Olivia escuchaba atenta a su hijo mientras comían y ayudaba a su hijo a comer ya que este se lo había pedido.

—Mami...

—Dime cariño —sonrió, quedándose con una cuchara con arroz y puré en su mano.

—No fuiste por mí hoy y quería contarte y a papi —ladeó su cabeza y Liv dejó la cuchara en el plato.

—Papi estaba en la calle y yo aquí. Si me venía a ver para luego ir por ti a la escuela llegábamos tarde —acarició su mejilla—, pero ya estás aquí y me estás contando...

—Pero papi no —se quejó mirando hacia la escalera—. No me gusta esa señora. Me miró feo y quería dejarme en casa.

Olivia resopló y justo subía Elliot con su almuerzo.

—¿De qué hablaban? —preguntó él al escucharlos callarse cuando se acercó.

—Le estaba por decir a nuestro hijo que nunca más esa señora iría por él a la escuela —sonrió a su pequeño y él asintió feliz.

—¿Qué señora? 

—La única señora con la que fuiste a ver a  nuestro hijo y luego a nuestra casa —contestó seria—. ¿Vienes por el postre? —preguntó mirando la bolsa que había bajado minutos antes. 

—No. Vengo a almorzar con el amor de mi vida y mis hijos —respondió acercando su mano a la barriga de ella.

—¡Sí! —gritó Noah—. Así te puedo contar de la obra, papi.

—¿El caso? 

—Los chicos me cubrirán unos minutos —sonrió y le guiñó un ojo.

Estuvieron almorzando y conversando cerca de una hora. Cuando bajaron Amanda los esperaba para informarles que iría con Morales para que trabajara con el rostro de la persona que ayudó a la víctima a llegar al hospital, era una mujer de color pero no se distinguía muy bien su rostro. La calidad del video no era muy buena pero era lo que tenían por el momento.

Olivia dejó a Noah en su oficina, haciendo la tarea y salió a ayudar en el caso. Noah salía cada cierto tiempo a preguntar algo pero nunca haciendo un gran escándalo, ni se sentía la presencia del niño en la unidad. 

—¡Alex! ¡Dios! ¿Hace cuánto que no te veo? —preguntó tomando sus manos y alejándola para observarla, usaba un vestido azul materno que hacía notar su barriga.

—No mucho —sonrió y la abrazó—. Es sólo que crezco a velocidad luz. Te ves hermosa.

—Gracias. Tú igual. 

—¿Sólo entre embarazadas se aceptan los cumplidos? —preguntó Elliot acercándose a saludar a la rubia—. Haberlo dicho antes —rió y Olivia golpeó su hombro.

—Seguro no ayudaste mucho con la ropa hoy, Elliot.

—No me dejan ayudar mucho que digamos —murmuró haciéndola reír—. ¿A qué debemos su visita, abogada? 

—Tengo el resto de la tarde libre. Vine a visitarlos y a recordarte que mañana tienes que estar a primera hora en la corte. 

—El caso Martin. 

—¡Exacto!

—¡Tía! —gritó Noah cuando salió de la oficina de su madre y vio a la rubia ahí. Corrió hasta ella y abrazó sus piernas.

—Pero miren quién está aquí, mi sobrino favorito —se agachó un poco para cargarlo—. ¿Qué haces aquí, cariño?

—Alex...

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora