Capítulo 49: Lost

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-¿Porque has llegado tarde? -Le preguntó su padre sin volverse a ella.

-Ya pasan de las nueve -Secundó su madre.

Ella respiró hondo antes de responder para que su respuesta pudiera ser audible y su tono de voz nada sospechoso. Lo logró.
Artículo un <<Lo siento>> y antes de cualquier otra cosa subió como una flecha hasta su habitación. Apenas hubo cerrado trás ella y de dejó caer por la puerta, apoyando la espalda en ésta.
Lloró una hora más.
Cerró su ventana y soltó la persiana blanca.
Luego se duchó y lloró todavía más, el sonido de la regadera cubría los sonidos de sus sollozos y sus gimoteos, las lágrimas se camuflajeaban con el agua y por alguna razón se sentía mucho más miserable ahí dentro.

Los ojos le picaban y cuando se miró al espejo no se reconoció del todo. Tenía los ojos rojos e hinchados, y la cara muy parecida a un globo rojo. Tenía un aspecto funesto y ella lo sabía. Da Vinci, de un salto subió a su cama y se acurrucó junto a ella, no tenía ánimos para empujarlo y bajarlo, se limitó a abrazarlo y él, muy contento se dejó querer. Parecía que el gato detectaba la tristeza de su dueña.
Conectando los auriculares a su teléfono, seleccionó la lista de música triste de su lista de reproducción y esperó a quedarse dormida.
Nadie podría darse cuenta de lo rota que estaba y ella no sabía qué era peor: que sus padres no detectaron el menor atisbo de tristeza en su voz o que lo hubiesen hecho.

Se sentía tan sola...
Tan engañada...
Tan tonta...
Tan rota...
Tan decepcionada...

Al día siguiente no tenía ánimos de ir a la escuela, ni siquiera quería despertar, quería fundirse en sus sueños donde solo podía percibir el vacío y una sensación de paz y anestecia. Pero su madre no se lo permitió, a las 7 en punto subió a su habitación y la despertó.
Ese junto con el de ayer, eran los peores días de su corta vida.
Cuando se miró al espejo sus ojos seguían un poco rojos, y tenía cientos de legañas al rededor de ellos. Se lavó la cara y se vistió con lo primero que vio a alcancé, ni siquiera se alisó el pelo, tomó su mochila y su móvil y bajó a desayunar. Solo comió una tostada con mermelada y un plátano y eso porque su madre la obligó. Salió de su casa y caminó en dirección a su amigo Richard que estaba esperando el bus, éste no tardó en aparecer. Se sentó en el mismo lugar que ella ocupaba con Zach. De camino lo único que pudo pronunciar a su amigo al ver que seguía insistiendo con ¿qué te hizo ese idiota? Fue:
Me dejó porque solo estaba conmigo porque me parezco a su novia muerta.

Hasta ella se sorprendió de lo tanto que había podido resumir todo aquello.
A richard le hirvió la sangre y soltó un montón de maldiciones e insultos al ex novio de su mejor amiga.

Nirvana ya no lloró, solo contemplaba el paisaje a través de la ventana pensando que hacía un mes ella estaba sentada en ese mismo lugar con Zach a su lado, besándola y abrazandola.

-¿Qué notas de diferente en mí? -Le preguntó a Zach con cierta diversión.

-Uhmm -El muchacho lo pensó un poco. -Nada. Tu cabello sigue igual de largo y despeinado.

Ella se rió y lo animó a que siguiera adivinando. Cuando no tuvo nada que decir y no hubo atinado a nada ella confesó:

-Ya no tengo acné, mi cara está limpia y suave. -Tomó una mano de él y se la pasó por la mejilla.

Él sonrió.

-No me fijo mucho en los detalles de tu piel.

Ella ladeó la boca.

-¿Eso qué quiere decir?

-Pues que te quiero como sea.

Sonrió. Sonrió, después de todo eso había sido una vil mentira que ella se había creído al instante, como todas aquellas palabras bonitas que él le decía.
Pero la sensación de que alguien la quería había sido una de las mejores de su vida.

No vio a Zach al llegar, tal vez ni había asistido a la escuela. ¿Qué importaba ya? No estaría con ella.
Pero su amigo sí lo vio.

-Iré a hacer unas cosas. -Le dijo despidiéndose, ella solo asintió y se encaminó a la entrada del edificio.

Al ver que ella se perdía entre los adolescentes prosiguió a poner en marcha lo que venía planeando desde que vio llorar a su amiga.
Se aproximó a Zach Parrish que apenas aparcaba su auto. Tiró su mochila al suelo y esperó a que bajara, cuando lo hizo se aproximó a él y de un golpe seco lo derribó. Zach había visto que el chico se dirigía a él pero parecía que no pensara que fuera una amenaza.

Por la inercia sus piernas no reaccionaron a tiempo y cayó de espaldas, su mochila salió volando y se llevó una mano a la boca y esta le sangraba. Richard se sacudía la mano, el golpe le había dolido en los nudillos.

Toda la gente que estaba al rededor dejó de hacer lo que estaba haciendo para prestar su completa atención a la escena.

Zach sonrió levemente y se levantó, pero no le atestó el golpe que todos esperaban. No hizo nada, excepto recoger la mochila deslavada azul que había volado unos dos metros lejos.

Desconcertado Richard le gritó unas cuantas palabras.

-¡Por qué no te defiendes? Defiendete idiota.

Pero Zach solo bajó la cabeza.

Richard iracundo por la imagen que aparecía millones de veces en su cabeza de su amiga llorando le atestó un segundo golpe que lo hizo tambalearse, no cayó gracias a su auto del que se sostuvo. Esta vez le abrió una pequeña rajada en la mejilla. Todos los que estaba ahí ahogaron un grito y se oían murmullos por todas partes <<¿por qué no se defiende?>> <<¿No ese el mejor amigo de su novia? <<¡Defiendete Zach!>>

Pero el muchacho no se defendió.

-Sé por qué lo haces -Apuntó Richard, riendo falsamente con la voz cortada y los ojos vidriosos. -Sientes culpa.

Richard sabía perfectamente que Zach no lo golpeaba porque no quería hacerlo, ya había comprobado alguna vez que Zach era igual o hasta más fuerte que él.

Zach lo miró.

-La lastimaste, ¿por qué tenías que usarla de esa manera?

Golpe en la mandíbula. Zach retrocedió atontado. La multitud cada vez se hacía más grande. Increíblemente nadie se acercaba a ayudar al castaño.

-¿Alguna vez la has visto llorar hasta que le falte la respiración?

No se hubo ni bien levantado cuando Richard lo pateaba frenéticamente en el abdomen, Zach gemía con cada golpe y una vez que el otro se detuvo este empezó a toser sangre.

-¡Respóndeme! -Le gritó atestado más golpes en su abdomen.

-No. -Aulló Zach tratando de respirar.

Los golpes pararon.

-Yo sí. -Se respondió.

Richard, medio confundido y lleno de ira no sentía compasión alguna. Se lo tenía bien merecido.

-Al menos... No pudiste... ¿inventar algo menos cruel?

Se acercó listo para golpearlo de nuevo y Zach solo se cubrió la cara, lo que provocó que este se detuviera.

-Por... -respiró con dificultad -Por qué te d-detuviste? -Tosió al finalizar su pregunta y se escuchó una oleada de murmullos de sorpresa.

-Porque... -Se aproximó a él sujetándolo de la camisa -estás casi muriéndote -lo aventó contra su auto y éste quedó manchado por la sangre del muchacho.
Zach lo miró desde el suelo, había caído al no poderse sostener de pie -...y porque sé que no te defenderás.

Y con estas últimas palabras cogió su mochila y desapareció del estacionamiento.

PacienciaOnde histórias criam vida. Descubra agora