14. Olivia Fletcher

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<Leo>

¿Cómo era posible de qué aún con un muy bobo acento de “z” ella estuviera adorable? Fue inevitable que escupiera todo ese rollo de cursilerías, y me arrepentí al instante. Por suerte, pude arreglarlo con sugerir que volvamos al campamento a tiempo para la cena. Ella me miró extrañada, pero aceptó.

Al llegar, varios campistas nos vieron pero lo ignoraron… supongo que ya se habían acostumbrado al hecho de que Alice y yo estemos todo el tiempo bromeando y riendo (claro, cuando ninguno estaba trabajando)

Se despidió con la mano y se dirigió a la mesa de Apolo junto con sus hermanos, algunos levantaron la vista para verme sorprendidos, pero al instante perdieron el interés, todos menos Olivia, quién seguía observándome intrigada con sus ojos verde pino, me sonrió y luego se concentró en seguir comiendo su ensalada.

Le devolví la sonrisa y caminé hacia mi mesa.

Al diablo todo.

Habían pasado dos semanas desde que Alice había asumido su puesto como jefa de la enfermería.

Claro, eso era algo bueno.

Lo malo era que apenas la había visto durante ese período de tiempo, y los momentos en los que la había visualizado aunque sea por dos segundos, y había intentado entablar conversación, ella se disculpaba con un “Lo siento mucho Leo, ¡de veras! Pero estoy muy ocupada, lo siento de nuevo, adiós” y se iba sin decir nada más.

Por eso digo al diablo todo. Sabía que pasaría esto.

Durante un momento consideré en fingir alguna lesión o algo así para poder hablar durante cinco minutos, al menos. Pero descarté esa opción enseguida, ella estaba muy ocupada, lo último que necesitaba era que alguien le sume trabajo.

Estaba a punto de irme al taller cuando sentí un cálido tacto en mi hombro. Me di la vuelta, emocionado, y ahí estaba ella, me miraba con una tímida sonrisa.

-Ah, hola Olivia –dije algo decepcionado, pero intenté ocultarlo. Claro que cuando una chica guapa te llama, te pones feliz, y lo estaba, por supuesto. Pero hubiese preferido que Al estuviese ahí.

-Leo, ¿cómo estás? –me preguntó y se situó a mi lado.

-Bien, ¿y tú? ¿Qué cuentas?

-No mucho –hizo un gesto con la mano, quitando importancia- ¿A dónde ibas?

-Al búnker 9, ¿quieres venir? –pregunté. Después de todo, no haría nada en todo el día, sólo me pondría a construir y reparar.

-Creí que no me lo preguntarías –sonrió ampliamente y comenzamos la marcha- Nunca he ido.

-No te preocupes, muy pocos lo han visto –le expliqué.

-Ah, ya entiendo. ¿Es exclusivo o algo así?

-Nada de eso –le sonreí- No a todos les parece interesante estar encerrando y rodeando de máquinas, ¡difícil de creer! –agregué con ironía.

-Pues ellos se lo pierden –le brillaban los ojos, y se pasó los dedos por su corto y ondulado cabello rubio.

-Ya casi llegamos, Olivia –dije al tiempo que sacudía mi pelo, a causa del calor.

-Leo, déjate de formalidades –ríe- Soy Liv, para los amigos.

-Está bien –sonreí.

-¿Puedes mostrarme tus inventos? –me preguntó acercándose.

-Por supuesto –sonreí y la llevé a la bodega dónde tenía mis construcciones de mayor tamaño.

Fix Me {Leo Valdez}Where stories live. Discover now