16. Romperme la nariz me muestra la realidad

Comenzar desde el principio
                                    

-¿Qué cosa? –pregunté. ¡Pero no había hecho nada!

-Si te sangra la nariz, no debes echar la cabeza hacia atrás porque puede hacer que la sangre pase por la faringe y esto va a provocar vómitos o coágulos, que podrían llegar a las vías respiratorias. Lo que debe hacerse es inclinar la cabeza hacia adelante, tapar la nariz y respirar por la boca –me explicó mientras hacía esto último.

Tanto Jake y yo nos quedamos boquiabiertos al oírla decir eso, claro, sí, sabía lo asombrosa que se había vuelto en todo esto de la medicina y eso, pero escucharla hablar así y verla preocuparse de esta manera por la gente hacía que se viera incluso más linda.

-Te has roto la nariz –indicó, palpándola cuidadosamente.

-Lo siento. –murmuró Jake, de nuevo.

-Y-yo… -seguía pensando en lo que había dicho para mí mismo, segundos atrás. Cuando caí en la cuenta de lo que ella me había dicho- ¿Puedes arreglarla?

Ella se echó a reír.

-Eso sería algo que yo tendría que decirte a ti, ¿no te parece? Tú eres el que arregla, yo sólo curo –sonrió, y yo sonreí a su vez.- Bueno, es difícil decirlo, si se tratase de otro hueso, por ejemplo el fémur, sería bastante complicado hacerlo de inmediato, imposible creo. Para tu buena fortuna, las narices son mucho más simples que eso, pero sigue tratándose de un hueso –suspiró- Intentaré curarla ahora, y en su defecto, sanará en un par de días. No podré hacer más que eso.

-Es más que suficiente que aceleres al proceso, gracias. –le sonreí ampliamente.

-Eh… yo esperaré afuera –comentó Jake algo decepcionado, y se fue rápidamente.

-¿Dije algo malo? –preguntó sorprendida, mirando hacia la puerta.

-Eres una tonta, hasta yo me doy cuenta que lo traes loco –dije, pero al instante me arrepentí. ¿Qué pasaría si ella siente lo mismo? ¿Y si los dos se gustan y terminan juntos? Bueno, cálmate Leo.

-¿De verdad? –me preguntó bastante sorprendida.

-Sí, ¿él te gusta? –pregunté, pero me arrepentí al instante.

-Es lindo –admitió encogiéndose de hombros- Pero no he hablado mucho con él, no puede gustarme alguien sin conocerlo.

-Ah –dije, no quería admitirlo en voz alta, pero eso me reconfortaba un poco.

Enarcó una ceja, y a continuación ajustó más su coleta y puso detrás de su oreja un mechón de cabello que no se podía atar.

-Muy bien, voy a tratar de curarte instantáneamente, ¿sí? Cómo yo hice aquella vez en el bosque, cuando te mostré mis poderes –sonrió- No te va a doler, no te preocupes, sentirás un cosquilleo como mucho.

Asentí y ella puso su mano izquierda sobre mi nariz, y cerró los ojos, frunció el ceño y se las arregló para que también entre su otra mano, y juro que durante unos segundos, pude notar sus manos temblar. Luego de lo que a mi parecer fueron horas, pero como mucho habrán sido dos minutos, abrió los ojos y sonrió, luego retiró las manos y se sentó en una silla que estaba al lado de la cama.

-Lo logré –suspiró- No me equivocaba, volver a unir un hueso es más difícil y ocupa más tiempo y energía que cualquier otra herida, al menos de las que he curado hasta ahora.

-Pero si has tardado dos minutos –me asombré, ¿eso suponía mucho tiempo?

-Si lo ves de esa manera es poco, sí –admitió- Pero comparándolo con una herida de cuchillo o algo por el estilo, tardo veinte segundos si es muy profunda, como mucho.

-Ya.

-Estoy agotada –resopló- Eso demuestra que debo entrenarme más, si alguien se fractura un fémur o algún otro hueso más grande terminaré desmayada, o peor aún, tardaré media hora, o incluso más en curarlos.

-Eh, si te agotó tanto no debías molestarte en volver a unir el hueso, Al –le dije poniendo una mano en su hombro. Ella estaba sentada en la silla, y yo en el borde de la cama, me miró a los ojos.- Con sólo acelerar el proceso era suficiente.

-Lo sé, pero para empezar yo te dejé sólo aquí, y esto no hubiera pasado –admitió, algo avergonzada.

-Nah, no te hagas drama por eso. Tranquila.

-Ya que sacamos el tema… quería disculparme –pronunció despacio.

-¿Por qué?

-Por cuestionar tu amistad con Olivia, hoy hablé con ella, y aunque no haya resultado muy agradable, es cosa tuya si es tu amiga o no, no debí entrometerme, y mucho menos molestarme por eso. Lo siento –dijo y se quedó mirándome, expectante.

-No pasa nada –le sonreí, y ella me devolvió la sonrisa.

Lo siguiente fue alrededor de un minuto de un incómodo silencio, hasta que la caracola indicando la cena, interrumpió… nada, porque ni siquiera estábamos hablando, demonios.

-Será mejor que te vayas a cenar –dijo levantándose.

-¿Y qué hay de ti? –pregunté mientras me bajaba de la cama.

-Paso. Iré a dormir directamente, estoy muy cansada –forzó una sonrisa.

-¿Quieres que te acompañe hasta tu cabaña? –ofrecí.

-No te preocupes, no quiero que llegues tarde –me miró, dudosa y luego me dio un beso en la mejilla- Adiós –la vi alejarse, pero luego de caminar unos diez metros, se dio la vuelta, y al comprobar que seguía observándola, sonrió ampliamente.

Creo que fue ese momento en el que me di cuenta que Alice Harries estaba todo el tiempo en mis pensamientos.

 Y aquello me gustaba.

Fix Me {Leo Valdez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora