5º Curso. Capítulo 11

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Nota Autora: las conversaciones escritas en cursiva son conversaciones en élfico, he tenido que redactarlo así porque no he encontrado ningún traductor y escribirlo con la gramática es increíblemente complicado.

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Apenas sabía cómo había conseguido volver al castillo. Estaba mareado, todo a su alrededor zozobraba, como si estuviera en el interior de un barco sacudido por una tempestad. Veía fragmentos, destellos, de lo que había pasado esa noche. Pañuelos negros, estrellas brillantes, inclinados sobre él, murmurando con voces graves que hacían eco en su cabeza. También veía destellos de momentos pasados, recuerdos que iban y venían.

Caminaba con paso tambaleante, apoyando una mano en la pared solo para asegurarse de que seguía en pie. Al alzar la vista la vio frente a la puerta de su despacho, golpeándola con rabia. Entonces se giró y vio su rostro bañado en lágrimas, contraído por el dolor y la rabia.

—Dime que no tienes nada que ver con esto ¡Por favor! —sollozó ella.

—Lo siento... de verdad —gimió él, intentando enfocar bien su rostro.

Obviamente el ataque se había llevado a cabo, y por desgracia, con mucho éxito, a juzgar por su reacción. Entonces sintió un horrible aguijonazo en la cabeza, se mareó y cayó contra la pared.

Elyon lo vio desplomarse sobre el muro y resbalar hasta el suelo con un gemido de dolor, llevándose las manos a la cabeza.

—¡Snape! —corrió hasta el chico y se arrodilló a su lado, preocupada.

—Llama a Albus... mi cabeza... hay algo... en mi cabeza... sublevados —gimió él, que volvió a encogerse de dolor cuando sintió otro aguijonazo en su cerebro—. Que venga Kove... o Torlok... ¡Sacadlo de mi cabeza!

—Vale... vale —acertó a decir ella—. No te muevas, traeré ayuda.

Salió corriendo escaleras arriba. No estaba segura de encontrar al director tras el ataque al Ministerio, y mucho menos si él acudiría. Se paró un momento para pensar con claridad. Si Dumbledore se había reunido con todos los alumnos que tenían un familiar en el Ministerio, tenía que estar en la Sala de Profesores.

Llamó con nerviosismo a la puerta. McGonagall apareció por ella y la miró con preocupación.

—Necesito al profesor Dumbledore, ahora —se apresuró a decir.

—Elyon... el director está ocupado ahora mismo... —le dijo con calma, tenía los ojos brillantes y tristes.

—Es Snape. Le han hecho algo, en la cabeza. Dice que necesita a Dumbledore, o a Kove o a Torlok. Está muy mal —suplicó ella—. Ha dicho algo de sublevados.

Los ojos de la bruja se abrieron de par en par, y se apresuró en entrar de nuevo en la estancia, dejando la puerta abierta. Elyon vio a muchos de sus compañeros, sus familiares estaban allí y todos lloraban en mayor o menor grado. Localizó a Johnny al final de la sala, llorando amargamente abrazado a su madre. Podía escuchar su llanto desde la puerta, por encima del resto de sus compañeros.

Sintió que algo se le desgarraba por dentro. Ver así a su amigo... tan frágil, llorando sin consuelo mientras sus padres y su hermano intentaban calmarlo también entre lágrimas. Ella empezó a llorar, por él, por todos sus compañeros y sus familias. Tenía el desagradable presentimiento de que era culpable de todo aquel sufrimiento.

—Elyon, llévame hasta el profesor Snape —le dijo el director con urgencia— ¡Elyon!

La joven se giró sobresaltada volviendo a la realidad. Mientras corrían de camino a las mazmorras, el director sacó del interior de su túnica una pequeña moneda de plata, con un agujero en el centro. Se lo acercó a los labios y murmuró algo. Cuando llegaron al despacho de Snape, el chico no estaba.

Elyon (Tetralogía)Where stories live. Discover now