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SERGIO ROGGERS

Felicidad...
Una sola palabra que conlleva a miles más.

Tantos sentimientos resumidos en nueve letras.

Llevo un año con tres meses saliendo con Nicole, los primeros meses era algo simple y plano; sin chiste.
Hasta que mi maldito corazón comenzó a acelerarse cuando la veía, cuando la tocaba y aquel corazón que también se apretaba y se hacía chiquito cuando la veía llorar, sufriendo.

Aquella que sacó ese lado tierno y cursi que sabía que existía, pero que jamás pensé que ella iba a conocer.

No es la primera chica a la mis padres conocen, pero si la primera a la que nunca he negado como novia oficial frente a ellos.

No es la primera con la que duermo, pero si la primera que me hace caer en un sueño tranquilo y profundo porque está a mi lado.

La amo y me siento el hombre más jodidamente feliz de permitirme una relación hermosa como la que tenemos.

No sé qué haría sin esa mujer.

--Hola amor -la saludo depositando un beso en su frente

--Hola cariño -me abraza fuertemente y sé que aspira con ganas mi loción.

--¿Cómo va todo? -Nicole había regresado a su casa hacia tres meses, regreso a la escuela y apresar de que todo parecía como antes. Los primeros días de vuelta en su hogar le estaban costando

--Las cosas están mejorando -respondió sin ánimo y agacho la cabeza

--Nicole, mírame -pedí en tono un poco duro, ella lo hizo. Nuestros ojos se encontraron pero no supe interpretar aquella mirada

--Solo vamos a un lugar tú y yo solos, quiero estar contigo -enterró su cabeza en mi cuello y me abrazó con demasiada fuerza.

La tomé de la mano caminado sin rumbo alguno.

--¿Ya te dije que te amo? -una sonrisa lleno su rostro, se giró hacia mí y me beso.

--Yo también te amo -respondió cuando nos separamos de aquel beso.

--Vamos a los bolos -y antes de darle tiempo a responder comencé a correr con ella tomada de mi mano.

Ambos corriendo como los dos locos enamorados que somos.

--¡Llegamos! -exclamo sonriendo y recuperando el aire

--Apuesto que te gano -la rete, Nicole arqueo una ceja aceptando el reto.

Jugamos a los bolos por 2 horas, y no, no gané.

Tengo que admitir que me deje perdieron porque cuando ella ganaba brincaba y gritaba celebrando su triunfo.

--Vamos a cenar a mi casa -Ella asintió emocionada.

Llegamos a mi casa con comida mexicana, porque somos orgullosamente mexicanos y no, no tenemos bigote.

Nicole y yo cenamos tranquilamente nuestros chilaquiles, y nuestro pozole.
Somos muy tragones ahora que veo toda la comida que hemos pedido.

--Me va a dar el mal del jabalí -Nicole enarca una ceja sin comprender

--¿Que es eso?

--Cuando acabas de comer y tensa mucho sueño

--Yo lo conozco como el mal del puerco no del jabalí

--Es que es lo mismo, pero más fuerte --Nicole suelta una gran carcajada

--Vamos a dormir -ella asiente, parece que somos dos con ese mal.

¡Golpe bajo, preciosa! (En Edición) Where stories live. Discover now