo sabés?

Se ríe.

—Ya te lo dije, me han obligado a saber todo sobre las personas, ya es inevitable para mí, pero volviendo al tema que nos compete, no puedes mentirme, porque ya sé que lo haces, busca otra técnica —expresa con confianza.

—Supongo que ya perdí —Sonrío de manera inconsciente y siento que mi corazón late fuerte por la buena sensación.

—Aceptaré esa confesión pesimista, solo porque me acabas de decir que sí.

Me besa y le correspondo. No puedo acotar más nada a esta situación realmente.

Lealtad Tatuada (R#4) [Lealtades #1]Kde žijí příběhy. Začni objevovat