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Cuando sintió que las piernas comenzaban a dolerle a causa de tantas horas en la piscina, volvió a salir a la superficie. Salió del agua con una sonrisa que dejaría al sol cegado y se sentó sobre una de las rocas más altas, para luego tomar su ropa y dejarla a un lado. El sol era cálido e hizo que su cuerpo elevará temperatura en solo unos minutos.

Estaba totalmente en paz.

Lo único que podía escucharse eran los animales rondando por ahí, los pájaros cantando, los peces chapoteando y si ponías atención podías oír el viento chocar contra las hojas, meneándolas de una forma exótica.

Hundió los pies en el agua, riendo cuando los peces daban besitos en sus pies para intentar saber que era lo que estaban tocando.

Chillo del susto cuando algo peludo tocó su espalda y los peces nadaron rápidamente lejos de él, haciendo que un puchero se formara en sus labios.

Giró la cabeza y pudo ver una gran y esponjosa bola de pelos a su lado, con una nariz chula y redondita y orejas largas.

-Que cosa más peludita.- dijo enternecido, tomando al conejo entre sus manos- pup.- dijo tocando su rabo redondo y esponjoso.

Miro al conejo con ternura, y si, era hembra. La tomo con delicadeza y acarició su pelaje totalmente blanco y sedoso. Sus ojos eran redondos y negros, que lo miraban con curiosidad. Su nariz se movía de un lado a otro, y sus patas eran suavecitas. Era muy pequeña, seguramente estaba sola.

-Me encantaría llevarte a casa, pero no quiero tenerte en una jaula.- le dijo con pena, y el animal se puso a olisquear su cabello.

Miro la hora en su celular y la marcaban las seis de la tarde. El sol comenzaba a bajar y la temperatura a descender.

-Tengo que irme, peludita.- le dijo dejándola en el pasto, con añoranza. Se puso su ropa rápidamente y comenzó a caminar por el sendero que dirigía a la ruta. Y bueno, desde ahí tendría que caminar hasta que tenga señal para un taxi.

Cuando estaba a mitad del camino sintió un ruido detrás de el, su primer instinto fue correr, pero se tranquilizó cuando la pequeña bola de pelos saltaba con sus pequeñas patitas hacia el.

-¿Quieres venirte conmigo a casa?- le pregunto mirando sus ojos, y si, era muy mona.- De acuerdo, te llevaré, y haré una enorme casita para ti. ¿Que te parece? Estarás en el patio y será todo tuyo, para que no extrañes el bosque. Pero si lo extrañas me avisas, eh.

Si, sentía estúpido hablando con una conejo, pero que importaba.

Siguió caminando hasta que llego al asfalto, y un coche gris muy moderno estaba esperándolo. Cuando la ventanilla del auto bajo, sonrió.

-Hola, ricitos.- saludo, dejando a ver sus hoyuelos. .

-Hola bombón, ¿te llevo?- pregunto con altanería, dejando a ver esa perfecta sonrisa mientras esos lentes de sol negros lo hacían lucir más sexy de lo que ya era.

-Mmm...nah, esperaré a un taxi.

-Sube.- le dijo riendo, abriendo la puerta del copiloto.

Stiles se carcajeo y subió, colocando al conejo en sus piernas.

-¿Y a quien tenemos aquí?- dijo el ojiazul, acariciando la cabeza del conejo.

-Mi próxima hija.- dijo en forma de burla, y no se dio cuenta de cómo las mejillas de Isaac se encendieron en rojo.- el es papá Isaac. Parece un idiota, pero es buena gente.

-¡Stiles!- se quejo riendo, mientras dejaba de tocar al animal. Subió su mano y le acarició la mejilla con su pulgar, sintiéndola cálida.

No sabía porque, pero Isaac era el único que podía tocarlo de esa manera tan intima sin que sufra un puto ataque.

-¿Podemos pasar por la veterinaria? Tengo que comprarle un par de cosas.

Isaac asintió, y no quiso preguntar nada.










(...)















-Ha quedado muy bien.- halago Isaac, viendo el pequeño terreno.

Había hecho una pequeña cerquita blanca que ocupaba casi la mitad del patio para que el conejo no se escape. Adentro tenía una botellita de agua y comida especial para el animal. Tenía una pequeña casa y arbustos para que pudiese jugar donde quiera. Obviamente la llevarían al bosque cada vez que vayan, pero ella estaba pegada a el como una solapa.

-Es muy mona, ¿no es cierto?- pregunto Stiles viéndola como daba pequeños saltitos de un lado a otro.

Isaac asintió, pasándole los brazos por la cintura lentamente para que el castaño pueda sentir su movimiento sin asustarse, y le beso el cabello.

-Es un buen comienzo de entrenamiento para ser padres.- río, y Stiles giro el cuello para besarle la barbilla.

-Creo que los niños son más complicados que un conejo.

-Eso ya lo veremos.

Tiro de el suavemente para que entren a la casa y fueron directamente hacia la cocina. Isaac fue hacia la cafetera, y el olor a café rápidamente inundó el lugar. Y él tuvo un recuerdo.

-Isaac, oh dios, más rápido.- gimió, enterrando sus uñas en los hombros del nombrado, quién jadeaba en su oído.

-Estas muy apretado.- gimió torcida mente cuando intento reír, tomándole de las caderas con más firmeza.

-O tu estás muy grande.- gruño, y un grito de placer se le escapó cuando toco ese irresistible punto en su interior.

-Ambos.- dijo con gracia.

-Presumido.- le dijo, y posó sus labios en el lóbulo de su oreja, mordisqueándola.

Apoyo las manos firmemente sobre la mesada de la cocina, apretando el borde intentado buscar estabilidad a la vez que la estocadas aumentaban. Abrió más sus piernas y rió.

-Te has olvidado el café.- murmuró jadeante, sintiendo el perfecto aroma.

-Puede esperar.- musito besándole.

Despertó de su ensoñación cuando los dedos de Isaac chasqueaban frente a sus ojos.

-Te has quedado tildado.- le dijo dándole un beso en la punta de la nariz, mientras le tendía una taza de café.

-Oh, lo siento.- musitó y las mejillas se le encendieron como un árbol de navidad.

-Y te has puesto colorado.- le dijo sonriendo.- muy colorado.

-Ya.- murmuró, dándole un sorbo a su taza.

Se quedaron en silencio un rato. No era uno incómodo, sino tranquilizador. Cada uno con su café, cada tanto dándose el uno al otro una miradita, y evitándolas como dos niñitos enamorados.

Acabo cuando Isaac le tomo la mano, mirándolo directamente a los ojos.

-Sabes que estoy aquí para lo que sea que necesites

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-Sabes que estoy aquí para lo que sea que necesites.- le dijo con un tono comprensivo, y cariñoso.- lo que sea.

Apretó su mano un poco más.

-Lose.- respondió.

Pero no quería hablar de lo que había sucedido hoy. Solo quería olvidarlo.













(...)







Desperto cuando sintió como raguñaban su espalda y abrió los ojos como platos rápidamente, escuchando el rápido latido de un corazón. Stiles se estaba retorciendo en la cama, apretando las sábanas entre sus dedos mientras su respiración se escuchaba por toda la habitación.

-No no no no no.- murmuró el castaño entre sueños, negando con la cabeza violentamente.

-¡Despierta, Stiles!- grito alarmado, sacudiendolo de los hombros.- ¡Stiles!

Y gritó. Abrió los ojos de par en par gritando como si le estuviesen arrancado el corazón con las lágrimas amenazando con salir.

-Eh, eh, no pasa nada. No pasa nada. Estoy aquí. Tranquilo.- le dijo abrazándolo y apretándolo contra su cuerpo.

-Parecia real.- murmuró, derramando una lagrima contra su hombro.

-Pero no lo era.- le dijo acunando su rostro entre sus manos- no lo era. El ya no puede hacerte daño, nadie más a volver a hacerte daño.

Volvió a abrazarle, mientras hundía sus dedos en las hebras de su cabello con cariño, intentando tranquilizar su desbocado corazón.

-No era real, mí amor. No era real. Estás a salvo.- prometió, pegándolo a el.














WENOOO, algún día dejaré de escribir cosas sad.

...

No mentira. Eso no va a pasar. We all know that.

Fue cortito, pero quería darles un capítulo chulo por la tardanza.

¿Que les pareció mis preciosos/as?

Los amo💜

《Sentimientos》StisaacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora