5º Curso. Capítulo 12

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Los siete entraron en el castillo con paso cansado, había sido un día muy largo.

—¿Os vais a quedar en la Sala de los Menesteres? —preguntó Snape cerrando las puertas del colegio.

—Si lo que te preocupa es que salgamos de Hogwarts, quédate tranquilo, no asomaremos la nariz a los terrenos —contestó Elyon—. No voy a darte más trabajo.

Snape la miró frunciendo el ceño. Tendría que conformarse con esa respuesta, aunque por una vez, sintió que podía fiarse de ella. Subió las escaleras con paso ligero camino a la Sala de Profesores.

—¿Pero al final vamos o no vamos a la Sala de los Menesteres? —Grace los miró alzando una ceja.

—¿A dónde vamos a ir si no? —sonrió Will.

—Yo me voy a mi Sala Común —se despidió Max con una sonrisa triste.

Ambos hermanos se dieron un abrazo antes de que el chico bajara las escaleras hacia las mazmorras.

✦ ..... ✦ ..... ✦

La única persona que encontró en la sala fue a McGonagall. La mujer estaba sentada en una butaca, tenía los ojos cerrados y apoyaba la cabeza en su mano, recostada en el brazo de la butaca.

—¿Albus ha vuelto? —preguntó el chico acercándose.

—No, está reunido con Fudge y Azrael —suspiró ella con cansancio-¡—. Estará fuera todo el fin de semana. Quiere asegurarse de que el colegio estará bien protegido.

—¿Hay alguna forma de ponerse en contacto con él?

—Supongo que estarán reunidos a puerta cerrada, así que te aconsejo enviarle una lechuza. Pero no te aseguro que pueda leerla enseguida.

Snape torció el gesto con desagrado.

—¿A qué viene tanta urgencia? —le preguntó la mujer preocupada.

—Elyon ha visto a Bellatrix en Hogsmeade.

—¡¿Qué?! —McGonagall se levantó de golpe del sillón— ¿Está segura?

—Ella cree que sí... yo no lo estoy tanto, pero tampoco quiero confiarme. Es de Bellatrix de quién hablamos.

—Mándale ahora mismo esa carta a Albus, yo pondré en sobre aviso a Rosmenta y Aberforth para que tengan los ojos abiertos.

El búho real alzó el vuelo para perderse en el cielo anaranjado. Snape inspiró hondo, pensó que tras enviar la carta su preocupación desaparecería. Pero en vez de eso, esta seguía creciendo, oprimiéndole el estómago. Sentirse así era una verdadera estupidez, se estaba contagiando del miedo de Elyon, y no podía dejar que eso pasara. Por el momento no había encontrado nada que le indicara que algo iba mal, que había un peligro inminente. Aun así no podía evitar estar alerta.

Tras la cena subió a la torre del reloj, y tal y como esperaba, encontró a los dos amigos de Elyon allí. Will estaba sentado en el alfeizar de una de las ventanas, y Lisa se sentaba en su regazo. Ambos se besaban como cualquier pareja adolescente que no llevaba mucho tiempo saliendo. Sus besos y caricias eran torpes y tímidas. Snape negó con la cabeza poniendo los ojos en blanco, y carraspeó al entrar en la estancia. Ambos se pusieron en pie de un salto, como impulsados por un resorte. Lisa se sonrojó sobremanera, y Will se apresuró en limpiarse el carmín que le había dejado su novia en los labios.

—Sólo por esta vez podéis relajaros, no voy a castigaros por estar dándoos el lote aquí arriba, aún no ha empezado el toque de queda —les dijo.

Elyon (Tetralogía)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant