Capítulo 109

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—Chicos, ¿qué tal si hoy pasamos una tarde-noche de abuela y nietos? —preguntó Bernie ganándose la atención de sus nietos—. No paso mucho tiempo con uds y me gustaría disfrutarlo.

—Claro que sí abuela —respondió Eli sin pensarlo.

—Yo quiero abuela —dijo a la vez Noah chapoteando en la piscina ayudado de Richard.

—¿Ya tienes algo en mente, abuela? —preguntó Elizabeth tratando de entender la situación.

—Cena y pijamada en el yate.

—No aquí —quiso confirmar Kathleen y su abuela asintió como respuesta.

—¿Qué me dicen?

Maureen miró a sus hermanos antes de confirmarle a su abuela y ellos solo asintieron, después de todo habían ido hasta allá para pasar tiempo con ella.

—Decimos que sí abuela —sonrió la mayor de los Stabler—, pero antes nos gustaría saber qué estás planeando.

—Una tarde-noche con mis nietos.

—¿A parte de eso? —preguntó Kathleen sin creerse del todo el porqué del plan de su abuela. Bernie miró hacia dentro de la casa y todos entendieron—. Necesitan tiempo a solas. Ahora sí que entendemos y estamos más que de acuerdo —sonrió.

Los mayores entendieron la situación y no hicieron más preguntas delante de los niños. Le hicieron señas a Richard para que se llevara a los más pequeños del otro lado de la piscina mientras las chicas tenían una charla con su abuela. Bernie les explicó que no habían podido ir a su cena para celebrar su aniversario, claro que no profundizó el tema contándoles lo que su hijo le había dicho.

Elliot tenía varios minutos observando a Olivia en la cocina. Ella hbía termibado de hablar con Alex y estaba tomando un yogurt muy lento como si quisiera demorarse en ello el mayor tiempo posible. Él se acercó a ella y la abrazó por detrás muy fuerte.

—Te amo —susurró y besó su sien—. Te estaba extrañando.

—Sólo fueron unos minutos —apretó el abrazo y se movió un poco para ver su rostro—. Sabes que también te amo.

—Me gusta escucharlo.

—Y a mi decirlo.

—¿Cómo está Alex? —preguntó sintiéndola un poco tensa.

—Perfecta. El bebé esta creciendo cada día más y ambos saludables.

—¿Y tú?

Olivia resopló y se levantó de donde estaba sentada para botar la basura. Elliot la miraba atento.

—Estoy bien. No tienes que preguntármelo las 24 horas, Elliot —contestó algo irritada—. ¿Podemos salir? —preguntó más calmada, dándose cuenta de su arrebato.

—Claro.

Estuvieron un par de horas fuera de la casa mientras los chicos jugaban con Elliot. Bernie insistió en preparar el almuerzo por lo que estaba en la cocina, dentro de la casa. Olivia se había acostado en una de las sillas para tomar sol con Oreo en sus piernas, siempre que se cansaba el cachorrito buscaba ese lugar.

Las chicas se cansaron de jugar y se sentaron alrededor de Liv con sus vasos de jugo de naranja que ella misma había sacado. Maureen recordó que el día anterior habían tenido consulta con el doctor y se lo dijo a sus hermanas, todas estaban interesadas en la salud de sus hermanitos y cada semana preguntaban sin falta.

—Liv por casi olvidamos que tenían consulta con el doctor ayer —dijo Kathleen sonriendo—. De hecho Maureen nos recordó —Elliot paró el juego con sus hijos al escuchar lo que había dicho su hija y ver la cara de Olivia.

Reencuentros amorososWhere stories live. Discover now