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Ahí estaba yo, frente a su casa, con el pulso acelerado y una amargo sabor de boca.
Decidida me arme de valor y caminé hacia su hogar.

Dudé si tocar el timbre, gritarle o entrar. Quiero decir, en otras circunstancias no lo habría hecho, pero tenía un mal presentimiento.

Toque, pero no hubo nada, volví a insistir y nada.

Empuje la puerta y entre, había fotos rotas con el papel desgarrado, los sillones tenían cortés que parecían haber sido con una navaja, pero no se escuchaba nada.

Subí temerosa las escaleras, había dos habitaciones, la primera estaba cerrada y la segunda estaba hecha un desastre. En el piso, en una esquina, estaba Sergio hecho ovillo, con los ojos cerrados.

Me acerqué a él, el olor a alcohol inundó mi nariz, tenía el cabello sucio y sudado.

--Sergio -lo llame varias veces, pero no tuve respuesta.

La desesperación comenzaba a apoderarse de mí, golpee ligeramente su rostro, lo sacudo y le grité. Pero parecía estar inconsciente, o eso esperaba. No me atrevía a tomar su pulso, una parte de mí tenía todas mis esperanzas en que solo estaba desmayo.

Llame a una ambulancia, les di la dirección. Parecía una eternidad y no llegaban, trataba de mover a Sergio, de gritarle o soplarle en el rostro.

La ambulancia llegó y los paramédicos de inmediato lo subieron en camilla a la ambulancia.

--¿Eres su novia? -pregunta el que conduce la ambulancia.

--Mmm... Soy su hermana -miento, no quiero que él sepa que lo ví así y me preocupé por él.

¿Acababa de aceptar que me preocupé por él?

Es normal ¿No? Me hubiera preocupado igual por otra persona.

--Necesitamos que nos acompañes y firmes unas cuantas cosas -me habla el muchacho que comienza a revisar a Sergio.

--Claro, solo que hace tiempo que no vivimos juntos así que puede que haya cosas que yo no sepa -los miró preocupada de que descubran mi mentira, sería difícil de creer que somos hermanos, no somos nada parecidos.

Llegamos al hospital, las enfermeras se encargan de atender a Sergio mientras yo me dirijo a llenar unos papeles.

Después de llenarlos con el nombre de su hermana, y los datos de ella, voy a la habitación donde se encuentra Sergio, hay un doctor examinando.

--¿Eres su familiar? -pregunta tras sus gruesos y grandes lentes, un hombre calvo y vestido de blanco, el doctor.

--Soy su hermana -me presentó, él asiente y revisa su expediente.

--¿Me podrías decir que le pasó?  -sus cejas se elevan y niega con la cabeza.

--No lo sé, cuando yo llegue ya estaba inconsciente

--¿Sabes si tenía problemas? -niego apenada con la cabeza.

--Todo parecía estar bien con él.

--¿Sabias que el chico se hacía daño? --me pregunta serio, me quedo en blanco por un momento.

--¿Se autolesionaba​?

--Eso parece, también sabemos que bebía mucho, ha llegado a consumir drogas y... Parece que ha estado en peleas, ya que presenta moretones.

--Creo que sería mejor que llamara a mi madre, ¿Se pondrá bien?

--Si, está delicado pero fuera de peligro -le sonrió agradecida y salgo de ahí.

Llego a mi casa y para mí suerte mis padres han salido.

--¿Cómo te fue con tu hombre? -pregunta burlón Jaden, mirándome divertido mientras le da una mordida a su manzana.

--Sergio... -y antes de que pueda terminar de hablar mis ojos se hunden y mi voz se rompe

--Mierda ¿Todo bien con ese imbécil? ¿Te hizo daño? --me abraza, niego con la cabeza y Jaden me lleva a mí habitación.

--Ahora está en el hospital, se hizo daño Jaden -asiento un nudo en la garganta al contárselo a mi hermano.

--¿Qué pasó exactamente?

--Llegué a su casa y cuando entre lo encontré en una habitación, inconsciente y oliendo a alcohol.

--Te dije que ese chico te iba a traer problemas, pero bueno... Ya te tiene -lo miro extrañada

--¿De qué hablas?

--Hablo de que ese chico te importa de verdad, fuiste hasta su casa porque te preocupaba. Empezaste jugando y te terminaste enamorando... - una risita burlona sale de su garganta, le lanzó una almohada enojada.

--A mí no me importa Sergio, no estoy enamorada de él y nunca lo estaré. Simplemente me preocupé por él como lo haría por cualquier... Conocido --Jaden asiente sonriendo de lado, sé que no me cree.

--¿Y a pesar de cómo lo viste, piensas seguir con tu plan de romperle el corazón? --no me había detenido a pensar en eso.

--Si -respondo, dudando pero sin descartar mis planes.

El timbre de la puerta suena, Jaden baja.

--¡Es Dylan! -grito desde abajo mi hermano. Mierda había olvidado por completo a Dylan.

Cansada bajo, quiero decirle cualquier cosa para que se vaya, inventarle cualquier pretexto. Pero no puedo, no cuando lo veo con su tierna ropa, su radiante sonrisa y ese gran ramo de rosas en sus manos.

--Hola Nikky -me saluda tímido, un ligero rubor cubre sus mejillas, es el chico más tierno.

--Hola Dylan -una sonrisa aparece en mis labios, no me sorprendería estar sonrojada.

--Vamos a hacer el trabajo -sonrie más confiado, creo que sabe la reacción que tiene en mí.

Está tarde va a ser muy interesante.

¡Golpe bajo, preciosa! (En Edición) Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu