Capítulo 24

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Desperté a causa de una leve punzada en la cabeza. Abrí los ojos, estaba en mi habitación. Una melodía acogedora sonaba en mi cabeza, tenía un auricular puesto.

Recordaba perfectamente todo lo que había pasado ayer, pero lo que no recordaba era que Zach aún seguía a mi lado, en mi cama, cobijado con mis sábanas, él tenía el otro auricular.

Me asusté y me sobresalté, miré por mi ventana, aún era de madrugada, solo había un poco de claridad afuera.
Me relajé, mis padres no despertarían en unas 4 horas. Volví a meterme en las cobijas, pensado en todo lo que había pasado ayer y sonreí para mí al ver a Zach en mi mente, pero sonreí aun más cuando volteé y él estaba a centímetros de mí.

Tenía el cabello alborotado y los labios levemente entreabiertos. Tenía un aspecto rendido, y de vez en cuando apretaba los ojos y curveaba los labios levemente casi como una sonrisa. Despertarlo sería algo imperdonable.

Era una suerte que estuviera dormido, jamás pude contemplarlo tan bien como en este preciso momento. Sentía una felicidad inusual al saber que podía mirarlo cuanto yo quisiera.

Me relajé en mi almohada y me dispuse a dormir, no iba a despertarlo, ¿cómo podría? No con ese rostro que reflejaba una calma infinita.
No sé cuánto tiempo pasó después de eso, pero me desperté de nuevo cuando lo sentí levantarse. Fingí dormir y lo observé al ponerse los zapatos, cerraba los ojos cuando creía que me miraba así que solo pude sentir el cálido beso en la frente que él me brindó.

Después de eso salió por la ventana sin hacer el menor ruido y ya en el tejado pudo bajar por el árbol que yacía a tan solo unos centímetros de distancia.
Después de verlo irse me dí una paliza mental por todo lo que había pasado por mi mente hace un rato.
Pero aún seguía sonriendo, tomé la almohada que él usó y la abracé, me quedé completamente dormida.

No pude verlo los siguientes 5 días, resultó que Gina lo había castigado por llegar tan ¿temprano? a casa. Solo pude comunicarme con él por medio de mensajes de texto y todas las noches a las 10 en punto me llamaba por teléfono. Era muy emocionante oír su voz.

Cuando me dirigía al super a hacer las compras semanales me encontré con Gina en la casa de al lado, iba bajando de su auto, la saludé. Le expliqué que mi casa era la de al lado y me dijo que en la casa que se aproximaba a visitar, vivía su hermana. Jamás imaginé que fueran familia, aunque analizándolo bien... La señora Hilda se parecía un poco a Gina, a pesar de que la primera se notaba un poco más grande de edad.

La señora Hilda tenía 4 hijos hombres, Luke era el más pequeño, tenía más o menos la edad de Zach, y seguía viviendo con sus padres.

Me llevaba muy bien con esa familia, es decir... éramos como todos típicos vecinos amigables.
Me despedí de Gina con un beso en la mejilla y por último le dije que le diera mis saludos a Zach.

Al octavo día salí a visitar a Beca a su trabajo. En su hora de descanso nos tomamos un café y hablamos... corrección, habló, una hora completa acerca de lo mucho que le gustaba un nuevo chico.

-Por Dios Becca, ¿cómo rayos haces para enamorarte de un chico cada semana? -Exigí saber. -Yo con trabajo acepto que me estoy enamorando de Parrish y tú ya quieres un novio nuevo.

Ahí me dí cuenta de que lo que había dicho jamás debí decirlo.

A Beca se le abrieron los ojos como nunca jamás, al igual que su boca y no paraba de señalarme por causa de la sorpresa.

-¡No me jodas! ¡Lo sabía! -Exclamó pero en silencio, sin dejar de un lado la emoción. -¡Sabía que solo fingias no estarlo!

Me llevé ambas manos a la cara y me reí.

PacienciaWhere stories live. Discover now