—¿Dónde está papá?

—Papi te mando... ¡dos regalos, mami! —saltó Noah y tomó las cajas que tenían sus hermanos sobre las piernas.

—¿Dos regalos? ¿Y dónde está? ¿No viene con ustedes? —preguntó tomando las cajas.

—No. Es de mala suerte mami —respondió pensativo—. Eso dijeron mis hermanas. Ellas lo ayudaron y a nosotros tres. 

—¿Están en la habitación de los chicos? 

Él asintió.

—Vamos a ver los regalos de papi.

Abrió primero la caja pequeña, eran unos pendientes largos y hermosos de oro. La segunda caja la sorprendió un poco más, era un tocado de cadena para su peinado, Elliot lo había visto en una revista de novias que alguna vez vieron juntos y que a Olivia le había encantado por lo que se lo compró.

—¡Papá quédate quieto! —pidió Maureen intentando hacerle el nudo a la corbata de su padre. 

—Parece que fuera la primera vez que te casas —rió Richard—. Ni te sale un nudo de corbata.

—No es la primera vez pero es la primera vez con Olivia. Necesito que todo este perfecto.

—Y lo está —aseguró Kathleen sonriendo—. Tienes una embarazada bastante mandona ahí abajo y también a una abogada que no acepta un no como respuesta, ultimando detalles —añadió refiriéndose a Amanda y a Alex. La primera tenía casi cinco meses de embarazo, el padre era Carisi y por fin él había logrado convencerla para que vivieran juntos.

—Es cierto. Ellas no van a permitir que nada salga mal —murmuró intentando convencerse—. ¿Cómo se ve Olivia? ¿Está feliz? Debe estar hermosa... más que siempre, ¿no? —preguntó dirigiéndose a sus hijas que habían ayudado a Liv con el peinado mientras Alex hacía lo suyo con el maquillaje.

—No vas a tener palabras cuando la veas —respondió Maureen terminando con el nudo de la corbata. Pasó sus manos suavemente por los hombros de su padre acomodando su camisa y tomó la leva de su traje, era color beige al igual que el de Noah y el de Ethan.

—El juez y el...

—Sí, van a llegar a tiempo los dos —lo interrumpió Elizabeth y dejó un beso en su mejilla—. Te ves muy, muy guapo.

—El tocado de Liv... ¿cómo...

—Ya vamos a ayudarle con eso. Tú baja papá y recibe al juez y al sacerdote que deben estar por llegar —dijo Kathleen saliendo de la habitación de Richard y Eli en compañía de sus hermanas.

Olivia había aceptado finalmente que un sacerdote fuera a bendecir su boda, no quería una boda por la iglesia en sí ya que no era muy creyente pero Elliot lo era por lo que estuvo de acuerdo en que lo hicieran.

Kathleen, Maureen, Elizabeth y Alex fueron a la habitación de Liv para ayudarla a que se terminara de arreglar pero ella no estaba ahí, se había pasado al cuarto de los gemelos ya que la habían dejado sola con sus tres hijos. Jugó un poco con ellos y luego de dejar a los bebés en las cunas y a Noah jugando sobre un sofá que había allí, se metió al baño para ponerse el vestido. Las chicas la encontraron antes de infartarse y le ayudaron con el tocado, faltaba poco para que empezara la ceremonia y tenían todo listo. Los invitados también habían llegado y estaban en el jardín.

Los hijos de Elliot ingresaron primero con los gemelos en brazos y se sentaron en las primeras filas. Luego ingresó Noah con una gran sonrisa y la almohadilla donde iban los anillos, estaba feliz de por fin poder hacerlo ya que lo había practicado por meses. Alex y Fin estaban adelante también ya que eran los testigos de la boda.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora