Si hablamos de pertenencias, quiero ser tuyo y de nadie mas.
Si hablamos de compañias, quiero estar contigo y con nadie mas.
Si hablamos de sentimientos, te los entrego a ti, a nadie mas.
Estaba nevando y todo estaba casi cubierto de nieve.
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Era una vista bellísima de ver, y podría estar así horas pero la erección que tenía estaba palpitando debajo de sus boxers para que le den atención. Y la verdad que no quería darse una ducha fría.
Suspiro caminando fuera de la habitación mientras se refregaba uno de los ojos.
-Buenos días, John.
-Buenos días, Isaac.
Cuando ambos estaban a cinco pasos de distancia el otro, pararon en seco horrorizados.
Si, porque Isaac estaba semidesnudo y con una erección más que notable entre las piernas mientras salía de la habitación de su niño.
Si, porque John estaba comiendo una dona llena de glaseado de chocolate y crema.
Ambos se miraron con los ojos bien abiertos, y John trago la dona que tenía en la boca lentamente. Si su hijo se enteraba, viviría de verduras para toda la vida.
Isaac rápidamente se cubrió la entrepierna con la ropa que tenía en las manos mientras las mejillas se le teñían de rojo.
-Te propongo algo- le dijo John, mirando hacia la escalera para ver qué Stiles no esté cerca.- Haremos como que esto nunca paso, ¿que te parece?
-Me parece perfecto.- admitió sonrojado, y huyó como un orgulloso cobarde hacia el baño.
Apoyo la espalda contra la puerta con una expresión horrorizada.
-Me has traicionado.- hablo hacia abajo, mirando su miembro que levantaba sus boxers como una tienda de campaña.
Abrió el agua del grifo que rápidamente comenzó a echar vapor por la temperatura alta. Cerró los ojos cuando sintió el agua chocando contra su piel y hecho su cabeza hacia atrás, llevando su propia mano a su miembro bien despierto. Lo acarició lentamente, primero empezando por la punta del glande para luego deslizarla por toda su extensión.
Se masturbo pensando en Stiles, pensando que cada caricia que se daba a si mismo era brindada por el humano. No tardó en llegar al orgasmo, ya que con solo pensar en Stiles podría correrse. Gimió apoyando una de sus manos sobre la pared cuando sus piernas temblaron ante los espasmos.
Stiles no podrá caminar mañana, de eso estaba seguro.
(...)
Salió de la habitación de Stiles, la cual ya prácticamente era de ambos, ya vestido y seco. Solo tenía puestos unos pantalones de deporte negros que probablemente luego se quitaría porque no le gustaba andar muy vestido cuando estaba en casa. Y no es que sus ropas durarán mucho tiempo puestas cuando él y Stiles estaban solos.
Llegó a la cocina y el aroma a waffles y torta le pegó en la cara. Ronroneo como un gato, viendo al castaño decorando las galletas de navidad. Cuando vio al lobo entrar en la habitación, rápidamente dejo el glaseado en la mesa y corrió a sus brazos sonriendo.
