2. La niña huérfana

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Argentina - tiempo después

Al final, terminaron por convencerme. Todo parecía a mi favor cuando Aleshka me envió los datos de la misión para que tomará la decisión.

Un país conocido, mi enemigo era el objetivo y...

—Ya me arrepentí —Me río mirando la documentación.

—¿Qué? ¿Por tu jefa? —dice la mujer fría y sin corazón sentada en el escritorio del despacho.

—¡No! —Hago una pausa —sé que la veré pronto —Vuelvo a reír y levanto el papel —¡Esto es el problema!

—Es simple la situación —exclama sin expresión —saben que Adrik le enviará el archivo a este empresario y tú eres el único que ha hackeado sus cuentas alguna vez.

—Sí, ya sé esa parte, una vez que lo descubra limpiare mi nombre pero... —Hago una mueca divertida —no pienso ser el guardaespaldas de nadie, ni siquiera fingiendo, ese privilegio sólo lo tiene mi Reina.

—Tu lealtad es impecable, pero tú mismo lo has dicho, es "fingir". Ni siquiera tendrás que cuidar a esa adolescente y tampoco tendrás que pasar una entrevista, por si ese es otro inconveniente, tengo todo arreglado —explica y juego con el papel en mis manos. Lo doblo y lo convierto en avioncito —. Deja eso —expresa cortante.

Mi sonrisa se amplía.

—Si me das un beso.

—No —me interrumpe y hago puchero —concéntrate en la misión.

—¿Tú vida es sólo una misión señorita robot? —sé qué no debería decirle así, me recuerda a la primera vez que le vi una expresión de tristeza en el rostro, pero cómo ya no le afecta, simplemente lo vuelvo a hacer.

—Kovalev...

—Llámame Nick —le aclaro —o por mi nombre —me lo pienso —¿Por qué siempre el apellido?

Se levanta del asiento.

—Es profesionalismo, nada más —Camina hasta la puerta y la abre —si ya has terminado, ya sabes que hacer, la reunión es a la tarde, no lo olvides —Se retira.

Suspiro y hago puchero.

—Qué mala, señorita robot.

Salgo del edificio y mientras camino me pongo las manos en los bolsillos. Bajo mi velocidad en aquella vereda, cuando me doy cuenta que me están siguiendo. Me detengo en la entrada de un callejón y sonrío.

—Hora de jugar.

Me dirijo hasta allí y me percato que es sólo uno, entonces me giro.

—¿Vienes de parte de Adrik? —pregunto muy calmado.

—¡No conseguirás el archivo! —Tira un detonador y sale corriendo.

¡Maldición!

Comienzo a correr también, pero me detengo al visualizar una niña en medio del camino. Tendrá unos siete u ocho años, más o menos. Miro a un lado y otro notando que está sola en este callejón lúgubre y sin un adulto presente. Sin pensar en nada, la levanto antes de que exploté todo y la saco allí. Pego un salto, la pequeña chilla cuando se destruye el lugar y caemos fuera de allí.

—¡Uf! Eso estuvo cerca —Me río y la bajo para luego preguntarle —dime pequeña ¿Y tu mami?

—No tengo —exclama en tono bajo, estremeciéndose.

Que mal, cambio de pregunta.

—¿Y tu papi?

—No tengo —pronuncia poniéndose mal.

Creo que lo estoy empeorando.

—¿Algún adulto que te esté cuidando?

—No tengo —Sus ojitos se humedecen.

Okey, sí, lo admito, ya lo empeoré.

—A ver, dime ¿Cómo te llamas?

—Tatiana —expresa tímida.

—Bueno Taty, yo soy Nick —Le ofrezco mi mano —veamos qué podemos hacer —Le sonrío y ella también lo hace.

Oh, oh. Lo veo venir ¡Ahí está mi parte paternal, como adoro a los niños! Y yo sigo siendo estéril y mi maldito estilo de vida tampoco me permite adoptar.

Mala suerte para mí.

¿Y ahora qué hago con esta niña? Debo encontrar una casa hogar o alguien que se encargue de esta pequeña, no la puedo dejar aquí. Sin embargo, llevar a un niño a un orfanato, no es lindo y lo sé bien, porque yo estuve en uno.

Lealtad Tatuada (R#4) [Lealtades #1]Where stories live. Discover now