33

90 40 16
                                    

Mi entusiasmo por volver a casa era inmenso, creí que no podría dormir, los nervios alborotaban mi ser, no me dejaban ni respirar tranquila, me sentía cansada, hasta que quedé dormida

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi entusiasmo por volver a casa era inmenso, creí que no podría dormir, los nervios alborotaban mi ser, no me dejaban ni respirar tranquila, me sentía cansada, hasta que quedé dormida.

Desperté porque un pequeño balanceo me alertó, el coche había parado estando a veinte minutos de nuestra casa, según mi padre había reventado un neumático, llamó al mecánico quien no lo atendió, era temprano aún, tampoco el sol quisiera salir a esas horas, no nos quedó de otra que ir caminando dejando el coche varado allí.

—Quedémonos en aquella cafetería a desayunar algo y luego seguiremos con nuestro camino —sugirió mi padre señalando hacía el lugar que nos mencionaba.

—Yo necesito descansar, papá, iré a casa, los espero allí —insistí con un bostezo osando a salir.

—Está bien, ve a descansar a casa, te llevaremos algunos dulces para que los disfrutes después —oí decir a mi madre mientras agitaba su mano para despedirme.

También lo hacía mi padre abrazándola, nunca los había visto así de felices en mucho tiempo.

Mi equipaje fue mi compañía en ese largo transcurso, el amanecer estaba próximo a apreciarse, lo supe mientras distinguía sus colores asomándose por el horizonte y los pájaros ofrecían su concierto dando la bienvenida al nuevo día.

A lo lejos también pude distinguir algo más, algo que me permitió llorar y salir corriendo a sus brazos junto a su encuentro, él también lo hiso dejando tirado un paquete marrón que supuse era su desayuno.

Como si sólo había vuelto de un viaje de unas semanas, nos abrazamos olvidando días, meses y años que nos separaron, olvidamos el tiempo, aquel que quedó atorado la vez que nos separaron.

Me apretujó fuertemente hacia él levantándome, tan fuerte que sentí que el aire se me escapaba, mi corazón también latía fuerte queriendo salirse de mi pecho y encontrase con el de Matías.

Lloramos abrazados, nos desahogamos, nos extrañamos y nos volvimos a amar una vez más, lentamente se fue despegando de mis brazos para dirigir su mirada a mis labios, estaba sediento por saborearlos, necesitaban encontrarse de nuevo, que se reconocieran.

Colocó una mecha rebelde de mi cabello hacia atrás y luego me atrajo a él rodeando sus brazos por mi cintura, coloqué mis brazos en su cuello hasta que, nuestros labios se reconocieron en un apasionado e intenso beso, su lengua jugueteaba con la mía, estiraba mis labios dándoles pequeños mordiscos haciéndoles parecer placenteros.

Lo que empezó siendo suave y lento terminó siendo algo enloquecedor, desesperado por el tiempo que estuvieron alejados, se unieron todo lo que no pudieron hacerlo en ese tiempo.

Paró por unos momentos para volver a abrazarme y aromatizar mi aroma, acariciaba mi melena suelta, mi frente, mis ojos, mis mejillas, luego bordeaba con ansias mis labios hasta devorarlos con voracidad al punto de hincharlos y dejarlos rojos por el desespero de sus apasionados besos que esperaron lo suficiente como para no aguantarse nada esa vez.

Antes de que amanezcaWhere stories live. Discover now