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17 de diciembre. El día del funeral de su madre.

Toda la manada se encontraba acompañando a su humano favorito, haciendole compañía en silencio mientras cruzaban las puertas del cementerio.

Vestidos de negro y todos con una flor en su mano. En silencio. Respetando el dolor inevitable, pero proporcionando el apoyo necesitado.

El castaño estaba serio y rígido, con la mirada algo perdida. Sus músculos tensos y sus ojos dolidos.

A todos los mataba aquella imagen, pero era mejor solo no decir nada. Recibió un abrazo de cada miembro de la manada pero sin palabras. Y estaba bien. Las palabras no podrían significar nada en estos momentos.

Isaac estaba a su derecha, entrelazando su mano. Scott a su izquierda con una mano en su espalda, acariciandola. La manada estaba a sus costados.

El cielo era gris, lleno de nubes negras siendo el rastro de la tormenta de hace dos días. No había viento, pero el aire era fresco a pesar de estar en verano.

Claudia Stillinski

1969-2007

Amada madre y esposa

El castaño suspiro sintiendo las lágrimas escocer en sus ojos y soltó la mano de Isaac para darle una mirada agradecida dejándole a entender que solo Scott iría con el.

Scott estuvo en cada uno de sus funerales, acompañándolo y ayudándolo a cada segundo. Por el momento, solo lo quería a el.

Ambos se acercaron a aquella lápida y Scott dejo un ramo de rosas con suavidad sobre el pasto seguido de Stiles, que dejo tres jazmines, las flores favoritas de su madre.

-Hola mama- murmuró mientras dejaba sus rodillas en el suelo y miraba las flores dejando escapar sus lagrimas- vine con mi manada, espero que no te moleste. Si los conocieras, se que te agradarían. Ellos son muy buenos, los mejores- sonrió y relamio sus labios- papá vendrá más tarde y estaré con el, te extraña mucho. Y te sigue amando. Y yo también, te amo y te extraño- sollozo- y se que te digo esto todos los años, pero es verdad. Te necesito. Y quiero que estés conmigo como nada en el mundo. No sabes cuánto quiero verte de nuevo y ayudarte a llenar la casa de jazmines o llevarle juntos la comida a papá. Lo que daría por verte una vez más y poder decirte todo lo que no pude ese dia- cerro sus ojos permitiendo que gruesas lágrimas resbalaran por sus mejillas- todas las noches me pregunto ¿por que tu?. Yo y papá te necesitábamos, y te necesitamos. Queremos que estés con nosotros, como en los viejos tiempos- suspiro mordiendo su labio- quiero pedirte perdón, por todas las estupideces que hice, perdón por no poder demostrarte ese día todo lo que te amaba. Pero estaba tan asustado, y tan renegado a dejarte ir. Pensé que...- un sollozo escapo- pensé que habría más tiempo. Y lo siento, siento no haber sido el hijo que esperabas y no haberme despedido de ti como tú hubieses querido. Perdón por ponerme de esta manera cada año, se que no te gusta verme así. Pero me duele no tenerte aquí conmigo.- volvió a suspirar y espero unos segundos- pero yo se, que estás en un lugar mejor. Que ya no sufres con todos esos medicamentos y tratamientos. Que ahora eres libre y estas en paz. Se que eres el ángel más hermoso del cielo- acarició la flor por una última vez- Te amo, mamá.

Un ráfaga de viento hizo que alguno de sus cabellos volaran y cerro sus ojos un momento, sintiendo el aire cálido viajar por todo su cuerpo.

Casi podía sentir el aroma de su madre a su lado. Porque ella siempre estaria con el, siempre. Aunque no pueda verla, ella está allí.

Scott acarició su espalda con cariño y ojimiel lo miro desde abajo asintiendo con la cabeza para luego levantarce y abrazarlo con todas sus fuerzas.

La manada no podía estar más conmovida. Cada miembro de ella había llorado como nunca. Podian sentir el dolor del castaño, y les era imposible no pensar en sus madres. En el dolor que el sintió al perderla.

Inclusive Boyd-soy-super-macho-y-nunca-lloro había derramado algunas lágrimas.

Luego de separarse del abrazo de su mejor amigo se secó las lágrimas y la manada pudo dejar las flores sobre el pasto, mientras Isaac rodeaba a Stiles con sus brazos, protegiéndolo y cuidándolo, tratando de aliviar su dolor.

Entrelazó su mano con la del ojimiel nuevamente, y este subió la mirada hasta dar con sus ojos. Esos grandes y tiernos ojos whisky lo miraban con agradecimiento y dolor.

Dejo un beso sobre su frente y su chico enterró el rostro sobre su cuello, hasta que todo terminó.

《Sentimientos》StisaacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora