103. Altamente entrenado

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Nick

Siento la respiración de Aleshka en mi pectoral y abro los ojos. Sonrío y la abrazo en aquel colchón de mi casa, no más suave que esa aterciopelada piel, pero perfecto para quedarme unos segundos más en la cama y disfrutar del buen aroma de mi amada.

Mi celular suena y hago puchero, se me arruinó el momento. Me inclino sin intentar despertarla y agarro el móvil despacio, volviendo a la misma posición.

—¿Hola? —hablo bajo.

—Hijo, me gustaría hablar contigo.

Entrecierro los ojos al escuchar la voz de mi madre. La ayude a esconderse ¿qué más quiere? Realmente no me gusta conversar con ella, pero es mi mamá, incluso aunque nos haya abandonado a mi hermano y a mí cuando pequeños, por esa razón siento que aún no puedo desampararla.

¿Acaso seré demasiado bueno como para perdonar?

Termino por vestirme, le aviso a Aleshka que voy a ver a mi madre dónde la oculte y me dirijo hasta allí con cautela.

Cuando llego al lugar, me está esperando sentada en una silla con dos tés en la mesa.

—Hola hijo —La mujer escuálida me sonríe con cariño y presiona la taza que tiene entre sus dedos.

—¿De qué querías hablarme? —Me siento en la silla del frente y miro el té —¿Lo hiciste recién?

—Sí... quería, decirte que... —Observa mi acción —¿Alek?

Me quedo viendo la taza, la levanto viendo el color y la huelo sin ninguna vergüenza.

—Madre, soy un soldado altamente entrenado —Golpeo el vaso y este se cae al suelo rompiéndose en mil pedazos. Levanto la cabeza viéndola de una manera muy seria —. Primero lo de las llaves, ahora somníferos ¿Qué estás ocultándome? Trabajas para ellos ¿cierto?

Baja la cabeza nerviosa.

—¿Qué estás diciendo?

—¿Por qué? —insisto.

—No, no es cierto.

Frunzo el ceño.

—¿Qué ocultas madre? —repito —¿cómo puedes traicionarme otra vez? —digo frustrado y me levanto de mi asiento —Primero me abandonas, luego me entregas a mi enemigo y siempre te haces la víctima ¿Te crees tus propias mentiras acaso? —Camino hasta la puerta.

—¡No, espera! —expresa llorando.

Toco la manija y no la miro.

—¿Qué espere qué? Ya te esperé demasiado.

Lealtad Tatuada (R#4) [Lealtades #1]Where stories live. Discover now