Capítulo 59: Namarië

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Nota: Ya sé que eso de que te pidan escuchar una cancion mientras leen está algo jodido a veces, sin embargo esta vez quisiera que lo hicieran, yo la escuché mientras escribía todo esto y casi lloro shavas. :'v Si quieren adentrarse en la historia o algo por el estilo vean el link o busquen la canción en spotify o algo así, no hay problema si no lo hacen obvio jajaj, ni que las estuviera observando, solo era una recomendación. Si la escuchan me dicen que les pareció.
Bueno bueno ya, las dejo leer, comenteeeen y voteeeeen!
Xoxo.

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Me quedé pasmada un segundo, Richard odiaba a Zach y Zach lo odiaba a él, eso había quedado muy claro un par de veces. Me tomó más de un par de segundos asimilarlo todo, y cuando caí en cuenta ya estaba llorando de nuevo.

—Estará bien. Vania.

James me dio un último abrazo y se alejó perdiéndose por el pasillo. Tenía que encontrar a Richard. Lo llamé para poder verlo en algún lugar en la ciudad pero por alguna razón se negó a encontrarse conmigo, su excusa fue que tenía demasiada tarea. Su voz se oía cansada y dejé de insistir.

—Gracias

—¿Por qué?

—Por donarle parte de tu médula a Zach.

Se hizo un silencio.

—Sé feliz, Vania. Te amo.

Entonces colgó.

Una parte de mi corazón se quebró y la otra estaba brincando de felicidad. Eran dos sentimientos muy diferentes y no tenía idea de qué hacer. 
Pero Richard era mi mejor amigo y estaba segura de que siempre lo sería.

Me dirigí a la cafetería, pedí un café expreso, no era nada fan del café y menos del expreso, pero necesitaba mantenerme despierta. Di un sorbo cuando lo tuve en mis manos y fui en busca de mis padres para decirles acerca de Zach, pero no los encontré, así que me dirigí de nuevo a la habitación de mi novio.

Recuerdo que abrí una puerta e inmediatamente muchos enfermeros pasaban corriendo frente a mí. Me incorporé y alcé el cuello, tal vez buscaba a alguien que acabara de llegar, alguien herido, pero no vi nada. Después de tanto ajetreo y escuchar a unas enfermeras llamar por teléfono a unos doctores con apellidos extraños... Vislumbré al Sr. Parrish yendo a toda velocidad por el pasillo. Y entonces todo lo demás ocurrió en cámara lenta, no oí nada más, solo el sonido de los latidos ensordecedores de mi corazón en mi cabeza. Seguí a James con paso apresurado y con el corazón empezandome a latir con mayor rapidez y fuerza, mis oídos no podrían soportar más.

<<Que no gire a la izquierda, que no gire a la izquierda>>

Repetía en mi mente con súplica. Pero fue en vano, el Sr. Parrish sí giró a la izquierda.
Solté el café, vertiéndose todo en el suelo, unas gotas calientes alcanzaron a quemarme el brazo pero no me dio tiempo de percatarme porque yo ya estaba corriendo a la habitación de Zach.
La puerta estaba abierta y entré. Todo aquello de la cámara lenta y el sonido de mi corazón se detuvieron y ahora todo se volvió una película horrible de terror, todo parecía tan surreal, no podía respirar y el monitor cardíaco ya no hacía su habitual bip bip bip y mi mente se negaba a creer que el corazón de Zach se había detenido. Todo mi ser se negaba a creer lo que estaba presenciando. James sostenía un par de desfibriladores mientras una enfermera ponía unas plantillas en el pecho blanco de Zach. Mi cabeza parecía que iba a explotar, extrañas sensaciones como de hormigueo recorrían mi cuerpo entero.
Su cuerpo yacía inerte y el mío hacía un gran esfuerzo por no colapsarse, solo me quedé ahí, observándo todo, cómo inyectaban un líquido en los tubos que iban conectados a su muñeca. Y de nuevo no volví a escuchar nada, solo observaba a los enfermeros correr de un lado a otro y a James gritando cin desesperación y miedo algunas palabras y señalando medicamentos en una vitrina. 
Miedo.
Cuando un enfermero se percató de mi presencia en el cuarto de inmediato se acercó y todo volvió.

PacienciaWhere stories live. Discover now