Capítulo 1

502 36 14
                                    

Entré al probador con aquél vestido rosa en las manos después de tantos ruegos de mi madre por que me lo probara.
Demonios, odiaba el rosa, ¿por qué no podía ser otro color?

Me deshice de los vans antes de quitarme los jeans ajustados, y posteriormente la blusa color negra de algodón.
Me miré al espejo e hice una mueca de desagrado desinteresado.
No era delgada, para nada, estaba al rededor de unos 10 kilos por sobre lo que debía pesar.

Tenía estrías en las caderas, y en los muslos. Mamá dice que no estoy gorda -ridículo ¿no? O sea tomando en cuenta que pesaba 10 KILOS MÁS de lo que debía- y que las estrías son porque crecí muy rápido. Pero no, eso no era cierto, solo lo decía para que no me sientiera mal conmigo misma. Mis brazos estaban flácidos y gordos, se movían como una gelatina, y cuando me tocaba la barriga parecía que se creaba una onda expansiva.

Pero eso no era un grave problema para mí, o sea, no me preocupaba estar gorda, no demasiado, tal vez con ejercicio se quitaría. Lo que sí me jodía era que mi cara era redonda como un melón, tenía cachetes de ardilla, y en ellos varias espinillas que se tornaban color rojo. Mi cara estaba llena de puntos rojos asquerosos, y eso a mis 16 años era un problema muy grande, juro que había ido ya con varios dermatólogos y después de todo nada había podido quitarme esas malditas espinillas inmensas.

Mi autoestima no era nada alta, a veces no me importaba mi aspecto pero otras veces sí, como cuando veía a un chico guapo, que lograba atraer mi atención, ahí era dónde me desplomaba.

A pesar de mi metro sesenta y cinco mi volumen era muy notorio.

A duras penas logré ponerme el vestido ridículo, mi panza se notaba un poco, y me apretaba de los brazos. Me llegaba apenas a las rodillas, y tenia un corte en V en el cuello.

-Nirvana, sal ya.

Solté un gruñido, respiré hondo para sumir la barriga y salí del probador.

-¡Un elefante rosa! -Aulló mi hermano menor de 13 años.

-¡Corre Aaron! ¡O va a aplastarnos! -le siguió Zoé con una carcajada. Zoé era mi otro hermano menor de 15 años.

Ambos eran un maldito dolor de cabeza.

Aaron, el más pequeño era de tez blanca, de ojos verdes, cabello rubio y delgado, y el más molestoso, siempre que se le presentaba la oportunidad de molestarme la aprovechaba al máximo.
Y Zoé, era alto, y para acabar con mi autoestima, super delgado, incluso más que Aaron, y moreno, él tenía ojos color café, su cabello era negro y estaba mono, medía al rededor de un metro setenta y cinco.
Ambos se turnaban para joderme la existencia y gastarme bromas todos los días.

Yo, según mi familia, me parecía a Aaron, pues era rubia, tenía los ojos verdes, aunque un poco más obscuros que los de él, nuestra piel era casi del mismo tono, solo que a él se le tornaba rosada y a mí amarilla. Lo sé, es extraño.

Tenía que aceptar que ambos eran guapos, y populares en sus escuelas, todo lo contrario a mí.

-¡Lárguense de aquí, demonios!
Ambos estallaron en carcajadas y salieron corriendo.

-¡Nirvana! No llames así a tus hermanos.

-Mamá, ¿¡Es en serio!?

-A ver, da una vuelta.

La fulminé con la mirada.

-No soy un perro.

-Nirvana. -Sentenció apretando los dientes con una mirada de "comportate y obedece".

Rodé los ojos e hice lo que me ordenó.

-Creo que está algo apretado.

-¿De verdad? -respondí con sarcasmo. -¿Tú crees?

-Entra al probador, ahora te traigo una talla más grande.

-¿Por qué no puedo solo escoger el que más me guste?

-Porque iremos a una fiesta de cumpleaños, no a un funeral ni a una fiesta de brujas.

-¿Qué tiene de malo como me visto?

-Nirvana... -Me dice mi madre amenazante.

Suelto un gruñido y obedezco.

Amaba vestirme con jeans, vans, y camisetas de colores obscuros, los colores pastel no me agradaban tanto, aunque mi color favorito era el verde, no el verde chillante que parecía casi fluorescente, ni el verde obscuro pantano, me gustaba el verde de las hojas de los árboles o el pasto.

A mi madre le parecía que yo debía ser un poco más... "femenina" ya saben, vestidos, tacones de 12 centímetros, maquillaje, pelo peinado, sentarse bien... odiaba todo aquello, tal vez no porque no me gustara, sino porque no toleraba que me dijeran qué hacer. Además, ser común no era mi estilo.

_________________________________________

Bien, primero que nada, esta es una nueva historia que estoy creando, espero que este primer capítulo les haya gustado y sea de su agrado. Me encantaría mucho que comentaran y ya saben, dejaran su estrellita aquí :') me harían tan feliz. Espero que continúen leyendo y la historia les guste.

Oye tú!
Si estás leyendo esto... automáticamente ya te amo! 😂😍 no, en serio. 😌❄

PacienciaWhere stories live. Discover now