Lealtad Tatuada (R#4) [Lealtades #1]

121. Es mi trabajo

Yerik

Al final terminé confiando en la doctora. No puedo darme el lujo de hacer esas cosas, pero en estos momentos tengo pocas opciones. Necesito un aliado y Alexandra parece la indicada para el asunto. Gracioso es que justo su nombre sea en femenino y en inglés, pero a fin de cuentas, el de mi hermano.

En este momento, seguro piensa que estoy muerto, mejor así, no puedo meter a más personas en el problema.

¿Cuál es el problema? Mi existencia en sí es uno ¿Por qué? Soy como un archivo, tengo la información para crear futuros soldados y mi sangre tiene la droga que quieren los científicos ¿Cómo ocultarse? Se supone que lo estaba. No sé qué pasó en la C.E.E.R pero ya no es mi protector. Claro, para ellos también estoy muerto.

Campo de entrenamiento especial Ruso, es más que eso, es de allí de dónde vengo, pero ya no es más mi hogar.

Hablando de sentirse cómodo en un lugar. Camino por los pasillos de la clínica y visualizo a mi médica favorita.

—¿Qué haces fuera de la cama? —me reprende la pelirroja.

Sonrío.

—Buenos días, ¿Cómo has amanecido hoy?

Ella rueda los ojos al yo ignorar su pregunta y me río. Siempre estoy alegre, es parte de mi entrenamiento, cuando era espía. Cuestión, ahora que estoy como retirado y ocultándome, o sea ni siquiera estoy trabajando, es raro.

No tengo nada que hacer, entonces molesto a la doctora.

—Hoy se ve muy radiante —digo y ella bufa.

—¿Estás coqueteando conmigo? —insiste con su pregunta de la otra vez.

—No —Ladeo la cabeza —¿Quieres que lo haga?

Se sonroja.

—¡No! Y regresa como un buen paciente a tu habitación.

—Creí que era buen paciente, ni modo —Regreso al cuarto.

Cuando llego a la cama y me siento allí, la veo en la puerta.

—Acabas mi paciencia —Se cruza de brazos.

Me río.

—¿Y por qué me sigues?

—El doctor en jefe dijo que debo dar un diagnóstico, ya que lo hemos evitado lo suficiente.

—O sea que vas a revisarme, que atrevida —la provoco.

Se sonroja.

—¡Es mi trabajo! —grita nerviosa.

—Y lo disfrutas.

—Ay, ya cállate.