–¡oye!–no pude evitar reírme sonoramente–. Estás buscando que te asesine, pequeño duende.–
–¿a si? Pues extrañarás demasiado a este pequeño duende.–exclamé mientras lo ayudaba a limpiarse la cara.
–Bueno, en eso tienes razón... ¿Qué se supone que haré ahora cuando sea medianoche? Era tradición que a esa hora vaya a tu casa y brindemos con una copa de jugo de naranja.–
–Supongo que tendrás que brindar con tu abuelo.–
–Si mi abuelo llega a tomar una sola gota de jugo de naranja, pasará navidad y año nuevo en el baño.–
–¡eres un asqueroso!–exclamé empujándolo entre risas.
–Pero ya, en serio.–se detuvo para mirarme seriamente–. Será horrible pasar las fiestas sin... la persona que más amo aquí, conmigo.–abrí los ojos sorprendida, al mismo tiempo que mis labios formaban una amplia sonrisa.
–Mike Hanlon, ¿estás queriendo decirme que...-
–¿que te amo? Sí, completamente.–
Casi por impulso, llevé mis manos a sus mejillas, pero cuando planeaba besarlo, me detuvo.
–¿qué sucede?–levantó su dedo índice, indicándome que lo esperara.
–¡Eddie, tráelo!–
Miré confundida como el mencionado aparecía desde detrás de unos arbustos y se acercaba a nosotros.
–Veo que las cosas salieron perfectas por aquí.–dijo sonriente mientras le tendía algo a Mike y desaparecía rápidamente del lugar.
–Dime que el pobre no estuvo todo este tiempo detrás de esos arbustos, sí sabe que son venenosos ¿verdad?–exclamé señalando las plantas por las cuales apareció el chico.
–Creo que se dará cuenta en unos minutos, como sea...–Mike me mostró qué fue lo que Eddie le había dado, se trataba de un muérdago–. Si vas a darme un beso en víspera de navidad, quiero que sea como la tradición lo dicta.–
El chico puso el pequeño ramillete sobre nosotros, mientras se acercaba lentamente a mi rostro.
–Eres un bobo...–solté entre risas mientras eliminaba la distancia entre ambos y lo besaba con ternura.
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☃️
Bill: *el horripilante frío que hacía afuera nos mantenía prácticamente encerrados en nuestro "nidito de amor". La situación ya era algo complicada por el clima y, para empeorar las cosas, la electricidad se había ido*
–Genial, pasaremos la navidad congelados y a oscuras.–exclamé sumamente enojada mientras me sentaba en el sofá.
–Linda, no seas tan negativa.–Bill apareció con algo de leña y la arrojó a la chimenea, para luego encenderla con algo de papel y un encendedor–. Tal vez no tengamos electricidad, pero al menos estaremos calentitos.–sonreí ampliamente, pues Bill siempre encontraba la manera de calmar mis nervios.
