Ya habían pasado dos horas desde que zarpamos, teníamos como destino Londres, Inglaterra, por lo tanto teníamos 8 horas de viaje, en un avión, serían 11, pero al parecer, en un barco volador, y con la ventaja de tener a Percy y Jason, el trayecto disminuía tres horas. Quedaban seis horas de viaje, y Leo estaba en la sala de máquinas, dónde se “manejaba” el Argo, él había insistido en poner el piloto automático para poder hablar, pero no quería quitarle su tiempo, así que me decidí a esperar.

Maldición, había dormido las cuatro horas de viaje desde Long Island hacía California, y ahora no tenía ni un poco de sueño para pasar el rato, y no me había traído ni siquiera un libro porque pensé que no tendríamos ni siquiera un rato libre (tampoco me atraía el hecho de prender la televisión), lástima que me haya olvidado de las horas de viaje. Observé el reloj de la habitación, 4:27 pm, de acuerdo, tenía un tiempo para bailar en mi habitación. No necesitaba música para eso, las canciones que más bailaba, me las sabía de memoria, además, se me daba bien improvisar. Me senté en el piso, y comencé a estirarme.

Luego de una cansadora sesión de baile, volví a observar el reloj, 7:53 pm, vaya, dos horas y media bailando. Estaba muy acalorada, por lo tanto, tomé otra muda de ropa y fui a ducharme, para perder el tiempo, prendí la televisión de mi camarote, ya que, ya se me habían acabado las ideas para distraerme, puse Warner Channel y me quedé viendo una serie de comedia que estaban pasando. Sonaba gracioso, porque era la rutina normal de un adolescente normal, no de una mestiza rumbo a Londres para derrotar a un dios menor. Resoplé y me hundí en el único sillón con el que contaba la habitación. Había pasado media hora, cuando me aburrí y decidí salir a cubierta. Al parecer, todos habían optado como yo, de usar ropa de todos los días, y no la del campamento. Ahí se encontraban todos, menos Leo, Percy y Annabeth.

-Qué bueno que estás aquí –me dijo Piper- Estábamos a punto de solicitar una reunión.

Asentí.

-Ya veo, falta una hora para aterrizar.

-Exacto –concordó Jason- Deberíamos hablar sobre algunas tácticas de ataque –golpeó su puño derecho contra su palma izquierda- No sabemos a cuál dios encontraremos ahí, ni dónde estará, ¡Londres es enorme!

-Necesitamos una estrategia –resumí.

-Lo has captado.

Diez minutos después, estábamos todos en la “sala de reuniones”, que contaba con un panel de visión que mostraba imágenes del Campamento Mestizo a tiempo real, lo miré con nostalgia, y no fui la única en hacerlo.

-De acuerdo –dijo Annabeth poniéndose de pie, sonreí, era obvio que ella era la que estaba al mando- Esta vez contamos con una desventaja: no sabemos a quién esperamos, ni en dónde buscarlo.

-¿Qué sugieres? –preguntó Frank.

-Pues… -dudó unos segundos- Creo que deberíamos separarnos y buscar algún tipo de ser mitológico, la presencia de un dios no es algo que pase desapercibido para ellos.

-Suena lógico –me encogí de hombros.

-¿Cuál será la señal si alguien dio con un objetivo? –preguntó Hazel.

-Podría disparar un chorro de agua –dijo Percy.

-Yo invocar un rayo, o algo así –aportó Jason- Leo podría lanzar una o dos bolas de fuego, y Frank podría lanzar una de esas flechas-explosivas que tiene.

-¿Qué tienes qué? –pregunté abriendo mucho los ojos.

-Son geniales, deberías probarlas –me dijo.

Fix Me {Leo Valdez}Where stories live. Discover now