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La sangre brotaba de mis muñecas, esos cortés ardían pero al hacerlo una ola de alivio repentino me había invadido.

Me arregle lo mejor que pude (tuve que usar una camiseta de manga larga) y baje a desayunar.

Mis padres estaban en la sala, con Jaden frente a ellos. Mi hermano lucía muy molesto, sus hombros bajaban y subían violentamente, sus puños estaban apretados a sus costados y me quería atravesar con la mirada.

--¡Eres una mierda! --me grito al tiempo que caminaba hacia mí y me enfrentaba

¿Que se supone que hice?

--Jaden, cálmate -logré articular pues comenzaba a asustarme 

--¿Por qué lo hiciste? ¡Yo no digo las idioteces que tú haces! -¿De qué mierda habla este hombre?

--No sé de qué hablas... -susurro tratando de evitar las lágrimas que amenazan con querer salir.

--Hiciste que mi novia se tratará de suicidar -oh Dios...

--Yo no hice eso, ni siquiera sé quién es tu novia... -mis padres nos miran en silencio, debatiendo sobre los problemas de sus hijos

--Ella sufría anorexia y yo estaba ayudándola. Era su luz ¿Sabes?. Y le dijiste que yo la estaba engañando, que no la quería y que estaba con ella por lastima y para divertirme -ok, ya me perdí muy feo en esa historia.

--Te juro que no tengo idea de lo que estás diciendo -Jaden está a punto de hablar cuando mi padre se interpone entre ambos y se lleva a mi hermano de ahí.

--¡Te odio Nicole! Ojalá jamás hubieras llegado a nuestras vidas, solo viniste a joderlas -siento mi corazón romperse, Jaden me acaba de dar el golpe final.

Mi madre no trató de calmarme, se quedó ahí parada viendo a su hija sufrir, permitiéndome sentirme la más mierda de las personas y dándome su mirada de reproche.
Sé que una parte de ella duda de mí y cree en las palabras de Jaden.

--Mamá, sabes que no sería capaz de eso -ella parece perdida en sus pensamientos.

--Ya no sé qué creer Nikky. Eres mi hija pero últimamente no te conozco -sus ojos se posan en mí con indiferencia.

--¡Es por qué preferiste el dinero que verme crecer! -le grito dolida, sacando por fin todo lo que me había guardado desde niña

--¡Era para que tuvieras todo lo que quisieras! No seas mal agradecida -me grita en el rostro

--Yo no quería lujos, yo quería una madre que me amará y escuchará -sus ojos se cristalizan y sin previo aviso su mano se estampa en mi mejilla, arde como la mierda...

Sin atreverme a mirarla subo a mi habitación.

Las horas pasan, los minutos se vuelven eternos...
Y es aquí cuando quiero escuchar su voz, ver su sonrisa sarcastica y sus rizos despeinados por el viento...
Diablos, cuanto lo extraño.

Quiero golpearme mentalmente por esos pensamientos, puede ser que mientras hacía mi plan contra Sergio, le haya tomado un poco de aprecio.

Y Dylan, mi chico favorito.
A él también lo echaba de menos pero él ya no quería saber nada de mí. Y lo entendía, yo le hacía daño.

No sé en qué momento la casa se quedó tan silenciosa, pero lo odiaba. El silencio me deprimía...

Pensé en llamar a Dylan; él era increíble dando consejos pero por otro lado tenía qué respetar su decisión.
Deseaba con todas mis ganas llamarle a Sergio, pero mi maldito orgullo quería qué él me buscara a mí, que fuera el que necesitaba de mí y no al revés.

Así que no le llamé a nadie...
Me dormí hasta que fueron las 4 de la mañana.
Escuché la puerta de la casa abrirse, supongo que son mis padres.
Pero la curiosidad me gano cuando escuché risitas e intentos de susurros.

Baje despacio tratando de que no me vieran.

Era Jaden, besando y jugueteando con una chica; morena, delgada y de cabello rizado. Pero más ebria que otra cosa.

Estaba por darme la vuelta cuando la chica se quitó la blusa al mismo tiempo que el brasier. Jaden la observó detenidamente y se abalanzó contra ella.
Ok, ví demasiado.

Me di la vuelta para subir pero como la torpeza me define, caí de frente en la escalera, provocando un fuerte ruido.
Sentí un líquido caliente recorrer mis rodillas: sangre.

Trate de levantarme pero el dolor era punzante, entonces Jaden apareció frente a las escaleras, su semblante de pronto se entristeció.

--¿Estás bien? -asentí sorprendida, creí que me gritaría lo torpe que era o se molestaría por haberlo interrumpido con esa chica.

--¿Dónde estabas? --me atreví a preguntar

--Eso no te interesa, vuelve a tu habitación y no molestes -se dió la vuelta y regreso a la sala

Como pude llegue a mi habitación, me metí dentro de los sarapes y me hice bolita bajo ellos, esperando que me calentará hasta quedarme dormida.

Odiaba la lunes porque significaban muchas cosas; el inicio de actividades escolares, que las chicas que creí comenzaban a ser mis amigas me ignoren sin motivos, que mis padres estén todo el día en casa y Jaden se desaparezca.

Por un momento quiero gritar, salir corriendo de aquí, volver a mi antigua ciudad y llamarlo. Necesito escucharlo y que me diga preciosa.

Mi vida era una mierda y vine aquí pensando que eso cambiaría...

Pero mi madre sigue siendo indiferente, papá sigue pegado a sus negocios y Jaden, a él lo perdí.

Mis padres han intentado "prestarme atención" y una parte de mí está feliz por eso. Pero ello piensan que estoy loca y solo quiero llamar la atención así que su mejor idea fue tomar terapia psicológica en familia, o esos eran sus planes porque Jaden se negó.

--Hola Nikky -Agus luce bastante feliz, tan fresco con su camisa azul y su cabello peinado. Su piel blanca resalta  con los colores oscuros que lleva.

--¿Cuando fue la última vez que tomaste el sol? -Agus arquea una ceja extrañado.

--No me gusta el sol -vaya chico raro, yo no lo amo pero a veces es necesario. Te calienta y da un color lindo.

--Deberíamos ir a clases -Agus asiente y me toma de la mano. Antes de que pueda soltarme escucho un ruido que pertenece a una cámara fotográfica.

--Es para el periódico escolar. Felicidades por su relación chicos, recuerden que todo lo subimos a la página del instituto -nos sonrie feliz y emocionada y sin dejarnos hablar se va.

¡Golpe bajo, preciosa! (En Edición) Where stories live. Discover now