4º Curso. Capítulo 8

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La señora Pomfrey la dejó salir de la enfermería a la hora del desayuno. Lo primero que hizo fue subir a cambiarse de ropa. Llevar esa túnica negra y plata le hacía recordar constantemente lo que había pasado el día anterior. Rebuscó en su baúl y sacó una camiseta de manga corta con cuello de barca y unos pantalones cortos. Cogió una cinta de pelo y la enrolló en su muñeca izquierda para ocultar lo que había tatuado en su antebrazo, que aún seguía amoratado.

Aquella mañana no tenía ganas de hacer nada, ni de ir a leer a la biblioteca, ni de estudiar... pero se forzó a salir a respirar el aire fresco de los terrenos. Se apoyó en una de las paredes del castillo y observó el espléndido paisaje que tenía ante ella.

—¿Ya has conseguido escapar de la enfermería? —le dijo Dumbledore apoyándose en la pared junto a ella.

—He salido antes de que la señora Pomfrey cambiara de opinión —contesto ella sin apartar los ojos del lago.

Dumbledore sonrió fugazmente.

—¿Qué pasó ayer? —preguntó ella.

—Voldemort te encontró, y consiguió entrar en tu mente.

Elyon palideció.

—Voldemort está muerto —intentó convencerse a sí misma.

—Por desgracia no, solo ha desaparecido de escena y esperemos que siga así durante muchos años... o para siempre —aclaró Dumbledore—. Con lo ocurrido nos ha mostrado que aún tiene bastante poder, pero por suerte está débil.

—¿Eso quiere decir que si no llega a estar débil les habría matado? —preguntó asustada.

—Es posible... ahora ya sé por qué te marcó, pero con tiempo y práctica en Oclumancia y Legeremancia no podrá volver a utilizarte —sonrió Dumbledore.

El hecho de que Voldemort siguiera por ahí, aunque estuviera débil, no la tranquilizaba.

—¿Entonces ya ha descubierto por qué me hizo esto? —Elyon se quitó la cinta del pelo del brazo izquierdo.

—Tengo ciertas hipótesis —respondió él cogiendo su brazo—. Como habrás notado, tu Marca no es igual a la de los mortífagos, es ligeramente diferente. Tengo la sensación de que usó esta maldición para asegurarse de que aunque escaparas, siempre supiera dónde encontrarte. Verás, la Marca Tenebrosa que los mortífagos tienen tatuada sirve para que Voldemort pueda llamarlos esté donde esté y que ellos puedan acudir. Estoy seguro que con esto en tu brazo podría saber dónde estás y aparecer en el mismo lugar. La otra diferencia creo que reside en que con esta maldición también puede penetrar en tu mente, puede saber tu estado de ánimo, tus miedos, leer tus recuerdos... o como hizo ayer, controlarte —Dumbledore la miró con preocupación—. Ayer puso a prueba su artimaña, consiguió saber dónde estabas e intentó manipularte.

—¿Pero para qué tantas molestias? ¿Qué quiere de mí? —dijo Elyon con un nudo en el estómago.

—De eso ya no estoy tan seguro —suspiró el director rebuscando algo en su túnica.

—Y por qué será que no le creo... —refunfuñó ella.

El anciano la ignoró y encontró por fin lo que buscaba, y se lo colocó sobre la Marca.

—¿Una muñequera? —Elyon observó cómo Dumbledore cruzaba las cuerdas de esta para ajustársela— Gracias.

—Así no tendrás que preocuparte por si se sube la manga o algo parecido —el anciano le sonrió con cariño.

La muñequera era de piel clara, en el centro llevaba incrustadas piedras de color turquesa a espacios iguales. Los bordes tenían costuras anchas a modo de adorno, y entre estas y las piedras había dibujos ondulantes grabados. Era verdaderamente bonita.

Elyon (Tetralogía)Where stories live. Discover now